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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una queja social

La nueva oferta de Ullán presenta un desconcertante panaché de técnicas al servicio de una imaginación fecunda en metáforas, aunque frecuentemente caótica en su disciplinada expresión.El programa, en parte, es super real pero falta la estructuración del arte. La trayectoria de este poeta siempre ha sido desigual, si bien su popularidad es tanta que le concedieron el Premio de la Joven Crítica por un libro experimental, Frases (1975), que, si trata del diálogo entre la imagen y la palabra, no consiste al parecer en más que un poema, fotos domésticas y una caligrafía inventada.

La atracción de Ullán es quizás su resignación fatalista vinculada a su enorme queja de la sociedad y política españolas; loable en sí, aunque una postura no es a la fuerza poesía. Está dotado de un vocabulario rico con raíces populares y de un sentido del valor de los abruptos cambios en la narración del poema. Esta concisión se ve claramente en los breves poemas de A mano armada que forman parte de su Antología salvaje (1970) y luego de Maniluvios (1972). Aquí, la triste herencia de la guerra se traza tanto en el silencio como en las imágenes. Aquí, también Ullán presenta su tono tal vez más característico, lo que se pudiera llamar «ironía mortal», casi un sarcasmo existencial que le permite ver un substantivo con una calidad opuesta, la paradoja violenta. Así «la hermosa garra», «la lava conyugal», «el halo letal»,, u otro poema de Maniluvios que proclama «la libertad suprema de perfumar mi guillotina... »

De un caminante enfermo que se enamoró donde fue hospedado, de José Miguel Ullán

Madrid Colección Visor. 1976.

El nuevo libro, sin embargo ofrece más una postura de vanguardista que una poética lograda. De sus cuatro secciones, la primera, que ocupa más de la mitad del texto, parece un continuo fluir de conciencia periodística, la retórica pública desesperadamente mezclada con los valores humanos y la angustia interior del poeta. Ullán exhibió su atracción por el estilo llano del periodismo en los quince muertos de Ficciones en su cuarto libro, Mortaja, pero el resultado ahora es de veras-fangoso. La discontinuidad del sentido poético es tan extensa que no se salva con una idea feliz o una torva aseveración: « ... el grupo de lectores se dispersa sin que la fuerza pública tenga que intervenir por encima del luto aquí no hay nada que entender ... »

Poder y limitación

Intercalados en las cuatro partes de la Primera sección, aparte de titulares, hay las estrofas del soneto de Góngora que da título al libro y cuya resolución coincide con una, notable aclaración en las dos últimas partes, desafortunadamente breves de Ullán. Aquí, sin periodismo, vemos el poder y la limitación del poeta. Anuncia el tema de sus escritos: « ... el dragón solicita un faisán nuevo ... » y su actitud cristiana: « .-..beso la sangre de la musa herida ... » Ataca las fuentes del poder por abrazar el dolor y «....censurar la pompa ... »Sin embargo, aun cuando sea posible entender una sintaxis en el texto, ¿por qué no sólo falta la puntuación sino los versos también? Aparte de la desobjetivización (según Domínguez Rey) que borra el artefacto del poema, parece que la forma en sí roba la posibilidad de destacar momentos de máxima relevación.

Como la primera sección pecaba por retórica, la segunda da un soneto, un verso en cada página, y así, aparte de su disyuntividad, excede con papel en blanco. La tercera, recordando el pop art, consiste en unas ilustraciones que quizás relaten la educación del poeta y su exilio. La cuarta presenta diseños con fragmentos de periódico en los cuales se subrayan palabras para esbozar un poema. Estas dos secciones no pueden considerarse estrictamente como poesía, ni la última corno poesía concreta en su forma original puesto que no se trata de emplear la palabra o la letra como ideograma o construcción. Ullán busca un posible poema en los escombros de las noticias, igual que en Alarma (1975) subraya las palabras de su poema sobre hojas de otro libro, borrando texto con no siempre memorables croquis de su rotulador.

Que este cantor pueda dar a luz tres libros en dos años parece milagroso hasta que se reconoce que estos experimentos (de los cuales hay pocos en España) no se dedican al lenguaje poético exclusivamente. Para la joven poesía española, peligroso es el ejemplo que no se preocupa de dominar el arte verbal como meta primaria.

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