Los liberales
Sale EL PAIS cuando los liberales estarnos constituyendo una alianza que habrá de desembocar en el gran Partido Liberal español. Es natural, por lo tanto, que mi primer articulo de colaboración en este periódico que nace con vocación de ser el gran diario independiente tanto tiempo esperado, lo dedique a los liberales. Pero no concretamente a los españoles, sino a los del mundo. Porque quienes ahora estamos embarcados en la importante tarea de organizar el futuro Partido Liberal español, somos conscientes de que no estarnos inventando nada.
Nadie ignora que Europa occidental, tras la segunda guerra mundial, ha sido levantada hasta su actual nivel cultural y material por los liberales, los socialistas y los demócratacristianos. Serán también esas tres fuerzas políticas las que llevarán a España de la dictadura a la democracia y nos incorporarán a la Comunidad Europea.
Nosotros, los liberales, aspiramos, claro está, a que nuestro pensamiento sea el que prevalezca. Hemos de conseguir que nuestro partido ofrezca soluciones concretas a los problemas de nuestro país, que merezcan el voto mayoritario de nuestros compatriotas. Formularemos, como es lógico, esos programas en el momento oportuno, pero, por de pronto, bueno será que ahora señalemos aquello que nos une a nuestros correligionarios del mundo.
Algunos de mis lectores conocerán, sin duda, el famoso manifiesto liberal elaborado por la Conferencia de Oxford en abril de 1947, pero pienso que la gran mayoría no lo habrá leído nunca. Lo más sistemáticamente silenciado y denigrado en España durante los pasados cuarenta años ha sido el liberalismo. Por eso considero oportuno divulgar hoy aquel importante documento de la Internacional Liberal, cuyo Presidente de Honor es nuestro don Salvador de Madariaga. Los ideales y principios proclamados en él han sido objeto después de sucesivos desarrollos y concreciones a que me referiré en otros artículos.
He aquí, sin más preámbulos, el histórico texto, base doctrinal de todos los liberales del mundo.
Manifiesto liberal
«Nosotros, liberales de diecinueve países, reunidos en Oxford, cuando reina el desorden, la miseria, el hambre y el miedo ocasionados por dos guerras mundiales; Convencidos de que el estado en que se encuentra el mundo se ha producido esencialmente por el abandono de los principios liberales;
Proclamarnos nuestro credo, tal y como se define en la siguiente Declaración:
I
1.0 El hombre es, en primer término, un ser capaz de pensamiento y de acción independientes, que sabe distinguir el bien del mal.
2.0 El respeto de la persona humana y de la familia es la verdadera base de la sociedad.
3.0 El Estado no es más que el instrumento de la comunidad; no debe asumir ningún poder contrario a los derechos fundamentales del ciudadano y a las condiciones esenciales de una vida responsable y creadora, consistente en:
La libertad personal, garantiza da por la administración independiente de la ley y de la justicia.
La libertad religiosa y la libertad de conciencia.
La libertad de palabra y la libertad de Prensa.
La libertad de asociación y la de no-asociación.
La libertad de elegir oficio o profesión.
La posibilidad de acceder a una enseñanza superior y variada, conforme a la capacidad del individuo, sin tener en cuenta su nacimiento ni sus medios económicos.
El derecho a la libre posesión de bienes y a la libertad de empresa individual.
La libertad de escoger por parte del consumidor y la posibilidad de beneficiarse plenamente de la productividad del suelo y de la industria.
La garantía de seguridad en casos de enfermedad, desempleo, invalidez y vejez.
La igualdad de derechos de hombres y mujeres.
4.0 Solamente una auténtica democracia puede garantizar estos derechos. La verdadera democracia, inseparable de la libertad política, se basa en el consenso consciente, libre y esclarecido de la mayoría, expresado mediante votación libre y secreta, respetando al propio tiempo las libertades y opiniones de las minorías.
II
1.0 La supresión de la libertad económica entraña inevitablemente la desaparición de la libertad política. Somos contrarios a tal supresión, sea por nacionalizaciones, monopolios, trusts o «cartels» privados.
No admitimos más nacionalización que la de aquellas empresas que rebasen las posibilidades de la empresa privada o en las que la competencia ya no funcione.
2.0 El bien común debe prevalecer y estar garantizado contra todo abuso de poder por parte de grupos de presión.
3.0 La constante mejora de las condiciones de empleo, vivienda y vida de los trabajadores es esencial. Los derechos, deberes e intereses de la mano de obra y del capital son complementarios; la consulta y la colaboración organizadas entre patronos y asalariados son esenciales para el bien de la industria.
III
Quien quiera ser libre debe necesariamente servir. A cada derecho corresponde un deber. Para que las instituciones libres funcionen eficazmente, cada ciudadano debe asumir una responsabilidad moral hacia los otros hombres, sus hermanos, y participar activamente en los asuntos de la comunidad.
IV
Para que la guerra sea abolida y para que sean restauradas la paz mundial y la prosperidad económica, todas las naciones deben cumplir las obligaciones siguientes:
a) Participar lealmente en una organización mundial donde todas las naciones, grandes y pequeñas, se atengan a unos mismos principios de equidad y que tenga poder para asegurar el cumplimiento estricto de todas las obligaciones internacionales libremente contraídas.
b) Respetar el derecho de toda ilación a disfrutar de las libertades fundamentales del hombre.
e) Respetar la lengua, la fe, las leyes y las costumbres de las minorías nacionales.
d)Permitir la libre circulación de ideas, noticias, bienes y servicios entre las naciones, así como viajar libremente por el interior y el exterior de las fronteras nacionales, sin censuras, barreras aduaneras ni intervenciones en los cambios.
e) Desarrollar las regiones subdesarrolladas del mundo, con la colaboración de sus habitantes, para su mayor beneficio y el del resto del mundo.
Pedimos a todos los hombres y mujeres que, en general, comparten estos ideales y estos principios, se unan a nosotros y se esfuercen con nosotros para conseguir que sean aceptados en el mundo entero.
Pienso que ya es hora de que los ideales y principios del Manifiesto Liberal tengan vigencia en España.
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