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"Art y Bar": vino y poesía

En la calle de Segovia hay un mínimo bar lleno de trastos camp, con un tocadiscos y una clientela fija. El vino o lo que usted tome, se le sirve en vasos sin uniforme, cada uno de su padre y de su madre. Los miércoles se leen poemas, casi siempre del dueño, camarero y showman, poeta, cantautor y hasta ensayista: Gámez Quintana.Gámez Quintana leyó sus poemas en Puente Cultural, la semana pasada. Hasta ahora, se publica sus propios libros («me voy gastando 900-000 pesetas. Cuando llegue al millón, voy a hacer una fiesta. Pero qué quieres, tengo neesidad de comunicarme con los otros. Yo escribo porque tengo algo que decir, así que no me importa») y se autotitula «poeta andaluz, autodidacta y maldito». Acaba de grabar Susurros por la paz, y en el bar (Art y bar) tiene las paredes prticamente tapizadas con fotos. Suyas y Lola de España, y Antonio. Y algún ex ministro. Y mucha figura del espectáculo.

«Las lecturas -dice- son la manera de frenar un poco el comercio, aquí en la barra, y tener una hora a la semana para mí. Me hace sentirne acompañado. Es como si la relación con los clientes pasara a ser de amigos.»

Además hay posters progres, y anuncios de actos culturales. «Las fotos y los posters son la admiración que siento hacia muchos, y la lección que me dan otros: lo que no debo hacer y lo que debo esperar. Esa sonrisa falsa. Todos ellos son mis dioses. Muchos ya no lo son.»

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