Jorge Burruchaga: “En Italia 90, Argentina fue el finalista de la vergüenza deportiva”
El manager de las selecciones argentinas es el último argentino en anotar en una final de Copa del Mundo
Faltan unos minutos para las 14 horas del 29 de junio de 1986 y todos los ojos están puestos en el estadio Azteca de México. Las selecciones de Argentina y Alemania se juegan la Copa del Mundo en una final a matar o morir. El encuentro parecía fácil para la celeste y blanca, comandada por su líder histórico, Diego Maradona. Sin embargo, Alemania empató y cuando todo indicaba que la sentencia sería por penales, Jorge Burruchaga (Gualeguay, 1952) corrió todo el campo rival para marcar el 3 a 2 a falta de siete minutos. El tanto fue el último anotado por un futbolista argentino en una final del mundo, hace 32 años, y uno de los más celebrados en el gran país austral. "El primero que se me acerca cuando salí a celebrar el gol es [Sergio] Checho Batista, y por su barba, yo pensé que estaba viendo a Jesús", contó alguna vez quien hoy se encarga de la logística de todas las selecciones argentinas.
Pregunta: ¿Es consciente de qué hizo el último gol de Argentina en la final de un Mundial?
Respuesta: Sí, es cierto. Por eso digo que los mundiales no son fáciles. Si hay un lugar en el que lamentablemente no podes tener errores es el Mundial, porque después la espera es larga. A [Gonzalo] Higuaín lo vuelven loco por el gol que se erró en la final de Brasil 2014. Es parte del juego, y lamentablemente no se puede errar, porque no hay campeón moral. Sin dudas que este equipo carga con esa cruz. Pero te das cuenta lo que este grupo lucha por la camiseta, por el orgullo y las ganas de conseguir un título que se le ha negado, inmerecidamente. Ahora todos los cañones y balas apuntan a este campeonato. Cuando te ponés esta camiseta te transformás.
P: ¿Fueron con confianza a México 86?
"Cuando te pones esta camiseta te transformas".
R: Nuestra situación fue totalmente distinta a la actual. Tuvimos un proceso no muy bueno y con una eliminatoria durísima que era por grupos, pero tuvimos mucho más tiempo para trabajar. Ese tiempo juntos, que no fue bueno en resultados, fue bueno en cuanto a conocimientos y tuvimos la posibilidad de elevar el rendimiento en el mismo Mundial. Hicimos un Mundial tremendo.
P: ¿Qué pasó en el Italia 90?
R: Nos pasó todo lo contrario y eso también cuenta en los mundiales. Cuando las tenés a favor, como en el 86, son todas buenas, sin lesionados ni suspendidos. En el 90 nos pasó de todo: [Neri] Pumpido quebrándose en el segundo partido, Maradona con el tobillo inflado, yo mismo lesionado, [Óscar] Ruggeri con una pubalgia, expulsiones y, en la final, nos tocó el mejor equipo de ese Mundial. Yo digo que Argentina fue el finalista de la vergüenza deportiva. Porque para ganarnos iban a tener que matarnos y, de hecho, ocurrió eso, porque jugamos acalambrados y con dos alargues antes de llegar a la final. Además, Yugoslavia unida, Rusia unida, Brasil en octavos e Italia que era el organizador. Para mucha gente llegamos de suerte porque ganamos por penales, pero para mí no fue suerte. Tenés que tener personalidad y un buen arquero como [Sergio] Goycochea. Mirá lo que hizo Van Gaal contra Costa Rica en 2014 (N. de R.: el entrenador holandés decidió cambiar de portero en el último minuto de la prórroga y logró ganar en los penales).
P: ¿Cómo ve a la selección?
R: La veo bien. Tener al mejor del mundo no es un dato menor y sobre todo con las ganas que tiene. Como equipo y en estos vaivenes que tuvo en la eliminatoria, lo veo a la búsqueda de lo que es el fútbol, un equipo, más allá de las individualidades que pueda tener.
“El Mundial es el único lugar en el que no se permiten equivocaciones”.
P: ¿Por qué cree que malogran tantos goles?
R: Se dio esa particularidad y el fútbol se conjuga en rachas. Pero ves a los jugadores en sus clubes e Higuaín, [Sergio] Agüero y hasta el chico [Lautaro] Martínez hacen. A mí me vienen diciendo desde hace 32 años si no lo vi a Valdano en el gol contra Alemania y para mí lo importante es que la pelota entró. Siempre va a haber errores, pero aquel que maximiza las posibilidades va a tener más chances y ese es el único lugar en el que no se permiten las equivocaciones.
P: ¿Es la última chance que tiene esta camada de jugadores?
R: Puede ser la última para muchos, porque hay un grupo importante que son base de esta selección y vienen jugando desde hace dos mundiales. Ni hablar de Messi, que va a tener casi 31 años. Yo no tengo dudas de que él podría jugar un Mundial con 35, pero muchos otros no. La eliminatoria terminó siendo más dura de lo pensado, sobre todo por los cambios de cuerpo técnico, que no son habituales en un equipo. Ellos piensan en esta chance como una nueva posibilidad. Las revanchas no existen, pero sí las nuevas oportunidades.
P: ¿Y en términos de logros? ¿No se genera frustración?
"No tengo dudas de que Messi podría jugar un Mundial con 35 años".
R: Sí y no. El fútbol es cara y ceca, pero de alguna manera el tiempo hace olvidar esa chance que tuvieron en Brasil. Ahora, vuelto a clasificar, la ilusión, las ganas, el deseo y la motivación hacen olvidar ese pasado y te da todas las fuerzas y energías para esta nueva aventura. No tengo ninguna duda de que van a llegar mejor que en Brasil 2014. Sobre todo porque la frustración te da experiencia y sabiduría. Das más de lo que podés.
P: ¿Cómo es su relación con Jorge Sampaoli desde que lo nombraron manager del seleccionado?
R: Me llevo bien. No lo conocía. Nos vemos mucho en el predio y charlamos mucho de todo. Es un tipo muy abierto, de hacer bromas y generar un buen ambiente. Tomó un desafío muy importante y no es poca cosa dejar de dirigir clubes en Europa con el presente que tenía y agarrar con cuatro partidos en las eliminatorias. Trabaja todo el día y busca soluciones.
P: ¿Cada cuánto recuerda el gol a Alemania?
R: Muchas veces, lógicamente. Las cosas han cambiado y hoy, pasado el tiempo y por esto de la ebullición mediática, cuando se cumplieron 30 años te recordaban el Mundial por Twitter como si fuese en tiempo real. Muchas veces nos encontramos y nos cargamos por lo que hicimos tras ganar el Mundial. Volvimos a la canchita a sacarnos una foto con una cámara vieja. Ni cuenta nos dábamos. Pero cuando vinieron los hijos y cuando se aproxima un Mundial el volver a ver el gol te da más nostalgia, siempre se me sigue poniendo la piel de gallina y mayor será conforme más pase el tiempo. No queda otra que seguir insistiendo. porque en lo deportivo son más los momentos de tristeza que de alegría. Pero los de alegría quedan para toda la vida.
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