Manuel Caballero,
lacero municipal al servicio del Ayuntamiento de Olot, recibió la orden de retirar de la vía pública a unas gallinas subversivas que luciendo el distintivo de la Marxa de la Llibertat, circulaban por el paseo de Blay, de la ciudad de los santos de escayola. El señor Caballero, aunque lo suyo sea capturar canes, requirió el lazo de acero y se aprestó a la acción. Sin embargo, los promotores del desfile gallináceo no estaban por la labor y agredieron al disciplinado lacero hasta hacerle desistir. El hecho «ha sido enérgicamente censurado», pero al señor Caballero no le quita las bofetadas nadie.
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