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La provocación del petróleo

El jeque Ahmed Zaki Yamani, uno de los principales cerebros de la OPEP y ministro saudí del petróleo, acaba de hacer en Hamburgo una declaración extraordinaria: el temor a que los comunistas consigan el poder en Italia y en Francia -dijo- ha influido en la decisión de su Gobierno de no aumentar ahora el precio de los crudos, o por lo menos no aumentarlo demasiado.Estamos muy preocupados -manifestó el jeque a Der Spiegel- ante la situación económica de Occidente, la posibilidad de una recesión, la crisis de Gran Bretaña y de otros países europeos. No deseamos que un nuevo régimen (por el comunista) se imponga en Italia o en Francia. El desbarajuste económico tendrá, si no se aclara, repercusiones económicas y políticas en Arabia Saudí.

Poco después de que estas declaraciones aparecieran en la revista alemana, el presidente Giscard d'Estaing anunció que, entre el 23 y el 26 de enero próximo viajará precisamente a Arabia Saudí.

A nadie puede ocultársele en estos momentos, ni el valor de la actitud de Yamani, que en 1973 fue probablemente el artífice -luego de un viaje a la Unión Soviética sobre el que aún no se dispone de suficiente información- de la espectacular alza del precio del petróleo (de cuatro a trece dólares), ni el significado de la visita de Giscard d'Estaing al Estado árabe que, entre todos, es el primer abastecedor de crudos a Europa occidental, especialmente a la CEE.

Sobre la iniciativa de Giscard d'Estaing conviene además tener en cuenta que el presidente francés le escribió la semana pasada una carta a Jimmy Carter en la que reiteraba su propuesta de llevar a cabo «cuanto antes» una cumbre de jefes de Estado occidentales, o «atlánticos» -CEE-Estados Unidos-, similar a la de Puerto Rico. Se trata, según el presidente de que el mundo industrializado adopte, finalmente, una política común en materia de precios petroleros.

No cabe duda de que Giscard d'Estaing, tan apremiado en este instante por los embates de la Unión de la Izquierda del señor Mitterrand, aspira con esa «Cumbre» a renovar -y ampliar- su dimensión política internacional. Pero el objetivo del presidente puede ser también de mayor envergadura: hacer, por medio de una «voz común occidental», que los Estados Unidos, verdaderos beneficiarios hasta ahora, de la crisis energética europea, dejen de ser, en lo que a petróleo se refiere, los únicos interlocutores fuertes -y secretos- de los árabes. La idea, según sugiere el señor Leroy, estratega del señor Marchais, le habría sido expuesta a Giscard d'Estaing, por el propio señor Brejnev, quien además se la habría repetido a Sauvagnargues en Moscú, en junio pasado, antes de la caída de Chirac.

Entretanto, el interés de Arabia Saudí en todo esto, resulta también explicable. Un frente común euronorteamericano, le permitiría a Yamani imponer su «moderación» en el seno de la OPEP con mayor comodidad, esto es, sin tener que hacer frente a las acusaciones de traición de sus colegas, como le ocurrió días atrás en Qatar. Por lo demás, la unidad energética occidental afianzará la presencia, y hasta la existencia política, de Arabia Saudí en el mundo árabe, demasiado insegura a veces por la belicosidad de sus vecinos. Sus palabras a Der Spiegel han sido, pues, las de un «provocador». Yamani ha querido provocar a sus aparentes enemigos para que lo salven de sus peligrosos amigos.

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