‘Pearl’: Mia Goth se confirma como la nueva estrella del terror macabro con la nueva entrega de ‘X’

Con sus cejas teñidas de rubio y su cara tan angelical como demoníaca, la actriz Mia Goth ha encontrado la máscara de terror perfecta para su doble personaje Pearl/Maxine. Una especie de muñeca rota, sexy y furiosa (“No aceptaré una vida que no merezco”, es su mantra), capaz de viajar por el tiempo y por los filtros de la historia del cine sin otro disfraz que unas pecas y una sombra azul de ojos cuando es Maxine, y una voluble y loca sonrisa cuando es Pearl, su personaje en la segunda película de la macabra trilogía creada por Ti West.

Pearl es la precuela de X, película que inauguró una trilogía que continuará con MaXXXine y quién sabe si seguirá como franquicia de este doble personaje enfermo encarnado por Goth, cara y cruz de una mujer depredadora y salvaje en su sed de fama, sexo y sangre. La joven del nuevo título era la repulsiva anciana de X, que ahora es la bella Perla, capaz de convocar en un mismo plano pena, asco y miedo. Un combinado perfecto para esta cautivadora nueva estrella del terror que obtuvo el premio a la mejor actriz en el pasado festival de Sitges, donde Ti West también ganó el de mejor dirección.

Tanto X como Pearl poseen una original capacidad para nadar con humor y sabiduría por aguas meta cinematográficas. Como en Tiburón, aquí también hay un animal asesino que West presentaba en X con un cartel publicitario de un cocodrilo mordiendo la braga del bikini de una turista y que en Pearl alcanza todo su paroxismo desde el loco arranque del filme. El bicho se llama Theda, suponemos que como homenaje de la fantasiosa Pearl a Theda Bara, arquetipo de la femme fatale de la era del cine mudo.

Si X era una desatada matanza dentro de una producción de cine porno y desde un hábil juego de referencias a los márgenes del Nuevo Hollywood de los años setenta, la carnicería de Pearl viaja al viejo Hollywood y al musical de barraca de principios del siglo XX a través del Technicolor que llegó después, en la era dorada de los estudios. En X se respiraba la malsana barbarie rural de La matanza de Texas, pero el personaje de Mia Goth en su precuela está claramente inspirado en la ingenua Dorothy de El mago de Oz con guiños a la disfuncionalidad de Selma, el personaje de Björk en Bailando en la oscuridad, vuelta de tuerca al cine musical del danés Lars von Trier.

Pearl adora el baile y el cine y quiere ser una estrella de los vodeviles de los años veinte. Es el fin de la Primera Guerra Mundial y la gripe española asuela el planeta. West escribió este guion, firmado junto a la actriz protagonista, en plena pandemia y las mascarillas de trapo y el miedo al virus convierten su película en un espacio tan raro y contemporáneo como su personaje principal, tan hecha para los filtros del pasado como los de Instagram. Como en X, el sexo ocupa un lugar central, y la secuencia de Pearl frotándose sobre el cuerpo cosido de un espantapájaros marca el tono perturbado de toda la película. Bañada en un Technicolor que apela a una felicidad que jamás llegará, el rojo de Pearl potencia la llamada a la locura de este adictivo delirio.