Moderado avance de la izquierda en Italia
Un avance moderado de la izquierda, pero sin alcanzar los sufragios necesarios para conseguir la mayoría parlamentaria, un retroceso contenido de la democracia cristiana y pérdidas en los partidos laicos y la extrema derecha, serían los resultados de las elecciones legislativas italianas si se celebrasen ahora en lugar del 20 de junio.Tales son las conclusiones de un sondeo de opinión, el primero de esta campaña electoral, realizado por el diario La República.
El balance de la encuesta muestra que los desplazamientos del electorado serán prudentes, pero, sobre todo, pone en evidencia que casi una cuarta parte de los 41 millones de electores italianos aún no saben cómo van a votar y que, como es frecuente, serán éstos los que inclinen la balanza a última hora.
El análisis de las tendencias electorales señala que los grandes derrotados de los próximos comicios legislativos serían los democristianos, con una pérdida casi del 3,5 por 100 de su actual representación en el Parlamento. Por el contratrio, los comunistas se adjudicarían casi un 5 por 100 de votos más, seguidos de los socialistas, con una moderada ganancia del 2 por 100.
Aparecen también como ganadores los republicanos, que, a juzgar por el sondeo del periódico italiano, obtendrían un 3 por 100 más de votos.
Los partidos laicos -Radical y Socialdemócrata- ven reducidos sus porcentajes en cerca de dos puntos, y en la misma proporción la extrema derecha parlamentaria representanda por el Movimiento Social, Italiano.
Casi un referéndum
En virtud de este panorama hipotético, adquiere verosimilitud la tesis de que las próximas elecciones podrán convertirse en una especie de referéndum, en el cual los italianos indicarán sus preferencias por la democracia cristiana o por el Partido Comunista.De hecho, la propia campaña electoral, que comienza ya a animarse, con numerosos mítines públicos y una inundación de declaraciones y conferencias de prensa, entre los dos mayores partidos del país que se muestran radicalmente afianzados en posiciones de choque.
Los comurtistas concentran sus ataques electorales en la democracia cristiana, a la que acusan de abuso de poder y piden al país un «voto de cambio» para una política de reformas llevadas a cabo por un Gobierno que cuente con su presencia.
Los democristianos responden con un seco no a cualquier acuerdo gubernamental con los comunistas y mantienen su línea tradicional de que el país debe regirse sobre la base de una coalición entre la democracia cristiana y el socialismo.
A esta invitación, los socialistas han respondido negativamente pidiendo al electorado la derrota del sistema de poder de la DC y sugiriendo la formación de un Gobierno abierto a todas las fuerzas democráticas, incluidos los comunistas. Y Francesco de Martino, secretario general del Partido Socialista, ha advertido: «Si la democracia cristiana rechaza esta propuesta, creo que eligiríamos un Gobierno de izquierdas.
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