Concha Velasco: sencillamente, una artista
Quizás el éxito de la actriz haya sido una sensibilidad pop, yeyé si se prefiere, que ha conectado con todo tipo de audiencias y de estratos sociales a lo largo del tiempo
En el firmamento de las grandes estrellas españolas de todos los tiempos brilla ya el nombre de Concha Velasco, para quien este sábado, ante la auténtica tristeza de todo un país, se bajaba el telón de la vida y se levantaba el de la posteridad.
Decir adiós a Concha Velasco, la cantante, actriz, bailarina y presentadora de televisión, es más que intentar glosar una esforzada y completísima carrera. Decir adiós a Concha Velasco es poner un punto y aparte en el relato de la historia social y cultural del último siglo. De nuestras vidas, en definitiva.
Lo ha sido todo en las artes escénicas y musicales. Pero algo ha distinguido su trayectoria: Concha nació artista, primero en Valladolid y, poco después, en ese otro lugar, tan difícil de alcanzar y sostener, que es el favor y la simpatía del público. Contra viento y marea, con altos y bajos a lo largo de décadas, Concha nunca dejó de ser de la gente. Lo fue en sus películas y discos; lo fue cuando Luis García Berlanga la dirigió; cuando triunfó en el musical y en los escenarios con Antonio Gala; o más aún cuando se coló en nuestras casas con el programa de la televisión pública Cine de barrio.
Escribió Max Aub que “el teatro español sale del pueblo y no de la literatura, y esa fue la razón de su éxito y de su grandeza”. Quizás el éxito de Concha Velasco haya sido ese: una sensibilidad pop, yeyé si se prefiere, que ha conectado con todo tipo de audiencias y de estratos sociales a lo largo del tiempo.
Con Concha ocurre lo que nos ocurre con las grandes actrices de todos los tiempos: es muy difícil desligar su personalidad, fuerte, determinada, de sus actuaciones. Ella logró que, en ese difícil equilibrio, la persona y la actriz conviviesen en armonía, sin que ninguna llegase a imponerse. Eso es prodigioso. Verla actuar era también el regalo de ver cómo ella, la Concha Velasco real, se transparentaba en sus papeles y los elevaba más allá de lo esperado, siempre un poco más allá.
Sabemos que allí donde están las actrices y los actores está algo de nosotras y nosotros mismos. Está la verdad, está la cultura. Y está el acto creativo, la compleja medida de nuestros sueños. Concha Velasco ha sido, además, un referente para todas sus compañeras y compañeros de rodajes y de tablas. Por su posición política en defensa de nuestro cine, de las artes escénicas, de la producción de espectáculos pero, sobre todo, por reclamar los derechos de la profesión. Ella estuvo en el germen, años antes, de aquella huelga de actores de 1975, que consideramos ya el ensayo general de una democracia que no acababa de llegar a España.
Siempre en su vida evitó ser recluida en lo que el star system y las imposiciones de la popularidad le tenían reservado. Fue icono de modernidad en medio del franquismo y, como muchas mujeres de su generación, no quiso seguir el guion que estaba escrito para ella. Eso también se lo debemos a Concha Velasco: abrir caminos de libertad y de pensamiento.
La Academia de Cine la premió, en el año 2013, con el Goya de Honor a toda su trayectoria cinematográfica. Era un premio que ella esperaba y merecía. Ayer mismo las Academias de Cine y Artes Escénicas me confirmaron que las galas de 2024 rendirán tributo y homenaje a una mujer que permanecerá en nuestra memoria colectiva y en nuestros corazones por ser sencillamente una artista. Una gran artista.
Babelia
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