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UNIVERSOS PARALELOS
Columna
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Los discos de la isla desierta

Con casi ochenta años en antena, el programa radiofónico de la BBC es un modelo de indagación periodística con una perfecta excusa musical

David Beckham recomendó 'No es lo mismo', de Alejandro Sanz, en 'Desert Island Discs'.
David Beckham recomendó 'No es lo mismo', de Alejandro Sanz, en 'Desert Island Discs'.
Diego A. Manrique

Un concepto radiofónico redondo: el invitado elige sus músicas favoritas y, al calor de la intimidad, el entrevistador procura que surjan confidencias. Se trata de un formato universal, imitado en todo el planeta. No siempre con fortuna: aparte de encontrar al adecuado locutor indagador, se requiere longevidad para habituar a los oyentes y a los visitantes potenciales. Ocurre que los directivos de las emisoras no suelen tener tanta paciencia. Demonios, incluso la BBC, su cadena madre, lo consideró una opción esporádica; de hecho, hubo años en que desapareció de las ondas y sólo en 1951 se convirtió en programa regular.

Demostrando visión de futuro, su creador y primer presentador, Roy Plomley, registró Desert Island Discs como idea suya. El espacio debutó en 1942 en la programación para las Fuerzas Armadas Británicas y peregrinó por diferentes ramas de la BBC hasta su destino actual, Radio 4. Plomley supo adaptar el formato: inicialmente estaba guionizado (¡incluso las respuestas del contertulio!) y marcado por una previa comida de confraternización digamos que muy lubricada.

La princesa Margrita y el presentador Roy Plomley, durante la grabación del programa 'Desert Island Discs' en la BBC el 8 de enero de 1981 en Londres.
La princesa Margrita y el presentador Roy Plomley, durante la grabación del programa 'Desert Island Discs' en la BBC el 8 de enero de 1981 en Londres. Radio Times (Radio Times via Getty Images)

También se matizó la fantasía: el convidado estaba varado en una isla desierta, sin posibilidad de escapar, pero luego se sumó la posibilidad de llevar un libro y un objeto de lujo (favoritos: pianos y otros instrumentos). De entrevistas breves, donde no sonaba la música (los técnicos insertaban los discos a posteriori), se ha pasado a conversaciones largas de donde se extrae lo esencial. El secreto, claro, está en la mezcla de visitantes: celebridades más personas notables y algunos ciudadanos anónimos como un verdadero náufrago, el capitán A. E. Dingle, o un superviviente del campo de Buchenwald, Ben Helfgott. Con el comodín de repetir invitaciones a figuras que dan juego: el naturalista David Attenborough ha aparecido en cuatro ocasiones.

Ahora mismo hay unas 2.500 ediciones de Desert Island Discs disponibles en Radio 4. Con muchas mutilaciones, debido a exigencias de los derechohabientes, es decir, las discográficas. Repasando algunos programas, intuimos que las revelaciones tienden a girar sobre infancias desdichadas y opciones sexuales, como George Michael reconociendo que no salió del armario hasta que murió su madre. Testimonio de la impavidez de la BBC: Cliff Richard detalla que ganó el juicio contra la emisora, a la que acusó de intromisión en su intimidad, al contratar un helicóptero para transmitir la (absurda) irrupción de la policía en su casa.

Se aprende mucho sobre la evolución de los gustos. En los inicios, dominaba la música clásica (solo algunos audaces se atrevían a pedir canciones de Sinatra o Édith Piaf). Con el tiempo entró el jazz y, ya en los sesenta, se implantaron los Beatles, citados incluso en 2016 por Bruce Springsteen. Surgen sorpresas: Vivianne Westwood, a quien podríamos considerar la madre de los Sex Pistols, selecciona piezas sinfónicas, nada de rock. Y un guerrero como el general Norman Schwarzkopf, responsable de la Operación Tormenta del Desierto, abre con Bob Dylan y su The times they are a-changing, alegando que es “una verdad evidente.” Más de agradecer que el ombliguismo de la soprano Elisabeth Schwarzkopf, que se inclinó por sus propias grabaciones.

Alguien preguntará si ha sonado allí algo de música española. Bien, David Beckham escoge No es lo mismo, de Alejandro Sanz: “Me recuerda mis cuatro años en el Real Madrid”.

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