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"La Corrala debe conservarse"

La declaración de La Corrala como monumento histórico-artístico es uno de los puntos que la recién creada Asociación de Vecinos de la Latina, en su declaración de cara a los habitantes de la zona, así como el que toda esta clase de monumentos, «de los pocos que, quedan con sabor castizo en Madrid », sean conservados a ultranza.La Corrala, que en estos momentos viene a representar el espíritu dieciochesco de aquel Madrid que ya se ha perdido para dar paso a otro mucho mayor, abigarrado y lleno de rascacielos, aunque mucho menos tranquilo, ha sido objeto, a lo largo de los últimos meses, de una serie de movimientos que reclaman su conservación.

Aparte del vecindario, que miraba por sus propios intereses, se han interesado por este enclave urbano una gran cantidad de organismos y asociaciones. Uno de ellos ha sido el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, que, en reunión de la Junta de Gobierno, acordaba la elaboración de un dossier completo sobre el tema, realizar una encuesta entre los vecinos para conocer sus opiniones,y dar conocimiento tal que impidiera visarse ningún proyecto sobre el emplazamiento de La Corrala, que no fuera de consolidación o conservación.

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El mismo COAM realizó la encuesta solicitada. Según ella, el 45 por 100 de la población lleva ba más de cuarenta años resi diendo en La Corrala, mientras que los alquileres no superiores a las 500 pesetas superaban el 60 por 100. Las razones fundamen tales de la población para seguir viviendo en su mismo lugar de residencia eran, fundamental mente, económicas y expresaban también la ventaja que les su ponía el vivir en el centro, lo que venía a suponer el 72 por 100 de los vecinos.

Las viviendas que en la actualidad ocupan La Corrala están compuestas por tres dormitorios, cocina y comedor, con una galería común a todas ellas. Es precisamente esta galería la que le confiere a este rincón madrileño el casticismo que le caracteriza y por cuyo manten¡miento luchan y siguen luchando diversas organizaciones ciudadanas de Madrid. Lo que hoy se ha convertido en una plaza ajardinada era, en tiempos, un patio de vecindad, en el que los, madrileños, que hoy sólo recordamos a través de las novelas costumbristas Y alguna zarzuela, hacían su vida.

La Corrala, por su tipismo y por su madrileñismo, bien merece verse incluida en el catálogo de monumentos histórico-artísticos, ya sea por conservar algo de lo que de, Madrid queda en esta gran ciudad o ya sea por saber que esa misma gran ciudad tuvo un pasado que le pertenece desde siempre, aunque parezca que se quiere desprender de él.

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Y, sirviendo La Corrala como ejemplo, podemos seguir una especie de recorrido turístico por todo el barrio. Sus calles enrevesadas y en las que se ha perdido más de un conductor no acostumbrado a ellas, están pidiendo a gritos una consideración especial: la única que pueda conducir a conservar un barrio entero que, al estilo del Madrid de los Austrias o los Borbones, nos viene a recordar algo del pasado, ilustre o chulo, de un Madrid que ya ha crecido tanto que los urbanistas se preocupan de él y los vecinos, sus habitantes, piden que quede tal como está y no se pierda del todo.

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