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Norteamericanos y soviéticos se preparan para la guerra de satélites artificiales

Mientras las dos superpotencias mundiales parecen dispuestas a continuar sus conversaciones para la limitación de armas estratégicas (SALT), tanto soviéticos como norteamericanos se preparan para una nueva modalidad de guerra: la mantenida por satélites en el espacio.

La existencia de un «satélite cazador».soviético fue revelada hace algún tiempo por la prensa estadounidense. Al parecer, el Ejército ruso ha realizado, en los últimos cinco anos, unas dieciséis pruebas en las que un satélite de la serie «Cosmos» consiguió interceptar y destruir a un satélite gemelo que le servía de blanco, en el espacio exterior.Paulatinamente, los rusos fueron perfeccionando este «satélite cazador» o «satélite asesino», como se le conoce ya en Norteamérica. Al principio se limitó a perseguir e interceptar a su blanco; más tarde logró colocarse junto a él y hacer detonar una carga explosiva que destruía ambos satélites y no se descarta que el próximo paso sea dotar al «cazador» con armamento de rayos láser que puede destruir al enemigo, sin que el «cazador» sufra ningún daño.

Si se tiene en cuenta que las bases militares norteamericanas en todo el mund o utilizan satélites para sus comunicaciones, puede comprenderse la alarma que estos experimentos soviéticos crearon en el Pentágono.

Los satélites meteorológicos, los utilizados para espionaje y los destinados a la navegación, especialmente de los submarinos nucleares, podrían ser también fácil blanco de un «satélite asesino», en opinión de los militares norteamencanos que, con el apoyo explícito de la Casa Blanca, comenzaron a desarrollar un sistema de alarma y defensa en sus propios satélites.

Este sistema defensivo, según una información aparecida ayer en el diario «Washington Post», consiste en una primera alarma que alerta a los centros de control terrestres cuando un satélite enemigo se acerca demasiado. Una segunda alarma se pone en funcionamiento si el satélite norteamericano es atacado; y, por último, un sistema defensivo dispara contra el satélite enemigo si éste se acerca demasiado o inicia el ataque.

Al mismo tiempo, el Pentágono estudia las fórmulas para dotar a sus satélites espías y de comunicaciones de una mayor maniobrabilidad, que les permita esquivar los disparos de satélites enemigos y también se dispone a crear un número suficiente de satélites de reserva, para sustituir inmediatamente a los que sean destruidos.

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Los satélites de comunicacione son especialmente vulnerables,a un ataque en el espacio, ya que se mueven en órbitas sincrónicas, a unos 40.000 kilómetros de altura, y mantienen siempre la -misma distancia de la Tierra. Simplemente con que un ataque enemigo por sorpresa lograra destruir dos docenas de estos satélites, los norteamericanos verían cortado su sistema de comunicaciones, al decir de los expertos.

En cambio, los satélites de espionaje, navegación y reconocímiento se mueven en órbitas mucho más bajas, a unos doscientos o 250 kilómetros, y a velocidades superiores, con lo que corren me nos peligro de ser destruidos por el «satélite cazador».

La guerra espacial entre satélites se desarrollará enormemente en los próximos diez años, según manifestaron fuentes solventes al citado diario norteamericano. Las mismas fuentes reconocieron que si el Ejército estadounidense perdía sus satélites de comunicaciones y navegación tendría muy pocas posibilidades de éxito en una guerra convencional o atómica desarrollada en la superficie terrestre.

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