‘La red fantasma’: espionaje existencialista o cómo un profesor sirio persigue a su torturador
El ‘thriller’ del francés Jonathan Millet juega a mostrar el dolor y la rabia de un exiliado en Europa por el régimen de El Asad que forma parte de un escuadrón que localiza a quienes les destrozaron
En estos casi 14 años de guerra en Siria —de momento, tras la caída de Bachar el Asad y la victoria rebelde, en estado de observación y en una nueva fase para la historia de la región—, el cine de ficción no se ha hecho demasiado eco de sus traumáticas consecuencias, y casi siempre lo ha hecho en una misma dirección: la tragedia de los refugiados. Sí ha sido más asiduo el documental, con impactantes ejemplares (Para Sama, Of Fathers and Sons…). Pero casi siempre ambientados en las filas del yihadismo y, de nuevo, en el drama de los refugiados. Por todo ello es tan relevante una película, en principio, relativamente pequeña, como La red fantasma: por salirse del territorio sirio para alcanzar Europa; por estar centrada no en los rebeldes ni en los refugiados, sino en las propias filas de El Asad, y, sobre todo, porque tras la caída del régimen los planteamientos que trae consigo, cercanos al cine de espionaje, se han visto amplificados hasta lo terriblemente fascinante.
En su primera obra de ficción tras un puñado de largos y mediometrajes documentales, el parisiense Jonathan Millet ha compuesto un relato que puede recordar a los de otros grupos similares en el pasado (los judíos cazadores de nazis), pero que ahora adquiere plena actualidad. Su protagonista es un joven profesor universitario sirio en el exilio, que forma parte de un grupo secreto que persigue a los dirigentes fugitivos del gobierno de El Asad. Realizada, claro, antes del derrumbe del dictador y sus fieles, está además basada en hechos reales y el personaje tiene una importante particularidad para el desarrollo de la película: fue brutalmente torturado en la temible prisión de Saidnaya, apodada El Matadero Humano, donde se masacró hasta la muerte a miles de personas de forma extrajudicial, y ahora, en su labor de espionaje, parece haber encontrado a su torturador, también joven, como un simple estudiante de la universidad de Estrasburgo (Francia).
![Adam Bessa, el protagonista de 'La red fantasma'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KSCQK7MQNFBEPDAAQCQ7MJO55I.jpg?auth=855cfa40d978fab8a8be3493194f33c79f2ca1634d8be0eaf5d1d7f242374cdb&width=414)
Millet, que dirigió en 2013 un documental titulado Ceuta, douce prison, no estrenado en cines españoles, sobre cinco migrantes a las puertas de Europa, huye sin embargo de las habituales características de este tipo de historias y de encuentros. Con una película clave en este sentido como La muerte y la doncella, de Roman Polanski, ambientada en un país imaginario roto por la dictadura, y otra emblemática, Un largo viaje, de Jonathan Teplitzky, aunque menos por sus virtudes cinematográficas que por basarse en el caso real de Eric Lomax, el oficial británico que perdonó a su torturador japonés tras la Segunda Guerra Mundial, Millet se ocupa principalmente del interior de este profesor de Literatura de Alepo reconvertido en espía. Lejos de una convencional película de venganza y mucho más cerca de la reflexión existencial teñida de thriller de espionaje.
No hay acción ni violencia explícitas en La red fantasma, estrenada en la Semana de la Crítica de Cannes. De hecho, las torturas del pasado se cuentan con las grabaciones de unas entrevistas y no con el cliché del flashback dramático. Pero sí mucha tensión. Y un seductor personaje, labrado de un modo formidable por Adam Bessa, que apenas tiene grandes textos que defender en un registro interpretativo volcado hacia dentro, taciturno y doloroso. Millet no es condescendiente, tópico ni melifluo; ofrece la contrapartida de la (im)posible redención del torturador; y brinda clarividentes detalles políticos confirmados meses más tarde con la caída de El Asad (“Putin ha obligado al mundo a no intervenir en Siria”). Y, lo más importante, presenta a una criatura alejada de todo, de cualquier sociedad, sin presente y, en principio, sin futuro. Como en un triste paralelismo con la propia Siria. Ahora bien, igualmente abre una rendija para la esperanza. Con respecto a él, y ojalá también con su país.
La red fantasma
Dirección: Jonathan Millet.
Intérpretes: Adam Bessa, Tawfeek Barhom, Julia Franz Richter, Hala Rajab.
Género: espionaje. Francia, 2024.
Duración: 106 minutos.
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