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Blogs / Cultura
La Ruta Norteamericana
Por Fernando Navarro
AMARAL
Columna
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Eva Amaral, la ‘frontwoman’ que marcó al pop español en el siglo XXI

El festival Sonorama Ribera celebra los 25 años de una banda en la que su cantante y compositora se ha convertido en un referente para posteriores generaciones

La cantante Eva Amaral, del grupo Amaral, durante el concierto de la segunda jornada del festival Sonorama Ribera de 2021.
La cantante Eva Amaral, del grupo Amaral, durante el concierto de la segunda jornada del festival Sonorama Ribera de 2021.Paco Santamaría (EFE)
Fernando Navarro

Amaral celebra 25 años de carrera en un concierto único y especial este sábado en el Sonorama Ribera. La actuación en Aranda de Duero servirá para festejar a uno de los grupos representativos del pop español actual. Es un buen momento, por tanto, para reivindicar a la figura de Eva Amaral, cantante y compositora de un dúo que ha llegado a lo más alto y ha sabido mantenerse fiel a su propuesta fuera de los dictados de la industria musical más comercial.

Las reivindicaciones suelen servir para elevar a artistas emergentes o subterráneos y darles un mayor valor ante escenas o situaciones que los ocultan. Sin embargo, a veces, las reivindicaciones también deben servir para poner en valor a artistas que, aún con éxito o consolidados, no se les observa en todo su significado. Eva es una de ellas. Tiene más aristas que la de simple gran cantante.

Siempre ha sido reconocida como una estupenda vocalista, versátil en las canciones más elevadas y enérgicas así como en las baladas. La profundidad de su canto es muy particular, ofreciendo un punto nada dócil y sí realmente imponente. Cuando Eva Amaral canta, sientes que lo que sucede en su cabeza y corazón siempre va en serio. No transmite pose, ni se recrea en acrobacias, ni dulzuras impostadas. Hay algo muy instintivo en su modo de ejecutar el pop. Esa es su virtud: llena la canción de una honestidad que busca arañar y lo consigue.

Eva venía del rock, como bien se podría ver en el primer disco de Amaral, y acabó, junto con su inseparable Juan Aguirre, estallando en el pop. Pero el pop desde un concepto anglosajón, con unas bases tan asentadas en los clásicos de Reino Unido y EE UU que brillaba con melodías y guitarras bien trazadas. Y cuando Amaral estallaron con un fulgurante éxito en Una pequeña parte del mundo y ya definitivo y esplendoroso con Estrella de mar, su tercer disco, Eva se mostró como una frontwoman impresionante. Apenas las había en la primera línea mediática y comercial y ella surgió y se asentó.

Conviene detenerse aquí: Eva surgió como una supernova en la escena musical española desde el primer momento, antes incluso del éxito definitivo ya en 2002. Su presencia sobre un escenario como su perfil de cantante y compositora son reivindicables. Cuando apareció, poseía un poder muy escaso en la música española a finales del siglo pasado. Voz, carisma, arrojo rockero, hondura en las baladas y comunicación en el escenario.

Recuerdo que Los Enemigos se iban a separar -luego volvieron- y Josele Santiago en un pequeño show promocional de esos del Fnac invitó a los asistentes a ver por la noche a unos amigos de Zaragoza que se presentaban en Madrid. Dormían en su casa. Cuando fuimos unos pocos a ese concierto, Amaral eran algo distinto y Eva ya demostraba su gran personalidad.

El dúo Amaral.
El dúo Amaral. Getty

Desde sus inicios, Amaral parecían ya una cuadratura del círculo: el pop podía molar mucho en un país que lo había pervertido en lo melódico simplón, pasto del imperio miope de las radiofórmulas y las grandes discográficas. Ellos eran otra cosa y alcanzaron la cúspide con su identidad. Sorprendía en el panorama que lo hiciese un dúo encabezado por una mujer y con ese estilo. No era fácil: en esos años de finales del siglo XX y principios del XXI hubo propuestas similares con medio pie en el rock clásico que se quedaron por el camino como Garaje Jack y Tahúres Zurdos. Y, sobre todo, más que en los discos, Eva era una presencia especial en el escenario. Si Christina Rosenvinge abría entonces nuevas posibilidades de empoderamiento en el territorio del indie, Eva lo hacía en el del pop. Mujeres como ellas estaban marcando un antes y después en tanto en cuanto estaban siendo faros y referentes, como antes había hecho Alaska.

Hay que recordar que, antes de los últimos y poderosos movimientos feministas con sus reivindicaciones y denuncias, Eva Amaral cantó a los malos tratos. La canción Salir corriendo fue publicada en 2002 y, además, se convirtió en un éxito. Y, en este sentido, hay que señalar que Eva ha ejercido de compositora y productora del dúo, cosa que, en varias ocasiones como ha recordado ella misma, parecía obviarse en la prensa. No era la cara bonita de Amaral. Es la creadora de Amaral, junto a Juan Aguirre, la persona que más admira a Eva y más la reivindica.

El dúo tuvo momentos de zozobra cuando abandonaron un sello grande y se hicieron independientes, pero salieron a flote y ahora su personalidad es también admirable por el paso que dieron. Siguen independientes en su sello propio. Pocos se atreven. Y el público no les ha fallado. Tampoco en Latinoamérica.

En Sonorama Ribera se vivirá una noche especial. Muchas bandas y artistas más jóvenes y coetáneos de Amaral han reconocido su valor. Algunos seguro que suben al escenario con ellos. Sin duda, tal y como se ha visto en los últimos lustros, Sonorama Ribera es el lugar idóneo para un 25 aniversario de Amaral. La fiesta del pop-rock español sucede allí cada año. Y este año toca reconocer la figura de Eva Amaral como la frontwoman que ha sido y es. Una artista de altura.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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