José María Valiente,
promotor de la Confederación de Partidos Conservadores, dice en un manifiesto con motivo del asesinato del señor Araluce: «La herida abierta hace un siglo por la violencia de Cánovas -se refiere a la inmisericordia de poda realizada por el gobernante conservador en los Fueros vascos, tras la segunda guerra carlista- no está cerrada y en el alma vasca hay un sordo desconcierto espiritual, que la está haciendo fácil presa del terror». El documento añade que la primera reconciliación con las Vascongadas debe de hacerse en Guernica: «El Rey, a Guernica», se dice textualmente.
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