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"Colorín Colorado", un costumbrismo de distinta significación ideológica

Ángel S. Harguindey

Hoy se estrena Colorín Colorado, de José Luis García Sánchez, su última, por ahora, película, en la que, al igual que en El love feroz, se utilizan los esquemas formales de la «comedia de costumbres» española, aunque variando notablemente su contenido.«Es una comedia de género -declaró a EL PAIS su realizador- un género propio del cine español. Creo que a lo largo de estos últimos cuarenta años ha sido una de las cristalizaciones del cine español, en el sentido de posibilidad de comunicación entre los fabricantes de películas y el público.

Ese género, la comedia de costumbres, creo que tiene un gran valor sociológico. Pienso que Las chicas de la Cruz Roja, o Viaje de novios, o cualquier película de este tipo, dentro de cincuenta años serán un objeto cultural para el análisis sociológico de primer orden.Aprovechando las posibilidades que ofrecían esos cauces industriales, un grupo de profesionales del cine (Lamet, Sinde, Megino, etcétera) hemos creido que se podía intentar conectar con el pueblo a base de cambiar los contenidos ideológicos.»

-Sin embargo podría pensarse en que «pueblo» y «recaudación de taquilla» son conceptos similares, lo que resulta discutible...

-«No, no. No hay una identidad total entre el concepto de «pueblo» y el de «taquillaje». Está fuera de toda duda que hay una posibilidad de aumentar la recaudación de una película con armas deshonestas. Actualmente el desnudo o una falsa politización son reclamos mucho mejores y más eficaces. Lo que ocurre es que en esos propios ganchos está la radical deshonestidad de ese tipo de películas.

Lo que entiendo es que una película para el pueblo tiene dos dimensiones: una dimensión de lenguaje y otra de intención. Lo que intentamos es un cine cuyo contenido de clase pertenezca al pueblo y cuyo lenguaje no quede fuera de él. »

-Al aceptar la forma de la comedia de costumbres, ya tradicional en el cine español y cambiar el contenido,¿no existe una contradicción clave, puesto que todo contenido determinado exige una forma específica y propia?

-«Bueno, creo que sería deshonesto considerar que esta cristalización de unas formas cinematográficas sea inmutable. La modificación de las propias formas del cine es una tarea urgentísima, pero se trata de una batalla que hay que dar dentro de la industria y para la que hay que contar con el apoyo del pueblo. El gran cómplice del cambio del cine es mucho más el público que los profesionales, porque el capital es siempre reaccionario y conservador.»

José Luis García Sánchez, al igual que la inmensa mayoría de los realizadores del cine español, tuvo grandes dificultades comerciales para estrenar su primera película. El love feroz tardó tres años en encontrar local. Colorín Colorado necesitó seis meses, reducción notable en la que el éxito comercial de su primera realización actuaría a modo de justificante.

«Creo que el cine español es uno de los mejores del mundo, en calidad y en cantidad. Canciones para después de una guerra, El desencanto, Las largas vacaciones del 36, La Corea, La ciudad quemada, Retrato de familia e Iconockaut, por ejemplo, son mejores o más atractivas para el público que El inocente, de Visconti, o la última de Hitchcock. Si se piensa que el espectador puede escoger, por el mismo precio, entre una película nacional y otra extranjera, y ese mecanismo fuera trasplantable a otros sectores industriales -la fabricación de coches, por ejemplo-, creo que los resultados serían muy distintos. Si costase lo mismo un Mercedes que un Seat, imagino que todo el mundo compraría coches extranjeros.»

José Luis García Sánchez trabaja en la actualidad en un guión, Las truchas, en colaboración con Manuel Gutiérrez cuyo rodaje está previsto iniciarlo en el próximo enero. «Pienso que es una película popular pero en la que ya no se utiliza la forma de la comedia de costumbres.»

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