Buen humor
El espejo del país oficial está alegre y eso se ha notado mucho este fin de semana. Solís ríe a mandíbula batiente, Clara ya ha ingresado en la clase de los peatones, hay petróleo en Asturias, los comentaristas de política internacional del gran medio nos recuerdan que estamos fuera del circuito de preocupación de los ordenadores (nunca mejor dicho) del Pentágono, los chicos de la misión Un dos tres inician su aventura con lágrimas de felicidad en los ojos, el hombre de la Bolsano da crédito a sus gráficos, el cura de semana de Reflexión llegó a asegurar que los españoles estamos celebrando alborozados las festividades de San Isidro Labrador (lo cual señala con modélica exactitud la idea que los de Prado del Rey tienen del ser de los españoles: o se es madrileño, o se es agricultor, o se es agricultor madrileño, pero no cabe una cuarta posibilidad), Santiago Bernabéu vende entradas en Aquí, ahora para el partido del domingo, y en el Mediterráneo ya no se pone el sol.El buen humor reinante en los estudios de Prado del Rey sólo puede ser explicado por la paremiología. La sabiduría popular no falla, sobre todo cuando las altas y altísimas esferas están empeñadas en reformarnos a base de los más conocidos y superados tropos de la sabiduría popular.
En cualquier caso, hay que reconocer que éste es el método bastante más de agradecer que el de la bronca, tan prodigado últimamente. Hasta el pasado jueves, los monopolizadores del poder o sea, de la calle y de la violencia, salían en la televisión para reñirnos. Ahora para reírnos. Todo sigue igual o peor, menos el tono y el gesto. Bien es verdad que el señor Solís siempre desempeñó el papel de la sonrisa del régimen.
Babelia
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