Más 250.000 espectadores ven cada película

El Festival de Cine de Belgrado es distinto, absolutamente diferente de cualquier otro, y no por su organización ni por su propósito antológico, sino por el alcance y difusión de todas y cada una de las películas proyectadas, las cuales no se agotan en las pantallas oficiales o en las salas agregadas, sino que se prolongan, durante días y días todo lo que lo permite la tolerancia o paciencia de los propietarios en gran núm ero de instituciones culturales, entidades universitarias, cuarteles, casas del pueblo, escuelas y fábricas. Se calcula que la audiencia media de cada filme supera los 250.000 espectadores, lo cual supone un auténtico récord -imbatible por cualquier otro festival-, una marca que justifica por sí misma este Fest 77.Las muestras cinematográficas nacieron para reunir simultáneamente el turismo y el cine, con acento en el primer término, ya que las películas suponían un simple pretexto -tan válido como cualquier otro- para montar un tinglado comercial y frívolo del que la industria turística, a la postre era el único beneficiario. La evolución de las costumbres, la consideración del cine como una forma de comunicación cultural, obligó a modificar gran cantidad de estos presupuestos económicos y comerciales para dar mayor entrada y peso a los factores estéticos y culturales, pero el elitismo obligado de estas manifestaciones parecía un elemento indisoluble y eterno.

Los responsables del Fest 77 han sabido encontrar una fórmula antológica que les permite superar las comparaciones con otras ciudades ya consolidadas -Cannes, Berlín, Moscú, San Sebastián...- con las que no podrían equipararse de ninguna manera, y, sobre todo, donde vencen en toda la línea, es en capacidad de difusión, en la decidida voluntad de extender sus be neficios al mayor número de ciudadanos. Las películas seleccionadas serán o no las mejores del mundo -como reza el slogan principal-, pero al menos sí son aquellas de las que más se habla, las más polémicas y comentadas. Entre las últimas vistasdestacan dos títulos inéditos en España, The front, de Martin, Ritt, y La última mujer, de Marco Ferreri. La primera es una comedia ácida y divertida sobre persecución anticomunista en Hollywood a través del Comité de Actividades Antiamericanas, en los primeros años de la década de los cincuenta, centrada en la figura de un cajero espléndidamente interpretado por Woody Allen- que acepta dar su nombre a un grupo de guionistas proscritos. La última mujer es una obra polémica, donde la castración pasa de ser metáfora sociológica a una dolorosa realidad, que constituye también el último grado de una preocupación muy vieja en Ferreri sobre la significación última de los papeles masculinos y femeninos, la sociedad actual. El filme es muy discutible, pero también atractivo, directo y explosivo.

La cultura española interesa mucho a los yugoslavos, y la presencia de las películas españolas es acogida con gran interés. El último título exhibido oficialmente es la Petición, de Pilar Miró, actualmente en explotación en nuestro país.