Una pintora, un violinista y centenares de fans en la cola para el concierto de Lady Gaga en Barcelona
El acceso al Palau Sant Jordi lleva días con seguidores de la diva estadounidense esperando a que abran las puertas


En los conciertos multitudinarios existe un termómetro que marca las toneladas de arte, el número de fans y el éxito —sea lo que sea que signifique— de los cantantes. Este termómetro lo ha inventado la pintora (tatuadora de profesión) Esther Moya González. Una artista madrileña que aprovecha las actuaciones de la farándula nacional y, sobre todo, internacional para colocar su trípode y un lienzo en blanco mientras los fans hacen cola, se aburren, gastan la batería del móvil, se autosicoanalizan y comen fiambres, patatas de bolsa y cosas peores.
En esas horas de espera, Moya pinta al óleo un retrato del artista en cuestión. Los fans revisan, hipnóticamente, las pinceladas mientras sueñan que al abrir las puertas del estadio correrán al sprint alcanzando el lugar privilegiado desde el que contemplar un concierto que, en el peor de los casos, formará parte de su historia sentimental. Moya siempre se marca como objetivo acabar el cuadro mientras dura la espera y que alguien de la organización haya informado a la cantante de turno que esa pintora callejera quiere entregarle una obra diseñada mientras miles de personas esperan.
Este martes, Esther estaba dibujando en uno de los accesos del Palau Sant Jordi de Barcelona el rostro de Lady Gaga. “Empecé dibujando a Rels B en noviembre de 2023. Ya he entregado cuadros, personalmente, a cantantes como Jennifer López, Karol G o Estopa”, asegura Moya mientras la rodean centenares de jóvenes ataviados como si acabaran de salir de un videoclip. La joven dibuja mientras el resto espera a que abran las puertas del primero de los tres conciertos de Lady Gaga en Barcelona. “Solo necesito que alguien me ayude a entregar este cuadro a Lady Gaga. Si no lo consigo, lo sortearé entre mis seguidores”, advierte Moya.

A la pintora madrileña la acompaña, en esta ocasión, el violinista barcelonés Hugo Azcona. “Contacté con Esther y le propuse que mientras ella pintaba, yo podía interpretar canciones de la Gaga con el violín”, asegura a EL PAÍS. Así ha sido, ambos artistas han puesto más color —si eso fuese posible— a horas de espera de centenares de fans de la artista estadounidense en la que será, por unas horas, la catedral de Lady Gaga en España.
Cristina Almendáriz tiene 56 años y su hija, Cristina Serrano, 24. “Venimos de Aranda de Duero (Burgos) porque queremos ver a la Lady”, destaca su madre. No son las únicas de la familia Almendáriz que irán a un concierto que les ha costado casi 200 euros por entrada. “Desde muy pequeña ponía la música de Lady Gaga en casa. A mi madre le gusta de tanto escucharlo”, revela la joven. “En cuanto abran las puertas saldremos corriendo al escenario”, adelanta la mayor de las cristinas, adelantando su plan para llegar hasta la diva.
De hecho, la estrategia trazada por las burgalesas coincide con la de los alicantinos Daniela, José, Mario y Juan. “Somos muy rápidos. Vamos a llegar tan adelante que le veremos hasta las bragas”, ironiza Mario. “Es mi primer concierto de la Gaga y sé que no me va a defraudar”, responde un tanto sobreexcitado Juan, señalando que el concierto debe ser algo serio.

La cola en el Sant Jordi se organiza sola. Los vigilantes del Palau Sant Jordi respetan la autoorganización impuesta por los seguidores. Una ordenación que caducará en el mismo momento que se abran las puertas del estadio.
Jorge López y Claudia Clement han conseguido el número 23 y 24 de la cola autoorganizada del concierto de este martes. Existe una pequeña discusión sobre si van vestidos o disfrazados con trajes que podrían ser de época, si no fuera por la estética de zombi de los complementos. Esta pareja de 21 y 20 años ha dormido sobre unos cartones en la fila. Viajaron a Barcelona, el lunes, procedentes de Torrijos (Toledo). “Escucho a Gaga desde que tenía ocho años. Es parte de mi vida”, se sincera Jorge, que ha adoctrinado a Claudia hasta convertirla en fan de la diva. Tienen todo preparado. Cuando abran las puertas habrá carrera hasta el escenario —en la elaboración de este reportaje nadie ha dudado que fuera a conseguir el objetivo de la primera fila— y al acabar el concierto ya advierte de cuáles son sus intenciones: “Hemos investigado por dónde salen los artistas e iremos a ver a Lady”. El miércoles ya han reservado entradas en una discoteca que aprovechará la ocasión para atraer a los incondicionales de la creadora de Bad Romance, Poker Face o Alejandro a una sesión monotemática con música enlatada de Lady Gaga.

Ariadna y Noe llevan desde el jueves haciendo cola, pero no para el concierto de este martes. Será para el del miércoles y tienen el número 5 y 6 de la cola autoorganizada. “Somos pareja y yo la he convencido para que le guste Gaga”, informa Ariadna. Junto a ella también está Cristina, de Madrid, que resume: “Lady Gaga es nuestro referente musical. Me ha acompañado toda la vida. Cuando todo era una mierda, ella estaba cantándome y haciéndome la vida mejor”. Omar es de Gran Canaria y está estirado en un colchón inflable esperando que llegue el sábado. “Los que venimos a los conciertos de Gaga sabemos que es la meca de los que somos gais. Nos conocemos de otros conciertos, yo llevo cinco. Somos una gran familia en el momento que muchas de nuestras familias reales no nos entienden”, alerta el joven.
Moya continúa con sus pinceladas mientras Azcona interpreta con su violín Bad Romance. El rostro de Gaga está casi terminado en el lienzo. Faltan pocos minutos para que se abran las puertas del Sant Jordi.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.






























































