Hacia la universalidad del marxismo
Toda visión del mundo, aún la más completa, es siempre unilateral, vale decir, dogmática, Así lo comprendió Gramsci y de aquí su tentativa de universalizar el marxismo. El proyecto teórico del profesor Vericat también se sitúa en esta línea y consiste en hacer del marxismo el centro del discurso racional de la ciencia y haz convergente de todas las escuelas filosóficas contemporáneas.Freyer definió la Sociología como la ciencia que abarca la realidad en su riqueza plural. Pero la Sociología se halla en una encrucijada: si se entrega al descubrimiento de lo real, se pierde en el laberinto de los hechos, y si teoriza se aparta de la realidad para convertirse en pura abstracción. Solamente apoyándose en la historia la Sociología puede resolver esta antinomia que la desgarra desde su origen. El profesor Vericat se propone demostrarnos, en esta obra, que la realidad como totalidad sólo se puede captar por una teoría que sea, a la vez, una praxis inserta en el movimiento de la Historia, es decir, el marxismo. De esta forma, al convertirse el marxismo en una ciencia real, órgano de comprensión de la realidad del mundo, pierde su unilateralidad y se universaliza.
Ciencia, historia y sociedad,
de José Vericat. Ediciones Istmo.
Para llegar a esta conclusión, el autor emprende un estudio exhaustivo del pensamiento de Max Weber, cuya obra es un discurso claro y contrapuesto al marxismo. Desde los primeros capítulos vemos que hay dos clases de ciencia para Weber: las naturales y las históricas, mientras para Marx habrá una sola ciencia: la del hombre natural e histórico. La metodología es la base de toda investigación científica para Weber, al paso que, para Marx, es la posesión directa de la realidad concreta, sin laberintos introductorios ni previos. Weber piensa que el marxismo es puro naturalismo ya que reduce la historia al factor económico. Sin embargo, pese a estas oposiciones se producen convergencias, ligeras aproximaciones, como señala el profesor Vericat, y acierta a establecer un diálogo imaginario y apasionante entre ambos pensadores. Weber, es un enemigo acérrimo del irracionalismo alemán, Marx busca descubrir, tras el disfraz de las apariencias, el verdadero rostro de la realidad. Weber aspira a una ciencia estricta de los hechos a través de la Sociología y ambos tienen, como tema central, el estudio del capitalismo. Pero mientras Weber lo espiritualiza, Marx lo materializa. El estudio de estas oposiciones y, analogías, el autor lo entrecruza con el examen del estructuralismo, la etnometodología, la lingüística y otras corrientes del pensamiento que intentan resolver el antagonismo entre naturalismo e historicismo..
En los capítulos finales de este libro, el profesor Vericat señala cómo la ciencia contemporánea se ha puesto al servicio de la dominación del mundo. Hoy se piensa, se experimenta, se estudia pero no para saber y conocer, sino para mejor someter y explotar la Tierra. Hay que encarar, dice el autor, la posibilidad de crear un ideal de ciencia total y comprensiva. Una ciencia nueva, sin lógica operativa, que abrace amorosamente la realidad sin interés inmediato y que investigue la rica diversidad del mundo, por puro y generoso afán de contemplación.
Esta obra peca de un exceso de erudición que vela el desarrollo perfectamente lineal y lógico del pensamiento del autor. Sin embargo, desde el principio al fin, existe una profunda unidad y lograr esa totalización tan necesaria para que el pensamiento no adolezca de lo provisional y fragmentario. Es una obra más que enriquece el ya vasto acervo de la filosofía marxista española que cuenta ya con obras corno las de Eloy Terrón, Gustavo Bueno, Sacristán, Castilla del Pino, Ballestero, Carlos Paris y otros. En lóbregos y difíciles años de oscurecimiento en España, se pudo formar el pensamiento marxista porque, como dice Hegel, «algunas veces la sabiduría, como el buho de Minerva, alza su vuelo desde las sombras del amanecer».
Babelia
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