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“Tenemos asado, más tierno que Gago”

Los hinchas argentinos se debaten entre la bronca y la desesperación

Federico Rivas Molina
Lionel Messi se lamenta durante el partido de Argentina ante Perú.
Lionel Messi se lamenta durante el partido de Argentina ante Perú.AP
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¿Hay pueblo en América Latina tan futbolero como el argentino? Seguramente. Pensemos en uruguayos y brasileños, por ejemplo. Pero ¿hay un pueblo que viva sus tragedias deportivas con tanta angustia, autocrítica despiadada y falta de esperanza? Puede que no. El empate sin goles ante Perú puso a Argentina fuera de repechaje y ahora está obligada a ganar a Ecuador en Quito si quiere seguir en la carrera por el Mundial de Rusia 2018 sin depender de otros resultados . “Sensaciones al borde del abismo”, tituló el diario La Nación. “¿Habrá un Mundial sin el mejor del mundo?”, se preguntaba Clarín. “Noche de brujas en la Bombonera”, escribió Página 12. La prensa argentina fue el reflejo de una sensación de derrota que ayer monopolizó el debate público en Argentina. Twitter midió el pulso del ánimo nacional: #Afuera fue tendencia en las redes sociales durante todo el viernes.

Los argentinos son afectos a las catástrofes colectivas. Puede que la razón sean los años de psicoanálisis que llevan encima o, incluso, las cíclicas crisis económicas y políticas que padecen. Pero lo cierto es que la relación con su selección de fútbol, y por continuidad evidente con la estrella máxima del equipo, Lionel Messi, es un tango de pasiones encontradas. De la gloria a la tragedia en menos de 90 minutos. “Lionel Messi, el mejor jugador del siglo, bienvenido a la Bombonera”, decía una enorme bandera colgada sobre una de las tribunas de la cancha de Boca Juniors. Nobleza obliga, fue el único que se salvó de las críticas. “¿Qué más quieren que haga? Goles... Lo único que le faltó a Messi es hacer un gol. Después, hizo (de) todo...”, escribió el periodista Julio Chiappetta en Clarín. “Pero Messi sigue sufriendo una verdadera pesadilla. No tuvo acompañamiento. No existieron las ‘pequeñas sociedades’ de las que habló el técnico Sampaoli en la previa”, agregó.

Salvado Messi, para el resto fue la condena. “Tenemos asado. Más tierno que Gago”, escribió, rápido de reflejos, un carnicero en su pizarra de ofertas. El comerciante promocionó su producto con una referencia a la rotura de ligamentos de Fernando Gago a los pocos minutos de ingresar en lugar de Ever Banega. Y Twitter fue la tribuna del día después: “Siamo fuori de Rusia”; “Jugadores sin sangre, sin huevos y sin goles, sacando a Messi todos le tiemblan las piernas”; “Vergüenza me da haciendo las cuentas para ver si clasificamos, ellos hacen las cuentas de cuánto ganan”.

También hubo críticas a la decisión de la AFA de jugar en la Bombonera, el templo de Boca Juniors, en lugar del Monumental, el estadio de River Plate que es sede histórica del seleccionado. “Sigo acá, esperando la promesa bostera de ver a Messi tirándose a los pies de los rivales porque el inodoro tiembla”, escribió un usuario en las redes sociales. La AFA cambió River por Boca convencido de que a la selección le faltaba el calor del público. La fría distancia de las tribunas del Monumental con el campo de juego era la culpable de tantos resultados amargos. Pero la noche del jueves puso en evidencia, como se cansaron de repetir los jugadores, que lo importante sucede sobre el césped y no sobre el hormigón.

Los argentinos están convencidos de que el partido contra Perú fue sólo la primera escala de un via crucis que terminará dentro de cuatro días en Ecuador, para bien o para mal. “El abismo está ahí, y allí seguirá cada mañana que nos despertemos hasta el próximo martes, el día de la verdad en Quito (…) Viernes, sábado, domingo, lunes y martes completos sufriendo con una selección que está llevando a un terreno desconocido a la mayoría de los argentinos. ¿O cuántos son los que vivieron aquella frustración de 1969, también con Perú de por medio? Pasaron 48 años, por eso hay dos generaciones y media convencidas de que la selección y el Mundial son pareja inevitable”, escribió en La Nación el periodista Sebastián Fest.

Pero no todo es el borde de un abismo. Una luz de esperanza se encendió cuando los periodistas descubrieron que si Argentina le gana a Ecuador entra al repechaje o hasta puede clasificar directo. Y que incluso si empata o pierde tiene alguna posibilidad lejana, dependiendo de otros resultados. Los argentinos no esperaban llegar a la última fecha de las eliminatorias con una calculadora en la mano, pero ahí están.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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