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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

José Herrando, un músico español del siglo XVIII

Acogemos con alegría la aparición de este disco que viene a enriquecer la escasa discografía de nuestro siglo XVIII. En él se incluyen las seis sonatinas para violín de cinco cuerdas y bajo armónico, no cifrado, escritas por el músico madrileño José Herrando ( 1680-1763).Están dedicadas al cantante castrato Carlo Broschi, Farinelli, músico que fue de la corte española durante el reinado de Felipe V, y cuya voz de soprano era lo único capaz de sacar al monarca de sus profundas depresiones de ánimo.

Este grupo de sonatinas o son atas está fechado en 1754. La violinista española Josefina Salvador las ha estudiado a fondo, procurando difundirlas al máximo.

Para la presente grabación, Josefina Salvador utiliza un violín normal y no el quintón para el que las escribió Herrando. En cuanto al bajo acompañante ha sido realizado con gran acierto y fidelidad al espíritu castizo del compositor, por el músico valenciano Vicente Asensio. Así pues, si no con auténtico criterio musicológico, podemos oír las sonatas en mejores condiciones de expresividad.

José Herrando: Seis sonatinas para violín y bajo

Josefina Salvador, violín. Henriette Puig-Roget, piano. Colección Monumentos Históricos de la Música Española. Ministerio de Edúcación y Ciencia. MEC 1012.

La vida de José de Herrando discurre durante la etapa de desarrollo y esplendor del arte barroco, los años de influencia omnipresente de los italianos en todas las cortes europeas. Herrando es, sin embargo, un Albero o un Soler.

La oscuridad que envuelve la vida de Herrando, comolo poco que se sabe de Manalt y tantos otros maestros dieciochescos, ponen de manifiesto la escasa atención que se prestaba en la corte madrileña, musicalmente italianizada, a los compositores españoles. Nos enteramos por la cabecera del manuscrito de estas sonatas, que en 1754 Herrando era primer violín de la Real Capilla de la Encarnación. Con anterioridad había sido músico de compañía en algunos teatros madrileños y compuso diversas piezas para la escena, entre otras la música de la coniedia Manos blancas no ofenden, de Calderón de la Barca. También sabemos que pasó algún tiempo al servicio del duque de Arcos, según la dedicatori a de su Arte y puntual explicación del modo de tocar el violín con perfección y facilidad... (París, 1756), primer tratado didáctico de este instrumento publicado por un español. Al frente de esta edición apareció el bello grabado de Carmona, en donde se representa al compositor, elegantemente ataviado tañendo con soltura el violín mientras esboza una sonrisa.

El año 1760 se publica en Londres la colección de Diecisiete nuevos minuetos españoles para dos violines (British Museum), y encontramos entre los autores el nombre de Herrando.

Al igual que Luis Misón, otro conocido compositor de la época, prestó Herrando su virtuosismo violinístico a las veladas madrileñas del palacio de los duques de Alba. De él, en el palacio de Liria, catalogó Subirá doce sonatas para violín y bajo, doce tocatas para violín, doce tríos para dos violines y bajo, dedicados al duque de Huéscar en 1751 y algunos dúos para dos violines, así como un Libro de Diferentes Lecciones para la Viola que contenía 42 ejercicios de gran interés. La mayoría de estos trabajos se perdieron durante la guerra civil, pero algunos movimientos de las sonatas se han conservado merced al primer volumen Clásicos españoles del violín (París, 1937) en el que Joaquín Nin los dió a conocer con títulos pintorescos como L'afectuosa, La pastoral, etcétera, desorientando a algunos críticos que creyeron se trataba de piezas independientes a lo Couperin.

La violinista italiana Clara Bonaldi y Antonio Ruíz Pipó ofrecieron la pasada temporada en uno de los conciertos públicos de Radio Nacional algunas de estas piezas, y pudimos apreciar el vigor melódico y la frescura de invención que Gilbert Chase atribuye al arte de Herrando.

Al enfrentarnos ahora con esta grabación de sus sonatinas, junto con un excelente estudio del violín en España, de la época y del compositor, obra de Miguel Querol, compartimos la opinión de Roland Manuel recogida por nuestro musicólogo, según la cual Herrando se revela como el Scarlatti español del violín. Es de esperar que una edición popular de las partituras incorpore definitivamente las sonatinas de Herrando al repertorio instrumental del barroco español.

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