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Reportaje:

La revolución agraria, tema prioritario de la política argelina

«Todos los argelinos somos hijos del fellah». Por obra y gracia de la revolución agraria, el fellah (campesino que trabajaba las tierras del colono francés), se ha convertido en protagonista del desarrollo y en pieza clave del cooperativismo agrícola. Algo así como el niño mimado de la revolución.El invento a patentar por la vía socialista argelina no serán ni los televisores de Sonelec, ni los camiones de Sonacome, sociedades nacionales de. electrónica y construcción mecánica respectivamente, que a partir de 1980 fabricarán productos cien por cien argelinos. El made in Argelia son los pueblos agrícolas socialistas, donde todos los servicios y el trabajo se desarrollan en régimen cooperativo. Boufarik, ciudad de los naranjos; Blida, ciudad de las rosas, Aures-El-Meida,Tessala-El-Merdja...

El proyecto de creación de 1.000 pueblos agrícolas se ha acelerado desde 1975, aunque la idea arranca de 1970 con la revolución agraria. Las unidades de explotación cooperativa van más allá del principio: «La tierra para quien la trabaja». Pretenden que el aprovechamiento del campo asegure un progreso real de la agricultura: abolirla explotación del hombre por el hombre, liberar la iniciativa de los pequeños campesinos, asegurar su participación y hacerlos beneficiarios de la producción. Para ello, la revolución agraria establece tres modos de explotación de la tierra: la autogestión, la cooperación que constituye un cuadro de asociación democrática de campesinos pobres y la explotación privada, organizada según las necesidades del desarrollo nacional. Los pueblos socialistas se inscriben en el marco del cooperativismo agrario.

No al crecimiento indiscriminado

Cuando llegué a Tessala-El-Merdja, los jóvenes celebraban una fiesta al sol con música pop a lo árabe. A Argelia, con un 70 por 100 de la población, menor de veinticinco años y una esperanza media de vida de cuarenta y siete años, no le queda más remedio que confiar en la juventud como motor de la revolución. Los pueblos socialistas son un reflejo, a escala reducida, de la pirámide de población argelina extremadamente joven. Las aldeas de nueva creación se han quedado sin viejos, como fenómeno contrario al éxodo rural hacia zonas industrial izadas y urbanas que caracteriza a las sociedades capitalistas. Sólo se ve algún grupo de ancianos -filósofos de turbante y bombachos- que recuerdan los años duros del desempleo entre 1962 y 1968. Tertulias escasas al aire libre entre antiguos maquis de la guerra de la independencia.«Nosotros no queremos el crecimiento a todo precio, pero sí un desarrollo sólido». Esta frase se oye repetidas veces en las conversaciones con los campesinos que han recibido las tierras del absentismo no cultivadas, las cesiones voluntarias o las nacionalizaciones del Estado, después de haber indemnizado a los antiguos propietarios. En julio de 1973 se censaron cinco millones de hectáreas y un millón de tierras cultivables de las cuales 6.300 habían sido cedidas por los particulares al Consejo Nacional de la Revolución Agraria y fueron distribuidas a 54.000 familias campesinas, representando aproximadamente 350.0000 personas.

Suprimir los intermediarios

La revolución agraria pretende suprimir los intermediarios y cualquier elemento de, especulación en la comercialización del producto. Los beneficiarios de las tierras canalizan la producción agrícola a través de la CAPRA (Cooperativa Argelina de Productos Agrícolas), que actúa a nivel de los pueblos socialistas. A nivel estatal existe un organismo encargado de dirigirlas ventas al exterior, en función de la demanda interna: la Oficina de Frutos y Legumbres de Argelia, OFLA.Entre las formas de gestión que consagra la revolución agraria, la cooperativa constituye un modo de asociación democrática, apta para concretizar y ampliar la socialización de la agricultura. Después de haber repartido las grandes propiedades de la época colonial, el campesino, tradicionalmente desposeído, ha encontrado que es él mismo quien controla la producción de la tierra que le ha sido atribuida.

Estos campesinos «son los que más se han beneficiado de los frutos de la revolución agraria y, por tanto, tienen razones para apoyar sin reservas las acciones del poder revolucionario ». El-Moudjahid, diario nacional del partido único, comentaba así el resultado del referéndum popular para someter a aprobación la Carta Nacional. La participación de los pueblos socialistas en el escrutinio del pasado 27 de junio fue del 97 por 100 y el porcentaje de respuestas afirmativas fue en varios de ellos, del 100 por 100. En los últimos cinco anos la población agrícola total se ha incrementado en un millón de personas aproximadamente, mientras que la demanda de trabajo, esencialmente representada por hombres de dieciocho a cincuenta y nueve años ha superado la cifra de 200.000 . En las explotaciones autogestionadas el número de empleos permanentes ha aumentado en número de 10.000. La evolución de otros trabajos agrícolas (especialmente los estacionales) no ha permitido, en general, mejorar la actividad de los trabajadores, teniendo en cuenta el crecimiento de la fuerza de trabajo a lo largo de todo el año. Pero se trata evidentemente de una fisonomía global de la evolución de la oferta y la demanda de trabajadores en el conjunto de las regiones agrícolas de Argelia. Ciertas zonas de agricultura intensiva próximas a los centros urbanos conocen, incluso, situaciones de escasez de mano de obra. Es el ejemplo de la región noroeste de Orán, donde la llanura fértil mediterránea ha sido mecanizada y la transformación ha hecho olvidar más de siglo y medio de colonización y explotación feudal. En otras regiones, por el contrario las montañas y las estepas, especialmente los sistemas de trabajo arcaicos no han podido responder a la demanda creciente de puestos de trabajo.

«Ahora necesitamos mano de obra». Desde 1974, la emigración argelina se ha detenido. Cuatrocientos mil argelinos en Europa norteafricanos de la discriminación y del destajo en la metrópoli del desarrollo- quisieron coger el tren del regreso, aunque en Argelia, sobre todo en el sector industrial, hay todavía problemas de empleo.

Revolución campesina versus revolución burguesa

Más de la mitad de los viñedos de Maskara y Orán han sido arrancados por defectos de comercialización. Algunas regiones de Argelia han conocido meses de auténtica escasez de productos agrícolas. Un espectador imparcial tiene que hacer verdaderos actos de fe casi, casi, lo que ellos practican para imaginar que los pueblos socialistas son una especie de remedio idílico para los problemas agrícolas. Pero ante la postura escéptica, los campesinos y un responsable del Frente Nacional de Liberación responden con la misma pregunta: «Pero, ¿es que la revolución agraria ha terminado ya?». Una revolución no termina nunca. Hemos tenido que empezar desde cero y superar muchas cargas sociales. Podríamos haber reducido las necesidades de consumo -sólo pan y leche para el campesino-, pero, nosotros le hemos dicho al fellah que se lo comían pan seco antes de la independencia: «Tienes que tener una casa y una cocina y comer ésto y educara tus hijos..."«... Una revolución agraria, no sólo una reforma. En 1970 elaboramos la Carta de la Revolución Agraria que no trata únicamente de repartir tierras y distribuirlas, sino que quiere que Ios campesinos participen de la revolución socialista. Si hubiéramos continuado con el Parlamento y con la constitución de 1964, copiada y heredada de los sistemas democráticos occidentales, hubiéramos hecho una bonita revolución de ciudadanos, una revolución burguesa con grandes partidos políticos y grandes avenidas urbanas pero no olvidamos -no podemos olvidar- que los campesinos representan el 90 por 100 de la población argelina».

Concepto marxista del tercer mundo que ha sustituido al obrero por el campesino como primer motor de la revolución; socialismo a la argelina que ha reemplazado el concepto de clases sociales por el de capas sociales; vía islámica del socialismo que no habla de luchas de. clases, sino de trabajo de equipo, de igualdad, de trabajo de unión... «El marxismo es para nosotros una base de acción altamente apreciable, pero no queremos distinguirnos del mundo árabe. El pueblo argelino es un pueblo mulsulmán y, por tanto, el Islam es la religión del Estado abierta para hacer iguales y libres a todos los hombres».

Sin embargo, la sociedad musulmana ha sido tradicionalmente, y es, la separación constante de dos mundos Perfectamente compartimentados: el hombre y la mujer, sometida a la dominación del primero. La mujer argelina -con velo y túnica blanca en Argel, o con túnica negra en la región de Constantina- está destinada a ser madre y a actuar en los límites estrechos de la comunidad familiar. «No hay motivo para considerar la desigualdad entre hombres y mujeres, según los textos del Corán. Han sido otros factores económicos y sociales, tales como las invasiones extranjeras, las luchas intestinas, el dominio de los despotismos, la opresión feudal y el colonialismo los que han determinado la decadencia del mundo musulmán». Por eso, para los argelinos, la solución que ha de reconstruir y regenerar al pueblo árabe no es más que el compromiso en la vía de la revolución social, empezando por la revolución agraria.

Una nueva forma de urbanismo

Contra las construcciones urbanas salvajes y contra el chabolismo de las zonas industriales han surgido los pueblos agrícolas con la intención de reequilibrar la relación ciudad-campo. Pequeñas comunidades que albergan a 200 ó 300 familias, con la infraestructura sanitaria y los servicios necesarios, explotados en régimen cooperativo, y presididas por una asamblea popular.El voluntariado -otra invención típicamente argelina- ha construido los pueblos socialistas. Durante un mes del verano, estudiantes, soldados, campesinos, militantes y todo el que quiera, se integran en campañas de ordenación del territorio, que abarcan desde la repoblación forestal a la construcción de carreteras y viviendas.

Cuando los argelinos reconocen que todavía no se han conseguido los éxitos esperados de la revolución agraria, piensan en 1980 como nieta para llegar al nivel de autoabastecimiento de las necesidades del país. Mientras tanto, «cualquiera que sea el resultado económico de la revolución agraria -señalaba un responsable de un pueblo socialista- los campesinos ya no serán los mismos». Algo ha cambiado en la mentalidad del fellah.

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