Eros y Tanata, bajo mínimos

Conozco el texto de Eros y Tanatos de Gregorio Parra, publicado por la editorial Fragua, que es un proyecto defectuoso, pero sincero y honesto. He leído lo que declaró a este peródico José Antonio Barrero, director: «La obra se basa en un libro de Gregorio Parra, al que hemos dado la vuelta completamente.» He visto, finalmente, el espectáculo Eros y Tanata, que se presenta en el teatro Lara.Todavía no me he repuesto. Creí estar curado de muchos espantos, pero, por lo visto, no era así. Los señores Barrero-Mariné-Oviedo, como autores; Bairrero-Mariné, como directores; Valencia, como decorador; Mariné, como músico; y Chelo Vivares, Agata Lys, Susan Smith, Javier Rivera, Víctor Valverde, Alfredo Alba y Mario Toás, como intérpretes, me han dado una gran lección sobre la inagotable capacidad de sorpresas que puede encerrarse en un espacio escénico.

La verdad es que primero pasó un excelente documental cinematográfico sobre la violencia y después transcurridos noventa indescriptibles minutos de absoluta osadía, plena incompetencia y grande y no pretendida risa. Conseguir que el desnudo de un cuerpo como el de Agata Lys sea rechazado Con una carcajada general, parece algo casi imposible que, sin embargo, los directores consiguieron. Es, evidentemente, un récord que ahí quedará para muchísimo tiempo.

Solo luchó, sin éxito, pero con mimbres profesionales, Víctor Valverde. No hay términos comparativos -que puedan ser aplicables, claro- para los demás. Sí conviene decir algo sobre Agata Lys, porque el intento de cambiar de imagen y género merece un gran respeto: es actriz de buena voz, clara dicción, gesto duro, organiciad nula y formación, profesional baja. Un humilde reconocimiento de sus carencias debería llevarla a os ejercicios del método. Y mejor a los ejercicios grupales que a los ridividuales. La actividad teatral debe ser considerada seriamente. La vérdad: el teatro, como los aeropuertos, debería cerrar sus pistas cuando se está por debajo de los mínimos».