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Medio siglo de fútbol argentino en figuritas de museo

Una exposición en la Casa Rosada muestra la historia de una pasión coleccionable

Una mujer y un niño observan cromos de Argentina exhibidos en Late, exposición organizada por el Casa Rosada, en Buenos Aires.
Una mujer y un niño observan cromos de Argentina exhibidos en Late, exposición organizada por el Casa Rosada, en Buenos Aires. Silvina Frydlewsky
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Si el fútbol es cultura, las figuritas son otra forma de mostrarlo. Las imágenes que generaciones de argentinos coleccionaron en las últimas décadas, como Mario Kempes en Argentina 1978 y Diego Maradona en México 1986, más la cuarta participación mundialista de Lionel Messi en Rusia 2018, compartirán espacio durante la fiebre de la Copa del Mundo junto a las piezas históricas que conforman la muestra permanente del museo de la Casa Rosada, en Buenos Aires. A pocos metros del sillón en el que los presidentes argentinos se sentaron desde 1900, del Cadillac que Juan Domingo Perón compró en 1955 y de las ruinas que quedaron del fuerte de Buenos Aires en el siglo XVIII, paneles celestes y blancos reúnen el porte de Jorge Valdano en 1986, la melena rubia de Claudio Caniggia en 1990, la juventud de Javier Mascherano en 2006 y otros 600 cromos y 30 álbumes.

La muestra se llama Late, una apócope que juega con “la tengo la tengo, late late”, la frase con la que los niños repasan a toda velocidad qué figuritas tienen de la pila de repetidas de sus compañeros de colegio. Late va más allá de las figuritas actuales o de los últimos Mundiales, en los que la empresa italiana Panini adquirió los derechos exclusivos de la FIFA. El primer álbum que se publicó en Argentina con figuritas de la selección albiceleste fue en 1962, una colección llamada “Ídolos del deporte” que, como fue editada después del torneo, reunió a los 22 futbolistas que efectivamente habían jugado la Copa del Mundo en Chile. Eran épocas de cromos redondos, de cartón, no autoadhesivos y con información módica: el rostro del futbolista, su apellido y el nombre de la selección (o el equipo) a la que pertenecía.

Durante muchos años, en especial en la década del 70, las ilustraciones de los jugadores reemplazaron a las fotos. Quienes llenaban un álbum podían canjearlo por una pelota de fútbol, un bien mucho más inaccesible que ahora, por lo que las empresas dificultaban esa misión: había figuritas difíciles, casi imposibles, por ejemplo la de Jorge Carrascosa, el capitán de la selección en 1977 que a último momento renunció a Argentina 1978. Cuarenta años después, aquel cromo es aún más inaccesible, por lo que Late recurrió al dibujo original del ilustrador, Jorge de los Ríos.

Late no sólo apunta a la nostalgia o a mirar al fútbol con ojos de niño, sino que también responde al furor que despierta cada cuatro años en Argentina –como en otros lugares de Latinoamérica- el lanzamiento del álbum del Mundial. Cientos de chicos y adultos se juntan los fines de semana a cambiar cromos de Rusia 2018 en decenas de parques y plazas de Buenos Aires. Y existe además un circuito de bares en el que los jóvenes intercambian figuritas mientras toman cerveza al final de un día de trabajo.

“Hay un cambio de hábito muy grande en los últimos Mundiales, pero en especial en éste –dice Matías Bauso, curador de la muestra-. En décadas pasadas, las figuritas sólo les interesaban a los chicos y únicamente se cambiaban en los colegios, durante los recreos. Ahora es normal que los adultos intenten llenar su álbum y, sobre todo, dejó de existir una diferencia de géneros en el tema: mujeres y hombres se interesan por igual”. Aunque ya no es un juego como antes (darlas vuelta con un golpe de mano sobre el piso, acercarlas a la pared más que el rival), no deja de ser un pasatiempo de otra época, y en formato papel, que sobrevive en tiempos digitales.

Entre rarezas de época (en Estados Unidos 1994, cuando la FIFA permitió dos colecciones oficiales, Panini incluyó a Maradona y Upper Deck, no) y habituales contingencias de trabajos que terminan antes de que comiencen los torneos (Juan Román Riquelme tiene su figurita de Francia 1998 pero no fue convocado, así como Sergio Romero, lesionado y marginado del Mundial hace dos semanas, figura en el álbum de Rusia 2018), sobresale un magnífico mosaico de Lionel Messi. “Está hecho con las figuritas que componen la muestra", dice Max Rompo, su diseñador, además encargado del resto de la gráfica de la exposición. Son unas 2.000, algunas repetidas cuatro o cinco veces. Queríamos hacer un mosaico de los goles de Kempes y Jorge Burruchaga en las finales de 1978 y 1986, pero finalmente elegimos a Messi, por todo lo que representa, pero además como motivo de esperanza para el Mundial 2018”. No deja de ser una verdad: en épocas de figuritas, Messi es la figura que vale por miles.

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