_
_
_
_

La coraza de Ciudad de Vascos, el yacimiento andalusí que se resiste a ser reconquistado

El complejo acceso a una zona natural protegida, la falta de acondicionamiento para los visitantes y los sucesivos proyectos de adaptación fallidos mantienen invisible al gran público la fortificación milenaria, cuando se cumple medio siglo de investigación

Panorámica de Ciudad de Vascos
Panorámica de Ciudad de VascosJosé María Sadia

No es hasta aproximarse a cinco kilómetros, circulando en coche por una vía autonómica situada al oeste de la provincia de Toledo (CM-4104), cuando aparece el primer cartel que indica por dónde llegar a Ciudad de Vascos. En el acceso a una serie de fincas —en una zona natural de especial protección de aves (ZEPA)— un letrero informa del régimen de visitas: “Abierto: Sábados, de 9 a 14 horas”. Salvo de febrero a mediados de mayo, cuando la entrada se suspende para respetar el periodo de cría de los pájaros. Después, un tortuoso recorrido en todoterreno atravesando un par de propiedades privadas permite a los visitantes llegar a la entrada de esta ciudad andalusí abandonada en el siglo XI, semioculta entre encinas y olivos, bañada por el río Uso, que en este tramo se transforma hoy en el embalse de Azután. La alternativa es aproximase andando, en un recorrido solo apto para senderistas. A partir de entonces, un fascinante viaje de mil años al pasado de un yacimiento que a los expertos les gusta definir con un mismo calificativo: “Mágico”.

“La singularidad absoluta de este yacimiento consiste en que, debido a la situación geopolítica en el siglo XI —una guerra entre dos mundos absolutamente opuestos, castellanos y almorávides—, se originó una frontera que provocaría el abandono de una ciudad al completo, con todo lo que podía albergar: centros, escuelas, comercio, barrios artesanales, metalúrgicos…”. El arqueólogo Miguel Ángel Bru explica desde el corazón de Ciudad de Vascos lo que hace diferente, única, a esta urbe fundada en territorio de Al-Ándalus en el siglo X. “No hubo una ocupación posterior, como ha ocurrido en otras ciudades o yacimientos, que desmontara la estructura arqueológica”, precisa, y expone la consecuencia: “Se trata de la única ciudad entera de esta época que quedó fosilizada, dado que no hubo ninguna población cercana que la expoliara, y, tras el abandono, solo se usó como cantera por un breve periodo de tiempo”.

Tuvieron que pasar siglos para que se registraran las primeras referencias acerca de Ciudad de Vascos, y ya en el XX fue el arquitecto Leopoldo Torres Balbás uno de los primeros en describir la que identificó como una “ciudad hispanomusulmana”. “Si el yacimiento se conoce hoy es porque el arqueólogo Ricardo Izquierdo comenzó a trabajar allí en 1975″, subraya Jorge de Juan, actual responsable del proyecto de investigación, tras tomar el testigo de Izquierdo en 2022 y trabajar en la zona desde 1990. Desde entonces, medio siglo de investigación en el que “se ha avanzado de forma extraordinaria, aunque aún queda mucho por conocer”, sostiene Miguel Ángel Bru, antiguo codirector y cuya tesis doctoral plasmó “cientos de horas de trabajo, gestión y divulgación” en el terreno, desde el año 2008. Pero, entonces, si se ha revelado el funcionamiento de Ciudad de Vascos, identificando el centro del poder político (la alcazaba) y la estructura urbana encerrada por tres kilómetros de murallas; si se han excavado barrios y situado los cementerios (dos), las tenerías y hasta un hamman… Si, en definitiva, este testimonio es único en la península, ¿por qué su importancia no ha calado aún en la sociedad, como sí lo ha hecho entre los especialistas?

Muralla de Ciudad de Vascos.
Muralla de Ciudad de Vascos.José María Sadia

“La principal dificultad es el acceso al yacimiento por razones históricas y orográficas: al encontrarse Ciudad de Vascos en un lugar marginal, que no está en las principales vías de comunicación, ha pasado más desapercibido”, analiza Miguel Ángel Bru. Además, “hay que entrar en un parque natural, y eso es algo difícil para el público”. Este aspecto lo conoce bien el alcalde de Navalmoralejo, municipio en el que radica la finca privada donde se sitúan las ocho hectáreas de la antigua población protegida como patrimonio cultural desde 1931. “No tenemos problemas en que los propietarios cedan terreno para ampliar el camino y que puedan acceder vehículos en los dos sentidos; la dificultad está en la financiación, porque la obra vale mucho dinero”, reconoce Juan Carlos Cabello. Una losa importante para un ayuntamiento de apenas medio centenar de vecinos, que trabaja actualmente, no sin un tremendo esfuerzo, en la apertura del centro de interpretación de Ciudad de Vascos, y de la arqueología y tradición cerámica de la comarca. “Se han invertido ya 355.000 euros, y acabamos de conseguir 20.000 euros de la Diputación de Toledo para la incorporar los contenidos audiovisuales”, informa Cabello.

Por el retrovisor se divisa aún el pesado lastre de los sucesivos proyectos fallidos para el paso de un mayor público la zona. Hace ahora una década se completó una inversión de dos millones y medio de euros, que la Diputación de Toledo y la Confederación Hidrográfica del Tajo destinaron a la creación de una senda ecológica y a la construcción de embarcaderos para la llegada de un barco turístico con sesenta plazas. “La idea era buena, pero la solución elegida quizá no fue la mejor, y acabó estigmatizada desde un punto de vista político”, analiza el arqueólogo Miguel Ángel Bru, quien resume las consecuencias del fracaso del proyecto: “No se ha conseguido transformar Ciudad de Vascos en un recurso turístico”. Actualmente, las pasarelas construidas desde el río hasta las murallas se deterioran por falta de mantenimiento, mientras que el barco —que nunca llegó a zarpar— acaba de ser subastado y liquidado por menos de la mitad del valor de compra.

El arqueólogo Miguel Ángel Bru.
El arqueólogo Miguel Ángel Bru.José María Sadia

Pero no es este aspecto —la llegada de visitantes— el que más preocupa al actual equipo responsable. “Ahora mismo, la prioridad es la conservación, condición indispensable para que se puedan dar otros pasos”, expone el arqueólogo Jorge de Juan, quien advierte: “Si le metemos mucha presión, el sitio va a sufrir”. El investigador principal del proyecto —formado por varias universidades del país, el CSIC y el centro CNRS francés— avanza que, antes de que crezca el número de personas que recorran el lugar, “se han de realizar actividades preventivas que garanticen que el entorno está preparado”. Un extremo en el que coincide con Bru, uno de los especialistas más comprometidos con la tarea de dar a conocer Ciudad de Vascos: “Es fundamental que la visita sea controlada, guiada, y que no se ponga en marcha hasta que se haya establecido y delimitado la ruta”.

Y, sin embargo, es esta condición de fortaleza inexpugnable —todavía un millar de años después de su apogeo— el valor más interesante del enclave. “Se trata de un lugar maravilloso y lo que lo hace diferente es que se ha conservado por estar en un sitio aislado, que no ha sido demasiado antropizado”, analiza Jorge de Juan. El investigador señala que la ciudad fue concebida en “un entorno agreste” y que “si construimos una autopista o estuviera en una llanura rodeado de bares, perderíamos esa condición de espacio mágico”. Una realidad que no impide recordar que “el acceso no está prohibido ni restringido” o que “la propiedad nos ha permitido siempre acceder, trabajar y nos ha proporcionado muchos medios”. En todo caso, “recorrer ciertos lugares depende ya de ti: si quieres ir al Teide, a Machu Pichu o al Everest, las condiciones son las que son”, ejemplifica De Juan.

El embalse de Azután.
El embalse de Azután.

Así que, antes de ese redescubrimiento definitivo del yacimiento por parte de la sociedad, se hace necesario encontrar un modelo de equilibrio, que, en opinión de los gestores, permita combinar conservación, investigación y difusión. “El yacimiento y su divulgación son importantes para zonas tan despobladas como la nuestra”, incide el alcalde de Navalmoralejo, Juan Carlos Cabello, que lleva luchando, junto con su predecesor en el cargo, una década para poner en marcha el que parece centro de interpretación definitivo. En este sentido, los arqueólogos Jorge de Juan y Miguel Ángel Bru convienen en que cada paso que se dé en el futuro requiere de la colaboración y el consenso de todas las partes implicadas. Entretanto, se aproxima la hora límite de la visita en Ciudad de Vascos. Los contados visitantes que han recorrido esta mañana la antigua urbe islámica se van con la sensación de haber entrado en contacto con un enclave efectivamente mágico, que se niega, todavía hoy, a ser reconquistado

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_