Hallado un refugio antiaéreo de la Guerra Civil para mil personas en el centro de Alcalá de Henares
La construcción subterránea fue realizada con los sillares de la iglesia donde se bautizó a Cervantes y su pila bautismal se reutilizó como refuerzo, aunque un fragmento está en manos de la Fundación Francisco Franco
De los 60 refugios antiaéreos con que contaba Alcalá de Henares durante la Guerra Civil, el mayor se encontraba bajo la plaza de Cervantes, en pleno centro de la ciudad. Los arqueólogos de la consultora Audema han redescubierto ahora una de sus entradas más de 80 años después de que fuese clausurada con una pared de ladrillos. La construcción subterránea tenía capacidad para unas mil personas, dos únicas entradas, y buena parte de sus paramentos fueron levantados con los sillares de la iglesia Santa María, un cercano templo del siglo XVI que fue incendiado por los milicianos el 29 de julio de 1936. El libro de bautismo se libró de ser destruido porque un comerciante lo guardó en un pozo. De esta iglesia, donde Miguel de Cervantes fue bautizado, solo se conserva el campanario de ladrillo, ya que todas sus piedras se emplearon para reforzar el refugio subterráneo. El Ayuntamiento de Alcalá, que ha financiado los trabajos, tiene previsto abrirlo a las visitas el próximo año.
Hace cinco años, el historiador local Julián Dueñas encontró una foto aérea de la Legión Condor donde se señalaba la ubicación del refugio. “A partir de esta imagen comenzamos las investigaciones”, explica Luis Antonio Ruiz Casero, director de las excavaciones junto al arqueólogo Jorge Morín. “En la fotografía se marcaba el entorno, por lo que solo hemos tenido que buscar la entrada. En este caso, hallamos la sur”.
Alcalá de Henares fue la ciudad elegida por los republicanos para establecer el Cuartel General del Ejército del Centro, además del lugar donde residió una misión militar soviética. Por eso, en los primeros meses de la contienda, la ciudad fue bombardeada “decenas y decenas de veces” por la Legión Condor y las aeronaves italianas y franquistas. “En octubre del 38, ya estaba acabado. Y solo un mes después, sufrió un ataque en el que perecieron 14 personas”, indica el director de la excavación.
En Alcalá existían cuatro tipos de refugios antiaéreos. Los municipales, entre ellos el ahora hallado (el mayor de los construidos en la actual Comunidad de Madrid), los militares, los particulares y los llamados parapetos. Las autoridades, antes de dar su aprobación a una de estas construcciones, comprobaban que cumplieran unos requisitos mínimos de resistencia. Se distribuían por toda la ciudad y se ocultaban bajo plazas, calles, sótanos, cuarteles, iglesias y fábricas. Aunque llegaron a ser 60, solo se tiene constancia arqueológica de 22 de ellos.
“Hasta donde hemos podido entrar en el refugio de la plaza de Cervantes, todo está bastante bien conservado. De momento, no podemos avanzar más hasta que todo se airee [guarda gases que podrían resultar nocivos]”, admite Ruiz Casero. “Pero de lo que hemos visto, todo es bastante espectacular y está bien preservado”.
Los arqueólogos hallaron nada más acceder latas de conservas, casquillos de bombillas, grafitis o zapatos de la época. No han encontrado camas, ya que el refugio solo se utilizaba durante la alerta aérea. “Lo más llamativo es que queda la instalación eléctrica original y un diferencial de palanca. Parece de una película de miedo, de esos de silla eléctrica”, bromea Ruiz Casero.
La existencia del resguardo antiaéreo se conocía, aunque la memoria exacta de su ubicación se había perdido. Una cuarta parte de su coste (25.000 pesetas) fue sufragado por Manuel Azaña, presidente de la República, ante la falta de fondos municipales suficientes. De hecho, en los años 40 del siglo pasado, la última vez que estuvo abierto, las autoridades regalaron al dictador Francisco Franco un trozo de la pila en la que fue bautizado Miguel de Cervantes. Según un reciente informe redactado por el Ayuntamiento alcalaíno, en “un acto celebrado el día 3 de octubre del año 1947 se entregó como obsequio, en un artístico estuche, un fragmento de la Pila Bautismal al entonces Jefe del Estado, Don Francisco Franco”. No obstante, desde el Ayuntamiento se le ha pedido ahora a la Fundación Franco que la devuelva, ya que es parte de la memoria de la ciudad, pero de momento, no ha habido respuesta”, indica el arqueólogo.
El refugio tiene una cubierta de hormigón de 1,2 metros, lo que le permitía aguantar hasta bombas de 100 kilos. Las entradas eran en codo para prevenir que la metralla penetrase si caía una bomba en la puerta. Está parcelado en tres salas con sus entradas contrapeadas para disminuir los efectos de las ondas expansivas. La Guerra Civil española fue una de las primeras en que se usó el bombardeo aéreo contra la población civil, lo que obligó a avanzar notablemente en el diseño y mejora de los refugios. Los expertos trabajan ahora en terminar la planimetría de la construcción. “Hemos entrado para la puerta sur, junto al monumento de Cervantes, pero también contaba con una norte. Contaban con dos puertas por si una resultaba inutilizada”, afirman. “Pero aún nos falta conocer muchas cosas: los respiraderos, la iluminación... Una imagen congelada en el tiempo de la Guerra Civil. Es muy emocionante”, concluye Ruiz Casero.
Babelia
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