Demasiada casta para tan poco oficio
Seis novillos de mucha casta, con los que no pudieron los matadores, como era de esperar. La casta es la gran verdad, y el gran problema del toro, que requiere lidia, serenidad y oficio. Los novilleros, más aún sí no están muy placeados, es lógico que no posean estas , aptitudes, y la consecuencia natural es que se vean a merced de sus enemigos. Así ocurrió el domingo en Las Ventas.Las reses de Sotillo estuvieron muy bien presentadas. No eran grandes. Algunas incluso pecaron de pequeñas. Pero no se pro testaron porque todas tenían el trapío suficiente, cabezas astifinas, seriedad. He aquí el mentís rotundo a quienes dicen que los aficionados quieren el toro grande, la masa de carne de media tonelada arriba, embista o no embista.
El domingo se lidiaron en Las Ventas seis novillos de Sotillo Gutiérrez para Pedro Somolinos, Pedro Giraldo y López Heredia
Los tres espadas estuvieron voluntariosos ante él genio y la casta de las reses. La labor de López Heredia fue desaforturada. Mataron así:Somolinos.-Estocada caída en la que tira la muleta (ligera petición y vuelta con protestas). Estocada fulminante (más pitos que palmas y saludos). Giraldo.-Tres pinchazos y descabello (palmas y saludos). Pinchazo hondo, estocada perpendicular y atravesada, rueda de peones y tres descabellos (palmas y pitos, y saludos). López Heredia-Estocada corta, delantera y baja y, perseguido, se tira de cabeza al callejón; rueda de peones en dos tiempos, bajonazo atravesado (aviso con un minuto de retraso), pinchazo y golletazo (algunos pitos). Bajonazo tirando la muleta (pitos algunas palmas). Los novios.-Muy bien presentados, aunque no grandes, tenían casta y habrían dado mejor juego si se les lidia adecuadamente. Otros factores-Presidió con poco acierto el señor Portolés. Ordenó precipitadamente los cambios del primer tercio.
'Los seis sotillos embistieron con genio, y su comportamiento fue interesantísimo para los aficionados. Pero les dieron una lidia fatal. A casi todos les picaban trasero, lo cual les restó fuerza, pero hacía que llegaran a la muleta con un cabeceo molesto, cuando no violento y peligroso. Varios incluso se quedaron sin castigo suficiente porque a la presidencia le debió equivocar la engañosa presencia de algunos ejemplares y cambiaba el tercio con precipitación. En esto, que es fundamental para la lidia, estuvo francamente mal el señor Portolés.
El primero de la tarde llegó a la muletajusto de fuerzas, pese a que recibió una sola vara. Embestía noble por el derecho, pero Somolinos no acertó en los remates de largas series de derechazos y se vio comprometido.
Cuando se echó la estaba gazapón y los naturales le salieron movidos. Volvió a los derechazos y se vio que la abundancia de pases no había surtido.ningún efecto porque la casta de la res se imponía. El. torero sufrió varios achuchones. Terminó- con tres dobladas a dos manos que fueron lo mejor de la tarde. Picado muy trasero, el cuarto acometía con la cara alta y sin fijeza. Una vuelta casi completa al ruedo, por el tercio, dieron novillo y novillero, éste intentando ligar derechazos sin que aquél lo consintiera. Cuando Para cuadrar intentó de nuevo los ayudados por bajo a dos manos, la res le comió el terreno, se le echó encima con fiereza y tuvo que escapar por piernas.
Pedro Giraldo recibió con una larga de rodillas y dio buenas verónicas al segundo de la tarde, que, poco y mal picado, embistió violento. Hizo una larga faena sobre la derecha, sin- arte, peroconsiguió meter al novillo en la m uleta a fuerza de aguantar. El quinto fue peligroso por el derecho y el espada basó el trasteo en los naturales. La primera tanda, de seis pases,le salió aseada, mas en la segunda el novillo ya acometía incierto, y en la siguiente le. enganchó, pegándole una voltereta. Banderilleó Pedro Giraldo a sus dos enemigos con vulgaridad.
Al tercero, serio, cariavacado, también le picaron trasero y menos de lo debido, por lo que llegó al último tercio fuerte y con genio. La faena a este novillo fue un rosario de incidentes..Volteó al matador en los prímerós ayudados por bajo y luego le acosó en cada, pase, le achuchaba, le hacía correr. López Hetedia devolvió la oreja que leregalaron en la feria de San Ísidro por una faenita tremendista. El domingo dejó al descubierto su falta total de recursos para dominar no ya difíciles embestidas, como la que tenía este novillo, sino la pastueña, cual era la, del sexto, un serio, ejemplar cuya salida se acogió con ovaciones. Con facha de toro antiguo, derribó y acabó tomando la muleta con nobleza. López Heredia, no obstante, le hizo faena desastrosa, trapazo va, trapazo viene, como si incluso desconociera el toreo de salón. Los aficionados protestaron esta desmañada forma de torear, ante las oblicuas y atónitas miradas de miles de japones es, que cerraban filas en los tendidos, gastándose en fotos una fortuna.
Babelia
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