‘The Brutalist’: tan extraña, oscura y fascinante
Brady Corbet, su director, no se permite ninguna complacencia en su historia, ninguna carnaza para el espectador. Va a lo suyo, sin concesiones, como el protagonista del drama
Es un recuerdo que asocio con la cinefilia de infancia y de adolescencia. El de películas cuyo metraje superaba las tres horas, cuando casi todas duraban noventa minutos, y en las que se detenía la proyección a la mitad, en la pantalla aparecía un cartel con la palabra intermedio y la publicidad animando a los espectadores para que visitaran el bar. Era un cine de nacionalidad inevitablemente estadounidense o inglesa, con planteamiento y dimensiones espectaculares, frecuentemente histórico, plagado de estrellas, destinado al gran éxito comercial. Y con frecuencia también artístico. Como ejemplo, el autor de esos proyectos colosales era un señor llamado David Lean. Y recuerdo que casi siempre el gran público salía contento de la sala y todo dios se sentía en la grata obligación de ver esas películas, eran temática obligatoria durante unos días para hablar con la familia, amigos y vecinos.
Y vuelvo a reconocer el “intermission” después de tanto tiempo, aunque en la actualidad múltiples productoras y directores consideren que sus películas tienen la obligación de poseer una duración interminable e innecesaria en muchos casos. Qué mosqueo. Acudo con mis seniles prejuicios a The Brutalist, que comienza con un largo plano en semioscuridad (y me digo con temor, la jodimos, otra de cine indie), para después sentirme fascinado por ella. También perturbado, observando sus quiebros y giros, lo que describe y lo que oculta, la complejidad del argumento y de los personajes, su tono frecuentemente siniestro, su inteligente retorcimiento, el lado sombrío, la violencia interior. Y no me canso de esas cosas, me hipnotiza su estilo narrativo, nunca sé lo que va ocurrir en la siguiente secuencia. Y no hay espectacularidad, ni épica, ni poesía.
Sin embargo, estoy enganchado, sorprendido, no me importaría que durara un rato más. Aunque puedo entender nítidamente que le resulte aburrida o intragable a espectadores muy respetables que no conecten ni poco ni mucho ni nada con ese oscuro universo y con gente dotada de un reverso que da miedo. Y flipo al enterarme de que el director Brady Corbet solo necesitó 34 días de rodaje y poco más de nueve millones de euros. Y por supuesto, en posesión de un talento superlativo, teniendo muy claro cómo quiere contar una historia tan oscura.
El protagonista es un emigrante judío que ha sobrevivido a un campo de concentración y que llega a Estados Unidos, la tierra de las oportunidades, sin un dólar en el bolsillo. Lo tiene crudo al principio, acaba vagabundeando en las calles, ayudado por otras víctimas del desamparo, un señor negro y su pequeño hijo. También trabando conocimiento de lo que proporciona un pico de caballo en sus venas. Pronto sabremos que este desolado señor fue un genio de la arquitectura en Hungría. Y que ama su integridad artística por encima de todo. Un mecenas le apadrinará después de haberle desechado en principio al construirle una biblioteca tan hermosa como desconcertante, producto de su experiencia en la prisión. Y ahí empezará una batalla entre ambos llena de matices, una guerra de poder entre el gran dinero y la inteligencia, una relación muy turbia que alcanzará su clímax en un agresión salvaje entre los mármoles de Carrara. Todos los personajes y sus reacciones son extraños, densos y atormentados, incluida la reencontrada y muy enferma esposa del arquitecto y una sobrina que habla con monosílabos y no sonríe nunca, con el único deseo de vivir en Israel.
Brady Corbet no se permite ninguna complacencia en su historia, ninguna carnaza para el espectador. Va a lo suyo, sin concesiones, como el protagonista de la historia. Su película es extraña por dentro y por fuera, misteriosa, imprevisible, muy atractiva. Los interpretes son ejemplares, encabezados por ese Adrien Brody que, como ya demostró en El pianista, sabe sufrir mejor que nadie.
The Brutalist
Dirección: Brady Corbet.
Intérpretes: Adrien Brody, Felicity Jones, Guy Pearce, Joe Alwyn, Raffey Cassidy, Alessandro Nivola.
Género: drama. EE UU, 2024.
Duración: 214 minutos.
Estreno: 24 de enero.
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