Cita europea del jazz en el Festival de Ljublajana

En la localidad yugoslava de Ljublajana se ha celebrado del 17 al 20 del mes pasado, la 17 edición de su Festival Internacional de Jazz, auténtica cita del jazz europeo por cuanto que, de los dieciséis grupos en él presentados, sólo tres eran norteamericanos, siendo todos los demás continentales. De estos últimos, hay cuatro que proceden de Europa Oriental, y los demás, lógicamente, asientan sus reales en la Europa Occidental.Yugoslavia, pais organizador, ha presentado tres formaciones, y lo más curioso del caso es que las tres son big-bands. Así tenemos la Orquesta de la Radiotelevisión de Ljublajana, dirigida por Joze Privsek la Big-Band de la Radiotelevisión de Zagrev, bajo la batuta del compositor Miljenko Prohaska, y la de la Radiotelevisión de Belgrado, dirigida por Vojislav Simic. El cuarto grupo del Este fue quizá, el más notable de todos: la Stanko-Makicz Unit de Polonia, sorprendió con una formación realmente original (trompeta, piano y batería), y sus dos elementos básicos (el trompeta Tomasz Stanko y el pianista Adam Makowicz) fueron de los más destacados de todo el festival. El resto de los grupos occidentales representaban cada uno de ellos a un país: el cuarteto de Olli Alivenlaliti (Finlandia), el grupo Paraphernalia de la saxofonista Bárbara Thompson (Inglaterra), el sexteto de Etienne Verscliveren (Bélgica), los cuartetos Basic Train (Holanda), del trombonista Eje Thelin (Suecia), del saxofonista Rao, Kyao (Portugal), y los grupos Magog (Suiza), Swing Machine (Francia), y Jazz track (Alemania Occidental).

Tres han sido los grupos norteamericanos presentes en el festival el quinteto del pianista Cecil Taylor, el cuarteto del saxofonista Stan Getz, y los eternos e inmarchitables Jazz Messengers, del batería Art Blakey.

Esta escasa representación extracontinental es muy digna de resaltar, porque significa dar una oportunidad más a los músicos europeos de hacerse escuchar por sus propios públicos; y aunque se me puede argüir que el jazz es un idioma universal y que sus inventores fueron precisamente los habitantes de color de USA, yo me atrevo a decir que en Europa se habla un idioma jazzístico de enorme importancia. Terminaron ya las épocas en que el jazz europeo era una simple copia del americano y que la personalidad de nuestros jazzmen continentales raya a la altura suficiente como para pasar con ellos sorprendentes e inolvidables veladas musicales. El margen de confianza que había que darles hace unos años ha sido profundamente captado y su música actual es, en muchas ocasiones, más compleja, moderna e interesante que la que nos llega del otro lado del mar.