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La lucha de Manuel Chaves Nogales por ser periodista hasta el último aliento

El tercer volumen de los Diarios de la Segunda Guerra Mundial, ‘Últimas crónicas’, recopila los artículos en Londres del autor sevillano

Rafa de Miguel

¿Qué hubiera pensado de esto Chaves Nogales? En una mañana londinense fría, lluviosa y gris, intentar encontrar la tumba sin lápida ni nombre del periodista sevillano en el cementerio de North Sheen, al oeste de la ciudad, podría ser una tarea desesperada. Pero Google Maps registró hace ya tiempo la devoción de miles de lectores por el autor de obras como A Sangre y Fuego, La Agonía de Francia o La Vuelta a Europa en Avión. En el mapa desplegado en la pantalla del teléfono, el icono de una torre, que simboliza un lugar de interés histórico, avisa: Grave (unmarked) of Manuel Chaves Nogales (Tumba sin señalar de Manuel Chaves Nogales). Es la posición 19 de la parcela CR. Resulta fácil llegar a ella.

“Todo el espacio es batalla, todo es lucha y acción. Las transmisiones inalámbricas han dado a los capitanes una voz jupiterina que pone orden en el caos, domina el estruendo, hace inteligente y dócil el espacio, suprime las distancias…“, escribía el periodista cuando pudo visitar a las tropas estadounidenses acampadas en Irlanda del Norte, a la espera de la orden de desembarco en el continente. Era un reportero de la realidad, capaz de entender el papel de la tecnología en el avance vertiginoso de la historia.

No fue fácil rastrear, recopilar y ordenar los últimos trabajos de Chaves en su exilio inglés, entregado a un ritmo frenético que le llevó a producir centenares de artículos mientras soñaba con crear su propia agencia, The Information Centre; informaba a los lectores al otro lado del Atlántico del trascurso de la guerra mundial o de la situación en la España franquista; y comenzaba a construir un proyecto periodístico puente que comunicara a Europa con una América Latina que había demostrado en esos años su relevancia en la geopolítica.

La editorial El Paseo ha publicado finalmente el tercer volumen de los Diarios de la Segunda Guerra Mundial de Chaves Nogales. El primero, Desde París, narra el comienzo de la gran contienda europea, la vida diaria de la capital francesa y la asombrosa docilidad con que los franceses se entregaron sin resistencia a la invasión alemana. El segundo, En Londres, relata el estoicismo de los británicos frente al blitz, el inmisericorde bombardeo de la aviación germana contra la capital británica. Declara su admiración por el carácter y la política del Reino Unido y comienza un intenso trabajo como periodista de agencia para informar a los lectores americanos de la tragedia que vivía el continente.

“Inglaterra siempre ha sido tierra de asilo y refugio para expatriados de toda clase y condición, para luchadores de todos los ideales que, bajo la protección liberal de la ley inglesa, pueden ejercer aquí las facultades inherentes a las libertades y la dignidad humanas. Hoy, más que nunca, Londres es el refugio de hombres libres de todos los países de Europa, invadidos y devastados por la tiranía”, escribe Chaves.

Aunque la agencia ya no tenga su sede en el histórico edificio, permanece en pie el número 85 de Fleet Street, donde se encontraba Reuter. Chaves trabajó, firmó y entregó allí decenas de sus artículos, a través de la AFI (Agence Française Indépendente), para la que trabajaba el sevillano.

Justo detrás del inmueble está la Iglesia de Santa Bride, el templo consagrado a los periodistas donde un altar recopila las fotos de todos aquellos corresponsales que perdieron su vida en guerras y conflictos. Y unas decenas de metros más allá, camino al Strand, sigue en pie el Ye Olde Cock Tavern, la taberna del viejo gallo donde Chaves acudía a almorzar o a escribir algunas de sus crónicas. Aquel ambiente, aquella calle, con todas las cabeceras históricas del periodismo inglés, renovó su ilusión por emprender nuevos proyectos y alumbrar nuevas ideas. Una infección abdominal, resultado de una peritonitis o de un cáncer de estómago, truncó su vida. En la madrugada del 8 de mayo de 1944, con 46 años, Chaves moría en la soledad de una cama del hospital del barrio de Chelsea.

El tercer volumen, Últimas Crónicas, reúne la carrera desenfrenada del periodista en sus dos últimos años de vida. Artículos sobre la campaña de Rommel en África, el fracaso de la Falange en España, la lucha en Stalingrado, las relaciones de México y Gran Bretaña o las maniobras de preparación del ejército estadounidense antes del Dia D (dedicó cuatro reportajes sobre el terreno desde Belfast) dan una idea de las inquietudes del periodista.

“Chaves vivía el presente, era una persona bastante intensa que vivía cada momento como si fuera el último. Cuando se marcha de España tiene ese desengaño, ese casi rencor. Y luego, cuando se marcha de Francia, lo vuelve a hacer. Pero finalmente, cuando muere, está en uno de los momentos con mayor esperanza de su vida. Esa es la tristeza. Siempre es el mismo Chaves y nunca se repite, porque siempre es la misma persona, con ganas de avanzar, con ilusión, con proyectos”, cuenta Yolanda Morató, filóloga, traductora, poeta, bibliófila y profesora de Filología Inglesa en la Universidad de Sevilla.

Morató es la editora de los tres volúmenes. Ha dedicado años de intensa investigación a compilar, ordenar y destilar la traza original de los más de seiscientos artículos inéditos en los que el periodista sevillano contó la guerra que asolaba Europa.

Las últimas crónicas reflejan la esperanza de un testigo de su tiempo cosmopolita y universal que ha encontrado en Londres la plataforma perfecta para soñar un futuro que, finalmente, le fue negado.

“Londres es hoy el paraíso de los proyectistas. La atmósfera que se respira aquí es el clima más favorable para los idealistas, los soñadores, los arbitristas, los redentores, todos los que ingenuamente creen en la ilimitada posibilidad de mejoramiento del ser humano y tienen fe ciega en su naturaleza perfectible”, describe Chaves.

Su idealismo le lleva a centrarse en Latinoamérica. La comunidad hispanohablante que le rodea, los compañeros de agencia, la irrupción de países como México en el escenario internacional… todo conduce a un periodismo más ambicioso y amplio.

“Él siempre abarca un círculo más que los demás, una línea más que los demás. Es esa amplitud de mira la que le lleva a preguntarse primero por qué ha de centrarse exclusivamente en la guerra civil si tiene compañeros con conflictos en sus propios países que hablan la misma lengua que él. Se da cuenta de que es un mercado intenso. Ve una oportunidad enorme, del mismo modo que la vio en Madrid, cuando se lanzó a contar Europa. Era un periodista monolingüe, orgulloso de su monolingüismo, que ve su terreno en el mercado hispanohablante”, explica Morató.

“Existe hoy una ciudadanía sentimental londinense que se cifra en el orgullo de haber compartido los sufrimientos y el heroísmo de la gran urbe. He oído a un chileno disputar a un londinense el derecho de ciudadanía diciéndole: ‘Es cierto que usted nació en Londres una vez hace ya muchos años; pero yo he nacido todas las noches en Londres durante seis meses”, cuenta el periodista.

Como otros muchos exiliados a los que el desarrollo de la contienda en Europa cegó su capacidad de análisis respecto al futuro de España, Chaves también peca a veces de un optimismo voluntarista al especular sobre el final del régimen franquista.

Pero es su visión a largo plazo, y su disección del carácter político español, lo que perdura como algo intensamente presente. El tercer volumen incluye la entrevista que le hizo al periodista su amigo y colega brasileño Murilo Marroquim, en la que, igual que todos los “encuestados” con los que él dialogó en profundidad a lo largo de su carrera, plasma una visión de España, de Europa, del mundo, que demuestra el alcance de la visión del sevillano.

“Todo lo que sea hablar de unificación, en España, resulta funesto. España no es una, sino varias. Querer unificarla es matarla. Al no saber esto, el falangismo no pudo crear un Estado. Hay que aceptar el separatismo catalán, el separatismo vasco y el ‘separatismo’ innato de todo español, esa formidable y milagrosa fuerza centrífuga, que es lo mejor que tienen los españoles”, reflexiona Chaves.

Londres dio al periodista la libertad para ser contundente. En soledad, lejos de su familia, cada vez más consumido físicamente por una salud en deterioro y un ritmo endiablado de trabajo, la resonancia mundial de la capital británica, el momento histórico que le tocó vivir allí y las posibilidades que se abrían a un periodismo abarcador y expansivo brindaron sin embargo a Chaves oportunidades irrepetibles, como la serie de reportajes sobre las tropas estadounidenses en Belfast, que publicó El Tiempo de Bogotá en exclusiva.

Las últimas crónicas de Chaves son la prueba de que el personaje no quiso otra cosa que hacer periodismo hasta el último aliento.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.
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