La vida discreta de Luis Rubiales en Granada un año después de su dimisión
El expresidente de la RFEF pasa sus días como un ciudadano más en el centro histórico de la capital andaluza, donde se mudó en octubre de 2023 y prepara su defensa ante la tormenta judicial que se le avecina
Enfrente, la Capilla Real y la Catedral. A su lado, el Ayuntamiento. Un poco más hacia la izquierda emerge la Plaza Bib-Rambla, donde el arzobispo Cisneros, luego inquisidor del reino de Castilla, quemó una gran cantidad de manuscritos musulmanes en 1502, diez años después de la conquista de la capital del Reino Nazarí. En pleno corazón histórico de la ciudad de Granada, en la calle Reyes Católicos, Luis Rubiales vive su nueva vida un año después de dimitir de la presidencia de la Real Federación Española de fútbol (RFEF). Solo 16 días antes había asegurado con vehemencia ante la Asamblea federativa que no renunciaba a su cargo después de haberle comunicado a su círculo más cercano que sí lo haría. En aquella histriónica asamblea fue aplaudido por muchos, incluido el seleccionador Luis de la Fuente. Aquella pleitesía generalizada de los allí presentes fueron los últimos ramalazos de su poder y de la intimidación que generaba su despótico mandato. Ahora, un año después, el ciudadano Rubiales reside en Andalucía desde finales de septiembre del pasado año tras comprar un inmueble en una de las zonas más cotizadas de Granada.
Entre turistas y vecinos, Rubiales lleva una vida normal en una ciudad donde ha encontrado un entorno agradable aunque se mueve con cierta discreción. Allí preparara a conciencia su defensa ante las batallas judiciales que le esperan. Por un lado, está a la espera del juicio por el beso no consentido a la internacional Jennifer Hermoso que se iniciará el 3 de febrero de 2025 y está previsto que concluya el 19 del mismo mes. La Fiscalía pide dos años y medio de prisión para Rubiales, uno por el beso, que considera un presunto delito de agresión sexual, y uno y medio por las coacciones posteriores a Hermoso. La otra causa, aunque está aún sigue en periodo de instrucción, es su condición de investigado como presunto cabecilla de la Operación Brodie, en la que se investigan supuestas irregularidades en contratos relacionados con la federación en sus cinco años de mandato (2018-23). Entre medias de esa actividad dedicada a su defensa, cada cierto tiempo emprende viaje hasta la República Dominicana, donde gestiona algunos negocios. También de vez en cuando se traslada a una casa que tiene en el campo en las cercanías de Granada junto a la familia y su pareja.
Rubiales no asiste a los partidos del Granada, actualmente en Segunda División, consciente del revuelo que supondría acudir a Los Cármenes, pero los encuentros con los granadinos son constantes. Los ciudadanos relatan en las redes sociales cualquier aproximación al expresidente. Granada es una ciudad con las cualidades ideales para su actual situación. A 44 kilómetros de su Motril natal, de 230.000 habitantes, es lo suficientemente grande para disponer de las comodidades de una urbe importante mientras conserva la esencia de una localidad donde se mantienen las relaciones vecinales y familiares. Una ciudad aceptablemente bien comunicada y de un enorme patrimonio histórico, en la que Rubiales no dudó en comprarse un piso que en estos momentos ronda el medio millón de euros si se analiza el precio medio de la zona en cualquier portal inmobiliario.
El expresidente es un vecino más y un habitual de los establecimientos de su barrio. “Claro que lo vemos. Es muy amable, se hace fotos con quien se le acerca y nos pareció un tío agradable. El otro día estuvo por aquí tomando un café”, afirma un empleado del Bar La Cueva, justo enfrente del ayuntamiento de Granada. El edificio de tres pisos donde vive Rubiales se encuentra rodeado de establecimientos emblemáticos de la ciudad de Granada. En uno de ellos, el presidente compra una de las mejores ensaladillas que se hace en la ciudad. Curiosamente, se trata de una pastelería que mantiene la tradición de elaborar este producto. “Más que los pasteles, a Rubiales le gusta la ensaladilla de gambas. Viene muchas veces a por ella”, aclaran. Se trata de la pastelería López Mezquita. Palabras mayores en Granada. Donde compra su ensaladilla Rubiales existía un salón de té en el que los intelectuales de la ciudad andaluza debatían en el pasado siglo. Un hilo invisible e inesperado une en ese establecimiento al expresidente con figuras como Federico García Lorca o Manuel de Falla, compositor que encontró en Granada el escenario ideal para sus creaciones.
Si la ensaladilla une a Rubiales con Lorca, los helados lo hacen con una multitud de granadinos. En la heladería Los Italianos saben muy bien quién es Rubiales. “Un cliente de los buenos, viene mucho. Es simpático y nosotros entendemos que debe responder ante la justicia si hizo algo malo, pero aquí le queremos mucho. Es un señor muy amable, que siempre atiende a quien quiere hacerse una foto con él o charlar de algo”, aclaran en la heladería, en plena Gran vía.
Precisamente esa sea una de las virtudes de Rubiales. Es cercano e imbatible en las distancias cortas. A pesar de estar inmerso en dos complejos procesos judiciales, Rubiales no cambia. Aprovecha sus virtudes y es listo en el cara a cara. No ha olvidado, por ejemplo, mandar algún que otro mensaje a los que fueron sus íntimos colaboradores en la Federación. “Lo ha debido pasar mal, no estará muy bien, pero se rehace”, aclaran a este medio algunos de estos excompañeros. Y es que Granada siempre ha estado en el corazón de Rubiales. Uno de sus mayores placeres en su tiempo libre era viajar a la ciudad para perderse con los amigos en sus calles y disfrutar de sus múltiples bares y restaurantes. Una cultura que, en Granada, una ciudad también con una importante tradición universitaria, se lleva con orgullo. Cerca de Motril y de su familia, pegado a su núcleo vital, Rubiales solo vio alterada su vida en Granada durante el registro que la Guardia Civil hizo el pasado mes de marzo en su casa. A él le pilló en la República Dominicana, pero el revuelo fue importante en la calle y todavía se recuerda.
“Pues yo soy de Rubiales. Pudo hacerlo mal con Hermoso, pero para mí no es una agresión sexual lo que ocurrió. Mi novio es de Motril y allí todo el mundo le aprecia. Yo creo que en Granada, en general, casi toda la gente le quiere”, afirma a este diario la empleada de una tienda cercana al domicilio de Rubiales y que no desea dar su nombre a este periódico. “No me interesa”, afirmó el exdirigente federativo cuando este se puso en contacto con él para que contara cómo le va en su nueva vida, fuera de la Federación Española, ente que presidió desde 2018 hasta 2023. Todo cambió hace ahora un año. Ahora es un ciudadano más que vive en una de las zonas más exclusivas de Granada.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.