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Muere Helga de Alvear, galerista y coleccionista fundamental del arte en España, a los 88 años

La mecenas alemana levantó un museo en Cáceres para acoger las más de 3.000 obras de su colección, considerada entre las más relevantes de Europa

Helga de Alvear posa en su galería madrileña, en 2010, delante de la instalación de Jane y Louise Wilson sobre el Archivo de Stanley Kubrick.
Helga de Alvear posa en su galería madrileña, en 2010, delante de la instalación de Jane y Louise Wilson sobre el Archivo de Stanley Kubrick.Claudio Álvarez

Cada año, con la precisión de un reloj suizo, Helga de Alvear (88 años, Kirn/Nahe, Alemania) se marchaba a descansar a un balneario después de los trajines de Arco, la feria de arte contemporáneo madrileña, de la que fue cofundadora en 1982. El pasado año rompió esa rutina y prefirió no viajar. Desde la muerte de su querido amigo José María Viñuela, fallecido en junio de 2022, la mecenas, coleccionista y galerista se había quedado sin fuelle y así lo reconocía sin dramas ni disimulos. La galerista ha fallecido durante la madrugada del lunes en un hospital madrileño. Sus restos han sido trasladados al tanatorio de Tres Cantos de la capital, donde será incinerada.

Poco dada a las entrevistas, concedió una de las últimas a este periódico el pasado año. Fue en su galería madrileña, en el número 12 de la calle Doctor Fourquet, a espaldas del Reina Sofía. Eran las vísperas de su última visita a Cáceres, el 26 de enero de 2024. En el museo que fundó en la ciudad extremeña iba a recibir el agradecimiento de Portugal por su apoyo al arte contemporáneo del país de manos del ministro Pedro Adão e Silva. Presentaba también a la nueva directora, Sandra Guimarães, e inauguraba una exposición dedicada a uno de sus artistas favoritos, Carlos Bunga. Fue un día muy festivo en el que los premios estuvieron acompañados de una música que envolvió cada rincón del edificio, que con sus más de 3.000 obras se ha convertido en uno de los centros de arte contemporáneo más importantes de Europa. A esa fiesta acudió su hermano Hans Jakob, de 81 años. Ambos eran copropietarios de la empresa familiar RKW, una de las líderes mundiales en el sector del film plástico para embalajes.

En aquella entrevista personal, Helga de Alvear contaba con voz quebrada que cada vez le costaba más viajar a Cáceres. “Yo no estaba en el museo”, contaba sobre la muerte de José María Viñuela, “porque me había quedado en Madrid recuperándome de la covid. Él se empeñó en que no saliera de casa porque el virus me había dado fuerte. Hablamos por la mañana y al rato sufrió el ictus que acabó con su vida”. Reconocía que le había afectado muchísimo porque con Viñuela viajaba a ferias y bienales (Venecia, Basilea y Arco), a festivales de música y conciertos de ópera por todo el mundo.

Helga de Alvear, en 2021, ante 'Luz descendente', obra de Ai Weiwei expuesta en su museo en Cáceres.
Helga de Alvear, en 2021, ante 'Luz descendente', obra de Ai Weiwei expuesta en su museo en Cáceres.ANDY SOLÉ

Desde entonces su jornada se reducía a desplazarse a media mañana a la galería. Para mantener alto el ánimo y frenar los achaques de la edad asistía a psicoterapias para mantener la cabeza despejada y una vez a la semana visitaba a su quiropráctico. Tenía tres hijas: María, Ana y Patricia; varios nietos y bisnietos, y confesaba divertirse muchísimo con los dos más pequeños. “Pienso estar en Arco y seguir con mis artistas en la galería, aunque no venga nadie a ver las obras porque, no nos engañemos, aquí no se vende nada”, reconocía hace un año.

Como buena viciosa de las compras, como le gustaba definirse el pasado año, sumó 64 nuevas adquisiciones a los fondos del museo: Carlos Bunga, Ugo Rondinone, Alexander Calder, Walid Raad, Thomas Locher, Isa Genzken, Cristina Lucas, Gerhard Richter o Candida Höfer, entre muchos otros.

Generación irrepetible

Entre los amigos y familiares que se desplazaron al tanatorio, no podía faltar Manuel Borja-Villel, quien junto a su mujer, Yolanda Romero (conservadora de la colección del Banco de España), formaba parte de las amistades más íntimas de Helga de Alvear desde hace muchos años. “Con la muerte de Helga se cierra un capítulo irrepetible del arte español”, lamenta el exdirector del Museo Reina Sofía. “Pertenece a esa generación de galeristas, gestores y comisarios que son autodidactas, que han conseguido mucho gracias a una dedicación inmensa”. En el caso de Alvear, Borja-Villel destaca la generosidad de la alemana. “Colaboró desinteresadamente con el museo en muchas ocasiones. Una vez, en Arco, me vio contemplando una obra que no podía adquirir porque no llegaba el presupuesto, y al momento supe que la había comprado para nosotros”, recuerda.

La obra de Santiago Sierra 'Presos políticos', en la feria Arco 2018, antes de su retirada de la galería de Helga de Alvear por Ifema.
La obra de Santiago Sierra 'Presos políticos', en la feria Arco 2018, antes de su retirada de la galería de Helga de Alvear por Ifema. Andrea Comas

Carlos Urroz, director del Gabinete Institucional del Reina Sofía, antiguo colaborador de la galerista y exdirector de Arco, destaca la generosidad espontánea con la que trabajó siempre Helga de Alvear. “De manera desinteresada, colaboraba en cualquier situación. Tenía un insólito concepto del ecosistema del arte para evitar los problemas si ella podía evitarlo. Ayudaba a los colegas y también a museos con regalos y préstamos. El arte español tiene mucho que agradecerle”.

Socialdemócrata confesa a la vez que simpatizante de Angela Merkel, tenía en la ayuda a los demás como una prioridad en su vida. Durante las investigaciones para lograr una vacuna contra el coronavirus, firmó un cheque de un millón de euros y su entorno sabe de las muchas causas con las que colaboraba desinteresadamente.

Helga Müller de Alvear vino a España con 21 años. Viajó a Madrid para aprender español, después de dominar el inglés y el francés. En una boda conoció al arquitecto Jaime de Alvear y se casó con él. Ella ha contado muchas veces que al mundo del arte contemporáneo llegó por recomendación de su psiquiatra, después de superar una profunda depresión. Su amiga Juana Mordó le dio trabajo en su galería y le enseñó los secretos del oficio. Era 1983. Tiempo después, Helga de Alvear abrió su propio espacio y se convirtió en uno de los escasos nombres españoles en aparecer en las listas de los nombres más poderosos del ámbito artístico internacional.

La galerista que empezó juntando piedras, luego postales y finalmente obras de arte, siempre prefería comprar a vender y no obedecía muchas más opiniones que las de su gusto e instinto. Su gran legado queda en Cáceres, en un museo de arte contemporáneo cuyo prestigio no para de crecer. Sin embargo, cuando decidió regalar la colección no encontró demasiado entusiasmo. La ofreció a Madrid, Córdoba, Vigo, San Sebastián y Granada. “Mi única condición”, contó a EL PAÍS, “fue que construyéramos un edificio nuevo, no quería un palacio antiguo renovado. La casualidad quiso que coincidiera en el restaurante Atrio de Cáceres con Juan Carlos Rodríguez Ibarra (expresidente socialista de Extremadura). Ella iba con José María Viñuela, de origen extremeño, muy conocido de Ibarra y entonces director de la colección de arte del Banco de España. La propuesta cuajó y, después de bastantes dificultades, el museo abrió sus puertas en febrero de 2021. Al final, ella asumió el coste tanto del continente como del contenido, maravillosamente expuesto en el edificio blanco creado por Mansilla + Tuñón Arquitectos.

Sobre el futuro de la galería no hay muchas dudas. Las obras no vendidas se devolverán a los artistas. Las ya adquiridas por ella, viajarán a Cáceres con el resto de su irrepetible legado.

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