La "Internacional Situacionista", ante la descomposición cultural
No se trata de escribir (otros lo hacen en estas páginas) sobre el lugar que el trabajo concreto de Christo ocupa. Si de él se puede hacer una lectura sintomal, ésta abarcará necesariamente aquellos aspectos que más que síntoma de su propia circunstancia, lo son de nuestra cultura toda, en su caminar hacia la descomposición.Por ello, más que hilar ahora un discurse, «nuevo» en el que necesariamente habríamos de volver a las cuestiones doblemente contradictorias de las relaciones Christo / España, tema sobre el que se habla en otro lugar de estas páginas, preferido realizar un montaje de textos aparecidos en la revista Internationale Situationniste entre 1958 y 196 1, bajo diversos títulos
En I. S. n.º 2, diciembre de 1958: «Todo esfuerzo creador que no se coloque, a partir de ahora, en la perspectiva de un nuevo teatro de operaciones cultural, de una creación directa de ambientes de vida, está de alguna manera mistificado. En el contexto del agotamiento de las ramas estéticas tradicionales. puede llegarse a la simple manifestación de un vacío firmado que es la consecuencia perfecta del ready made dadaísta. ( ...) No podemos admitir la mistificación incluso como valor «provisional». El hecho empírico abstracto que constituye semejante manifestación de la lectura descompuesta del presente, no toma su significación concreta más que por su ligazón con la visión de conjunto de una final o de un comienzo de civilización. Es decir, que en último término, nuestra seriedad puede integrar y superar la mistificación, del mismo modo que aquello que se plantea como pura mistificación testimonia de un estado histórico real del pensamiento descompuesto».
En I. S.n.º 6,agosto de 1961: «El Evening Standard del 28 de septiembre de 1960 revela al mundo a Jerry Brown, pintor de Toronto que quiere demostrar, tanto por su teoría como por su práctica, «que en realidad no existe diferencia al una entre el arte y la basura». En París, durante esta primavera, una nueva galería se fundamenta sobre esta estética «torontológica» y expone los detritus reunidos por nueve creadores del «nuevo realismo» decididos a rehacer Dada, pero «40 grados por encima», y que, sin embargo, han cometido el error de buscar una justificación demasiado legible de un presentador sentencioso varios grados por debajo de Dadá, puesto que no ha encontrado nada mejor que hacerles «considerar el mundo como un cuadro», recurriendo incluso a la sociología «en apoyo de la conciencia y del azar», para reencontrarse tontamente con «emoción, sentimiento y, al fin y al cabo, aún poesía».
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