Los mutilados.
Al mutilado (republicano) me lo presentó el parado. Al mutilado republicano le metieron una bala en una mano y le dejaron inútil para el trabajo. Con la cosa del perdón, la amnistía y la reconciliación de las dos Españas, que hasta a los muertos los van a revolver, quitando el cementerio civil, el mutilado ha ido a que le valoren su mutilación y le pongan un subsidio:-Nada, una falange rota. Eso no vale nada.
Al mutilado republicano parece que no le van a dar nada por su falange rota.
-Pero yo era concertista, don Francisco, y al mutilarme la mano cortaron mi carrera, que la música es una vocación, y eso me produjo un trauma que todavía me dura.
Pero los hombres recios que ganaron la guerra no saben nada de traumas musicales. Con esas sutilezas no se gana una guerra. Por eso la perdió la República: porque tenía un ejército de concertistas, canalla intelectual y proxenetas al mando de un excelso crítico de arte: don Manuel Azaña.
Lo de la canalla intelectual se dice en la película de Patino, estrenada en el Día de Difuntos, que al fin y al cabo es su día. Iba yo a comprar el pan y me encontré al mutilado republicano Tellado, que ha estado en el exilio y ha escrito un libro:
-He presentado el libro en el Club de Prensa invitando a toda la oposición.
Cuando yo era un niño de derechas y escribía mis memorias para publicarlas de mayor, en los trenes teníamos que reservar un asiento para lo caballeros mutilados, y eso me parecía muy justo, pero los mutilados, del otro lado han estado cuarenta años sin reserva de asiento, cuarenta años en pie, En España o por ahí fuera, aguantado su mutilación con dos riñones. Y a veces con uno solo. Ahora, al fin, se ha hablado de socorrerles la mutilación con un pequeño dinere pero, a la hora de valorar desperfectos, yo comprendo que no tiene tanta grandeza un rojete perniquebrado como un mutilado bizarro de lo que salían en Raza, que llevaban la mutilación con mucha más gallardía. Cosas de las película claro, porque en la realidad de la verdad de vida igual de mutilados quedaron unos que otros, y muchos sin saber por qué ni de qué ni para qué. Pero las llagas de almagre de Cifesa, han tenido un prestigio cinematográfico que pueden tener ahora, ya tan tarde, las vergorzantes mutilaciones de Tellado o de mi amigo concertista con una mano tonta.
Llevo unos días queriendo telefonearme con Nadiuska y la jai me echa siempre el contestado automático. Ustedes comprenderán que no puede mantener un romance durante mucho tiempo con un contestador automático, que he desistido y me paso la tarde jugando al mus con los mutilados del otro lado. Es tarde para hacerles justicia, pero lo que más me duele es el distanciamiento con que les valoran sus heridas. Me lo dijo Ramón Gómez de la Serna en Pombo, quella vez que vino:
-La ceniza sirve para cicatrizar las heridas del tiempo.
Sobre la herida del frente, los mutilados republicanos llevan la herida luminosa del tiempo, del olvido, del desprecio, y cuando van a la ventanilla a presentar su muñón, su quebradura, la mano que les falta o el corazón roto, que lo llevan en el bolsillo, se lo tasan muy barato, porque les ven quizá como los chamarileros de sí mismos y puede que la víscera de un rojete no valga lo que la frente vendada de Alfredo Mayo, con sangre de purpurina y heridas de plató.
Triste espectáculo nacional este de la tasa de los medios seres que se dejaron un pulmón en la caída de Madrid y andan con el otro tosiendo por la vida. Sobre tales tratos no puede montarse la concordia nacional. Se ha estrenado La ciulat cremada y Madrid vive días de catalanismo. Cataluña fue la gran mutilada y en esta película enseña sus muñones, que nunca ha querido tasar, por dignidad. Mi nuevo amigo el mutilado añora el Ay, Carmela, que no puede tocar al violín desde que una bala perdida y ya lejana le quebró la mano.
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