La cenicienta noruega
Anne-Marie Rasmussen fue la muchacha que llenó en un momento la prensa internacional, y especialmente las revistas del corazón de todo el mundo, al pasar de ser una joven noruega emigrada a los Estados Unidos y colocada entre el servicio de la casa de Nelson Rockefeller, el heredero del famoso financiero, a esposa de Steve Rockefeller, uno de los hijos del que era entonces vicepresidente republicano de la gran nación. No se sabe hasta que punto el hecho gratificó a los panegiristas de la igualdad de oportunidades que provee Norteamérica y quien prefirió acogerse al recuerdo del cuento de Cenicienta. En fin, fue una de las noticias que dieron la vuelta al mundo.
Al cabo de diez años de su matrimonio en 1959 y a los trece del arribo de Anne-Marie a los Estados Unidos, el matrimonio se disolvió, no obstante haber sido fundado sobre un gran amor romántico y mutuo. El Iibro en que la protagonista evoca su vida alrededor de estos dos episodios, matrimonio y separación por divorcio, tiene interés sobre todo por cuanto muestra, más que las interioridades no de unas personas determinadas, la incidencia en ellas de la sociedad en donde viven y de la textura de ésta y hasta que punto un amor romántico a la americana puede ocultar la definitiva fuerza social que ha de moldearlo en la práctica. Claro que en Estados Unidos el divorcio acude en socorro de tales situaciones. El Iibro tiene, el interés preciso señalado o el de revivir unos episodios que fueron noticia. ¡Ah!, y está traducido en un castellano descuidado a más no poder.
