El último misterio de Eça de Queiroz: el lugar donde reposarán sus restos en Portugal
La familia del escritor se ha dividido respecto al traslado al Panteón Nacional en Lisboa, aprobado por el Parlamento
Eça de Queiroz creía que la risa es una opinión. Es imposible saber si le haría gracia la polémica que se ha desatado en Portugal a propósito del traslado de sus restos al Panteón Nacional, pero desde luego algo tendría que decir. Diplomático, articulista y uno de los grandes autores del realismo europeo del XIX, Eça de Queiroz siempre tenía una opinión para todo.
El novelista murió en París, donde ejercía como cónsul, en 1900, a los 54 años. Su viuda, Emilia de Castro, decidió enterrarle en el panteón de sus padres, los condes de Resende, en el cementerio del Alto de São João de Lisboa. Los restos de Eça de Queiroz permanecieron junto a los de sus suegros hasta 1989. En esas nueve décadas la tumba se degradó mientras Portugal pasaba por una república, una dictadura y una revolución sin que ninguna de ellas renegase de la literatura queirosiana (se han publicado casi 60 obras póstumas, recopilaciones de textos y ediciones críticas en Portugal entre 1900 y 2015). Para entonces ya no quedaba vivo ninguno de los cuatro hijos del coautor de El misterio de la carretera de Sintra y fue Maria da Graça Salema de Castro, casada con uno de los nietos, la que tomó varias decisiones trascendentales.
Primero decidió llevar los restos desde Lisboa a la tumba familiar en Santa Cruz do Douro, en el municipio de Baião, donde habían rehabilitado una quinta heredada de los condes. Luego reunió a toda la descendencia y propuso aglutinar el legado literario en una fundación, creada también en 1989 para divulgar la obra queirosiana, que se instalaría en esa finca de Santa Cruz do Douro, que inspiró el Tormes de La ciudad y las sierras, una de sus novelas póstumas. La propuesta de Maria da Graça Salema y su marido Manuel Benedito de Castro, que no habían tenido hijos, era estimulante puesto que ellos poseían dos tercios de la herencia del novelista.
“El traslado de los restos fue entonces la decisión más rápida y eficaz para evitar que se perdiesen porque existía el riesgo de que la tumba de los condes fuese vendida en subasta”, señala Afonso Reis Cabral, actual presidente de la Fundación Eça de Queiroz y tataranieto del escritor. Es también un descendiente que ha seguido sus pasos. Sus novelas, Mi hermano (Acantilado) y Pão de açucar, que recibió el Premio Literario José Saramago en 2019, le han colocado entre los escritores portugueses contemporáneos más celebrados.
Y fue también Afonso Reis Cabral quien propuso a la fundación y a la familia el depósito de los restos de su tatarabuelo en el Panteón Nacional. “Eça está por encima de cualquier homenaje y está claro que merece estar en el Panteón Nacional. La cuestión es decidir si debemos como sociedad hacerle ese homenaje a alguien que tanto influyó en Portugal”, explica por teléfono.
La mayoría de los descendientes apoyó la iniciativa. José Luis Carneiro, uno de los patronos de la fundación, alcalde de Baião y diputado socialista, la defendió en la Asamblea de la República. El 15 de enero de 2021 todos los parlamentarios, con la excepción del líder del partido ultraderechista Chega, André Ventura, que se ausentó, votaron a favor de “conceder honores de Panteón Nacional a los restos mortales de José Maria Eça de Queiroz” en reconocimiento de una obra “determinante en la historia de la literatura portuguesa”. Se creó un grupo de trabajo para organizar la ceremonia, aunque la pandemia la retrasó. “Han pasado dos años y medio sin que se presentase ninguna medida judicial. Se presenta cuando faltan pocos días para el traslado de los restos, solo puedo considerar que se ha actuado de mala fe”, indica el actual presidente de la fundación.
Hace una semana los descendientes que están en contra de la nueva ubicación presentaron una providencia judicial para suspender la ceremonia, fijada para el miércoles 27. A pocas horas de la fecha, el Tribunal Supremo Administrativo ha avalado el traslado de los restos al considerar que los detractores son una minoría familiar y que el escritor nada dejó dicho sobre su lugar de enterramiento. El ingreso en el Panteón Nacional será, sin embargo, aplazado para volver a organizar la ceremonia.
De los 22 bisnietos vivos de Eça de Queiroz, 13 han mostrado su respaldo al cambio de ubicación, tres no se han pronunciado y seis se han posicionado en contra. Los opositores esgrimen que el autor de Los Maia quería ser enterrado en Santa Cruz do Douro y despreciaba las honores fúnebres de estar en un Panteón Nacional. El escritor no dio directrices sobre el destino sus restos, lo que ha alentado interpretaciones variopintas sobre sus deseos a partir de sus textos de ficción. Dado que La ciudad y las sierras es un homenaje a la vida rural inspirada en la quinta de Santa Cruz do Douro, consideran que la voluntad última del escritor habría sido ser depositado allí tras su fallecimiento.
Sin embargo, Afonso Reis Cabral destaca que el novelista apenas visitó dos o tres veces el lugar. Eça de Queiroz nunca residió en la finca, ni siquiera en vacaciones, ya que se encontraba muy deteriorada en su época. Solo su hija lograría reformarla a fondo en 1945 con parte del dinero de los derechos de autor que recibió durante el centenario de su nacimiento.
En cuanto al tema del panteón, los discrepantes se apoyan en un artículo del escritor sobre los criterios para ingresar en un recinto concebido para la inmortalidad y defiende que solo “dioses” como Victor Hugo tienen derecho a hacerlo. Sin embargo, el principal activista contra el traslado es António Fonseca, expresidente de la junta de freguesía de Santa Cruz do Douro, donde se ubica la actual sepultura y donde puede leerse esta pancarta: “Eça es de la nación. Santa Cruz do Douro es su Panteón”.
Este domingo promovió una concentración de protesta a las puertas de la quinta a la que acudieron medio centenar de personas, según la agencia Lusa. Fonseca cree que el traslado dañará a la región. “Nos quitan nuestro oro”, declaró al diario Público. “El eco en la prensa es inversamente proporcional a cómo la población de Baião encara esto. A mí me preocuparía que la fundación saliese de aquí, pero estoy muy satisfecho por que se concedan honores de Panteón por la Asamblea de la República”, afirma por teléfono el presidente de la Cámara Municipal de Baião, Paulo Pereira.
Sobre la lápida de Santa Cruz do Douro se puede leer: “Aquí descansa, entre los suyos, José Maria Eça de Queiroz”. En el Panteón Nacional lo haría junto a la fadista Amália Rodrigues, el futbolista Eusebio y el militar que desafió al dictador Salazar, Humberto Delgado. La compañía no parece del todo grata a quienes rechazan el cambio de ubicación. “Considero el Panteón un lugar poco frecuentado”, le escribió en un correo uno de los bisnietos del escritor, llamado también José Maria Eça de Queiroz, a uno de sus primos, “donde el bisabuelo estaría junto a un futbolista, una fadista, un regicida y, asómbrate, un resistente antifascista que nada hizo por el país, más allá de haber sido asesinado por la PIDE [policía política de la dictadura] a manos del inspector Rosa Casaco”.
Babelia
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