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Woody Allen entusiasma en Venecia con su película 50º, Sofia Coppola impacta con un filme sobre la mujer de Elvis

‘Coup de Chance’ demuestra que el veterano autor aún tiene mucho que ofrecer. La directora construye un delicado pero imperfecto retrato de la pareja del rey del rock hasta 1973. ‘Evil Does Not Exist’ reafirma el talento de Hamaguchi tras ‘Drive My Car’

Woody Allen posa en la presentación de 'Coup de Chance', en el festival de Venecia.Foto: GUGLIELMO MANGIAPANE (REUTERS) | Vídeo: EPV
Tommaso Koch

La música está cambiando. En la sociedad y, por tanto, también en el cine. Las historias de hombres, contadas por y para ellos, ya no suponen el único estribillo. Y hasta al rey del rock le ha tocado escuchar, este lunes, una canción inédita para sus oídos. No solo el foco no es para él. Sino que se coloca justo al lado: ahí donde se mantuvo Priscilla Beaulieu hasta el divorcio entre ambos, en 1973. A la directora, Sofia Coppola, le interesaba ella. Elvis debía aparecer solo a través de los ojos de su mujer. Acostumbrado a hacer sombra a cualquiera, su esposa incluida, al mito le toca experimentarla en Priscilla, presentada en el concurso del festival de Venecia. “Es muy difícil sentarse y ver una película sobre ti, tu vida, tu amor”, dijo Beaulieu, presente en la sala de prensa y visiblemente emocionada. “Sofia hizo un trabajo fantástico”, agregó. Idea y realización, en efecto, merecen más que un aplauso. Aunque, visto el talento de Coppola, cabía pedir algo más.

Al otro protagonista del día, Woody Allen, le está costando encontrar su encaje en este nuevo mundo. Sobre todo, por un presunto abuso sexual del que le acusa su hija adoptiva, Dylan Farrow: la justicia lo dejó caer, el creador lo desmiente, pero la joven se reafirmó en 2013. Y, desde entonces, buena parte de la industria se ha colocado en contra de Allen, complicando también la producción y distribución de sus obras, aunque otra se ha volcado en defenderlo. Lo cierto es que el propio cineasta, en los últimos tiempos, les ha facilitado el trabajo a sus detractores: filmes irregulares como Wonder Wheel o Día de lluvia en Nueva York levantaron la sospecha de que, quizás, no le quedara mucho que ofrecer al séptimo arte. Tal vez, simplemente, Allen estuviera guardando el ingenio para su 50º filme: Coup de Chance no será una maravilla, pero sí una entretenidísima comedia negra. Y, en el Lido, se esmeraron en hacerle sentir como en casa. O bienvenido de vuelta. Aplausos cuando empezó la película. Cuando terminó. Y ovación a su entrada en la sala de prensa, que se repitió a su paso por la alfombra roja. Aunque allí estuvieron, también, una treintena de activistas, que le gritaron una y otra vez: “¡Violador!”.

Protestas a la llegada de Woody Allen a la presentación de su nueva película, 'Coup de Chance', en el festival de Venecia.Foto: EFE/EPA/ETTORE FERRARI | Vídeo: EPV

La masculinidad tóxica, y unas protagonistas que tratan de adueñarse de su destino, tendieron puentes entre ambos proyectos. La calidad, por supuesto, también une a Allen y Coppola. Solo ella, sin embargo, compite por el León de Oro. Y hubo que superar el ecuador del concurso para escuchar a la primera cineasta. Recordatorio, pues, de cuánto queda aún por recorrer. O que, a ratos, la revolución camina despacio. Más rápido, eso sí, que cuando Priscilla y Elvis se conocieron.

La actriz francesa Lou de Laager, en la Mostra de Venecia.
La actriz francesa Lou de Laager, en la Mostra de Venecia. CLAUDIO ONORATI (EFE)

Alemania, 1959. Él tenía 24 años, era un soldado y empezaba a volverse popular. Ella apenas era una niña de 14. De ahí que sus padres afrontaran con escepticismo el comienzo de aquel idilio. “Era difícil para ellos comprender que estuviera tan interesado en mí y por qué. Creo que se debió a que escuchaba mucho. Me abrió su corazón: sus miedos, sus esperanzas, la pérdida de la madre que nunca superó. Y yo era la que de verdad lo consolaba. […] La gente piensa: ‘Fue sexo’. No. Nunca lo hicimos. Era amable, cariñoso, y respetó el hecho de que tuviera solo 14 años. Estábamos más alineados en los pensamientos, esa fue nuestra relación”, compartió Beaulieu.

Todo ello está en el filme. He aquí uno de los mayores aciertos de Priscilla: apenas muestra conciertos, ni películas. Ni siquiera canciones, aunque por obligación: el fondo que gestiona los derechos de Elvis lo prohibió. Mejor, francamente, visto el resultado. Se trata de una mujer, sus emociones, sus sufrimientos. Y, por supuesto, también su malogrado matrimonio. Lleno de sueños, esperanzas y una hija, Lisa Marie —fallecida este enero—. Pero también de píldoras, rabia, rumores. La fama y el ego de él no dejaban espacio para mucho más. Desde luego, no para compartir una vida. Difícil brillar cuando tus días orbitan alrededor del sol. Crece, más bien, el riesgo de quemarse. Coppola cree que su protagonista ha vivido una historia “única” pero, a la vez, “común a muchas mujeres jóvenes”. Tanto que espera que “todas” puedan sentirse identificadas.

El actor y cantante Elvis Presley junto a su esposa, Priscilla, el día de su boda en Las Vegas en 1967.
El actor y cantante Elvis Presley junto a su esposa, Priscilla, el día de su boda en Las Vegas en 1967.Reuters

La construcción del personaje, desde luego, ayuda. El retrato de Priscilla se antoja profundo, delicado, duro, humanísimo. Justo lo contrario a su marido. El filme está basado en la autobiografía de Beaulieu, y cuenta con ella como productora ejecutiva. Es decir, seguro que todo ha sucedido así. Lo cual no obliga al cine a narrar a un Elvis tan plano. Por supuesto, está bien que el genio resulte aburrido. Es más: sorprende, por inesperado. Pero algún matiz más no hubiera sobrado. Ni, tampoco, una mayor muestra de la presencia de la directora. Está, claro. En la temática, los detalles, la puesta en escena. Pero su sello se podría notar más. Se habla, al fin y al cabo, de la creadora de obras como Lost in Translation o La seducción.

El currículo de Woody Allen también cuenta con grandes filmes. Obvio. Tantos, en concreto, que se antoja imposible enumerarlos. De la última década, sin embargo, quizás solo Blue Jasmine entraría en la lista. El desastre fílmico que presentó Roman Polanski hace apenas unos días en el festival disparó más aún los temores hacia Coup de Chance. Solo trajo, sin embargo, buenas noticias. Incluidas sus ganas de seguir filmando más, a sus 87 años, ahí donde pueda. “El lugar depende. A veces recibo llamadas del tipo: ‘Te financiamos un filme si lo haces en islandés’. Tengo buenas ideas para Nueva York, por ejemplo. Si alguien me lo paga y obedece a mis condiciones, es decir ‘dame el dinero y vete’, lo haré”, contó el cineasta.

Tras 50 películas, sostuvo que apenas ha aprendido un par de cosas. Y que siempre se le dio mejor escribir papeles para mujeres que para hombres. Esta vez, añadió una novedad a su guion: nunca había filmado en francés. Sí en París. Igual que en Roma, Londres o Barcelona. “Cuando era más joven los filmes que más nos emocionaban venían del cine de aquí. Queríamos ser europeos y hacer películas como ellos. He intentado eso toda mi vida. No hablo francés, pero no fue un problema. Puedes detectar las emociones de los actores, y si son realistas, sin saber esa lengua”, apuntó. Y subrayó que los temas de este largo, y de su cine, son los que fascinan a los humanos desde siempre: “Amor, intriga, adulterio, muerte, asesinatos”.

Se añade, en este caso, la suerte. O, más bien, vuelve: Coup de Chance ha sido comparado con Match Point. Demasiado. Pero eso no le quita méritos. Ofrece frescura, giros, inteligencia e ironía. Y un colosal enredo tragicómico que parte de una ínfima casualidad: el reencuentro entre dos compañeros de instituto. El director añadió: “La fortuna tiene un impacto en nuestra vida mayor de lo que queremos admitir. Lo mejor que podemos hacer es no pensar demasiado en ello, distraernos”. Por ejemplo, disfrutando de su filme.

O de Evil Does Not Exist, el tercer largo presentado, en concurso. Ryûsuke Hamaguchi completa así su ronda por los grandes festivales europeos: tras Berlín y Cannes, Venecia. Siempre deja huella. Con Drive My Car arrasó en los Oscar y se colocó en el mapa global. Ahora, logra un paso más: la revelación del cine japonés va camino de volverse certeza. Su nuevo filme relata la resistencia de una comunidad rural ante la llegada de un glamping, como la modernidad ha bautizado la mezcla de glamur y camping. Hamaguchi no replica la complejidad y ambición de su obra maestra. Pero sí vuelve a mostrarse artista de la sutileza y los ritmos pausados. Al protagonista le da tiempo a cortar hasta siete u ocho troncos antes de que la cámara se marche a otro plano. El cineasta, ante un grupo de periodistas internacionales, apuntó: “Es una historia muy íntima, pero que refleja a nuestra sociedad”. Porque habla de capitalismo, contaminación, invasión del campo. Lástima que nuestro mundo no solo cambie a mejor.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

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