La experiencia de Goenaga
Oleos, fotografías, cajas, objetos. Galería Iolas- Velasco. Zurbano, 88.
Cuatro años hace que no veía un solo cuadro de Goenaga, y puedo asegurar que, sin previo aviso, me hubiera resultado difícil asignarle la paternidad de los que acabo de ver. ¿Es posible que un artista experimente, en tan breve tiempo, cambios tan ostensibles? La exposición misma que ahora cuelga en Madrid ahorra palabras. Consta de obras fechadas, sin solución de continuidad, en los años 1974, 75 y 76, significando cada uno de ellos otras tantas épocas perfectamente definibles.
Alguien, a la vista de sus pinturas más recientes, ha hablado de inmadurez. Sea inmaduro Goenaga si damos por ello investido de un alto grado de perfección, es decir, de conclusión, de acabamiento... o de repliegue en lo conocido o reconocible, recordado o recordable.
Dijérase que Goenaga se nutre única y exclusivamente de su propia experiencia, mostrando en ello su facultad conocedora y creadora. ¿Qué es experiencia sino tajante renuncia a lo sabido y dominado, y audaz acercamiento a lo que se ignora y se desea conocer y probar? 1974, la «edad de los hielos»: los vientres de la tierra, a punto de abrirse para revelarnos una señal. 1975, la «edad de las hierbas»: la floración telúrica, siempre igual a si mí siempre cambiante. 1976, la «edad de las raíces»: el enigma de abajo, cotidiano e indescifrable.
Hago mía la particular nomenclatura de Goenaga, para significar, sin ambages, cómo toda su pintura está guiada por el amor a la tierra, por el reclamo -dicho con palabras del de Asís- de nuestra madre la hermana tierra. Pintura terráquea, llena de inminencias y lejanías, luz y tinieblas, deslumbrante de color y, plena de inminencias y lejanías, luz y tiniebla, deslumbrante de color y plena de oscuridades. Pintura que, en su identidad, señala (como el día y la noche) el curso de su propia diferencia, a expensas tan sólo de la experiencia de su hacedor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Los grandes derrotados del Gordo de Navidad de Villamanín, 15 jóvenes de entre 18 y 25 años: “Hoy hemos perdido amigos”
¿Qué está pasando en Nigeria? Claves del ataque estadounidense contra el Estado Islámico
Zelenski y Trump volverán a hablar para alcanzar un acuerdo sobre el futuro de Ucrania
Elon Musk, Jeff Bezos y Amancio Ortega… así cerraron el año los hombres más ricos del planeta
Lo más visto
- Acuerdo en Villamanín por el Gordo sin repartir: la comisión de fiestas cede más de dos millones por la paz del pueblo
- Maisa Hens, cantante: “Gracias al anuncio de El Almendro no tuve que volver a hacer un ‘casting”
- Junqueras avisa de que la recaudación del IRPF es “imprescindible” para negociar los presupuestos de Sánchez e Illa
- Timothy Morton, activista: “Estados Unidos es un gigantesco campo de concentración”
- La obsesión de Trump por poner su nombre a todo carece de precedentes en Estados Unidos




























































