Llamamiento del "Comité de Matemáticos" de París
Los soviéticos Semion Gluzman y VIadimir Borissov figuran en la relación de presos políticos por los que ayer hizo un nuevo llamamiento el Comité de los matemáticos, con sede en París. Borissov está internado en Leningrado e inspira gran inquietud a los miembros del comité.El comité pide una acción rápida en favor de los presos políticos que en los países del Este, América del Sur y Africa del Sur, aún siguen siendo víctimas de regímenes dictatoriales. Algunos ya figuraban en la lista que dio origen, en junio de 1976, a la campaña lanzada por el comité. Se trata, además de los soviéticos mencionados, de Edgardo Enriquez, preso en algún lugar de Chile, y del uruguayo José Luis Massera.
Por otra parte, se pide la liberación inmediata del matemático sudafricano Ismail Mahamed. detenido por la policía de este país desde diciembre de 1976, sin que aún haya sido procesado.
En la URSS
Entretanto, el físico Yuri Orlov, dirigente del grupo defensor de los derechos humanos en la URSS, continuaba ayer bajo arresto domiciliario, impuesto por las autoridades desde que fue detenido el pasado miércoles. La policía interrogó a uno de sus colaboradores más cercanos y autorizó a otro a emigrar a Israel, según fuentes disidentes.
Estos hechos ocurrieron después de los registros efectuados en los primeros días de la semana en los apartamentos ocupados por Orlov y otros cuatro miembros del grupo, que el científico fundó con objeto de demostrar el incumplimiento soviético de los derechos humanos que impone el tratado de Helsinki.
Las autoridades indicaron que encontraron moneda extranjera y otras pruebas durante el registro, lo cual -sostuvieron- «prueba» que los activistas «están dirigidos desde el extranjero». El grupo ha negado estas acusaciones. Junto con Orlov, los dirigentes del grupo son el general Grigorenko, el escritor Alexander Ginzburg y la esposa del científico Sajaroy.
El disidente Anatoly Shcharansky entregó a los corresponsales extranjeros un documento manuscrito por Orlov donde manifiesta que la actividad opositora había sumido a los funcionarios soviéticos en «un estado de confusión», y que actualmente estaban «dispuestos a volver a los métodos de Stalin».
Según Sajarov, uno de los aspectos más significativos de esta nueva ola de represión de disidentes, paralela a la que se está registrando en Checoslovaquia y Polonia, es su coincidencia con los preparativos de la próxima cumbre de Be1grado (continuación de la conferencia de Helsinki), donde se volverá a tratar, precisamente, junto con el problema del desarme, el de los derechos humanos.
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