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Crítica del Vaticano y elogio comunista a la ley sobre el aborto en Italia

En un artículo de primera página sobre la reciente votación de la Cámara, que introduce el aborto en la legislación italiana, L'Osservatore Romano, portavoz vaticano, critica el hecho de que una ley que rechaza un principio moral y social inalienable, como la inviolabilidad de la vida humana, haya sido votada con una premura, no se sabe si facciosa o anárquica. Como una importante conquista civil y social saluda por el contrario el órgano comunista L'Unita, también en su primera página, la nueva legislación. Medida justa y oportuna -dice- un primer paso para eliminar la plaga del aborto clandestino.Dos posturas antitéticas, dos planteamientos distintos de un mismo problema: desde el punto de vista de los principios la primera, y desde las realidades sociales la segunda.

Para poco ha servico entre las dos la mediación democristiana. El partido de mayoría relativa y eje todavía del sistema democrático italiano ha sabido encajar el golpe de la derrota parlamentaria, no sin salvar en lo posible sus ideas hasta la última trinchera. Flaminio Piccoli, jefe de los parlamentarios democristianos y defensor de la ponencia contra el aborto, ha hecho aprobar a la Cámara un orden del día que compromete al Gobierno a informar anualmente al Parlamento sob re las iniciativas del Estado, organismos perifiéricosy asociaciones privadas para eliminar así las causas «del aborto yformar una maternidady una paternidad conscientes.

Al Gobierno Andreotti, que por no romper los equilibrios políticos existentes se ha mantenido neutral, el grupo parlamentario socialista lo ha invitado a tener en cuenta que tiene ante sí a un pueblo maduro, seguro de sí, de su propio futuro. El liberal Bozzi, criticando el tono de cruzada con que el democristiano Piccoli se refirió a esta ley perturbadora y repugnante para la conciencia civil, recordaba que el aborto es un tema amargo para todos, iricluso para los que han votado a su favor.

No ha faltado quien, como suele ocurrir cuando se trata de leyes importantes, haya echado las cuentas con la aritmética parlamentaria. Sobre el papel se es una diferencia de treinta votos más a favor del aborto. Han sido, sin embargo, solamente seis (310 respecto al quorum o mayoría exigida que era de 304). Los diputados presentes eran 607, los votantes 606 porque se abstuvo el dernoproletario Pinto por considerarlo ley burguesa iluminada, pero culturalmente mala. Los cinco restantes diputados demoproletarios que se pensaban abstener, se decidieron a última hora por el voto positivo. Si se hubieran abstenido, los votos a favor habrían sido 105

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