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Aviones de combate refuerzan las tropas norteamericanas en Corea

Tropas norteamericanas, apoyadas por el envío de dos escuadrones de aviones de combate, se mantenían ayer en estado de alerta especial en Corea, mientras que las autoridades norcoreanas han ordenado a sus tropas que se mantengan en «posición de guerra» en respuesta a la creciente tensión creada en la frontera, tras la muerte de dos oficiales norteamericanos la semana pasada. Fuerzas norteamericanas se encuentran, junto a Panmunjon, en posiciones situadas frente a Corea del Norte. Todos los pases y permisos han sido cancelados para los 42.000 soldados norteamericanos y miembros de la fuerza aérea destacados en Corea del Sur.Por lo menos 25 cazas, según se cree saber en Washington, han sido enviados por Estados Unidos a Corea del Sur desde la base de Kadena en la isla japonesa de Okinawa, para reforzar las tropas estacionadas en Panmunjon.

Además, el Pentágono anunció que un escuadrón de cazabombarderos «F-111» había sido puesto en disposición de despegue inmediato.

Un portavoz del alto mando militar norteamericano declaró que «la situación se mantiene en calma en todo el frente de la línea del armisticio».

En unas declaraciones a una cadena norteamericana de televisión, el secretario de Estado Henry Kissinger calificó las muertes de los soldados norteamericanos hace una semana como «un acto premeditado de asesinato». «Cualquiera que fuera la naturaleza de la disputa sobre los árboles, no justifica tal comportamiento», añadió Kissinger.

El secretario de Estado señaló que la respuesta de los Estados Unidos a esta agresión «dependerá de las intenciones de Corea del Norte y de si su Gobierno da unas respuestas satisfactorias a nuestras exigencias de explicación y reparación».

Antes de estas declaraciones, Henry Kissinger se había entrevistado con el presidente Ford, en Kansas City, a propósito de la situación en Corea.

De otro lado, la misión norteamericana en las Naciones Unidas propondrá en las próximas horas la retirada de sus tropas de Corea a cambio de una conferencia para acordar un régimen de paz permanente, en la que participarían las dos Coreas, Estados Unidos y China.

Mientras tanto, Corea del Norte advirtió que las maniobras norteamericanas en Corea «habían entrado en una fase extremadamente peligrosa» y acusó a Estados Unidos de «activar el mecanismo de la guerra».

Al otro lado de la frontera, en Seúl, el presidente surcoreano, Park Chung Hee, afirmó ayer que cualquier acto futuro norcoreano de provocación será contrarrestado con una represalia inmediata.

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