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Londres, dispuesta a desentenderse del conflicto en la Leyland

Juan Cruz

El Gobierno británico abandonará a su suerte a la compañía automovilística British Leyland si los empleados y la dirección no encuentran una fórmula para resolver la huelga que afecta gravemente a las cadenas de producción de la empresa, anunció ayer en el Parlamento el ministro de Industria, Eric Varley. Leyland depende del Estado desde 1975.La amenaza de Varley, que no especificó quiénes eran los culpables de la disputa, se produjo al principio de un debate parlamentario de emergencia convocado por diputados de todos los partidos para estudiar la situación. El ministro de Industria dijo en el curso del mismo debate que si la huelga no termina en los próximos días, la British Leyland tendrá que cambiar radicalmente sus presupuestos y miles de trabajadores podrían resultar desempleados. En este momento, la huelga de 3.000 fabricantes de herramientas mantiene fuera de su trabajo a cerca de 31.000 empleados de la compañía.

La de Varley ha sido la última palabra del Gobierno sobre el caso que afecta a British Leyland donde ha habido huelgas de un signo u otro desde el pasado verano.

La empresa todavía espera que el Sindicato de Mecánicos pueda resolver la cuestión. Ayer, en un último intento, fue requerida la ayuda de Scanlon, el líder de ese sector sindical, cuyos representantes han sido rechazados recientemente por los trabajadores en huelga corno posibles representantes suyos. Los huelguistas consideran que mientras han planteado sus reivindicaciones de forma aceptable para la empresa, los sindicatos no defendieron sus intereses. Ahora tampoco aceptan intermediarios en sus negociaciones. Los obreros no piden un aumento salarial concreto, sino la consideración de las diferenciales que corresponden a cada categoría laboral.

En un intento de replicar a los trabajadores, el primer ministro, Callaghan, ha dicho que la reivindicación es digna de tenerse en cuenta, «pero la diferencia real que existe en el mundo laboral en este momento es la que hay entre un hombre sin trabajo y uno con un empleo».

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