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Chloé Brûlé: “Me dicen que soy de Montreal de la Frontera”

Es bailaora flamenca a pesar de haber nacido en la región canadiense del Quebec y haber estudiado danza clásica. Desde 2005 recoge premios y distinciones por sus espectáculos junto a Marco Vargas. Su nuevo montaje es ‘Origen’

La flamenca canadiense Chloé Brûlé posa en su estudio de Sevilla.
La flamenca canadiense Chloé Brûlé posa en su estudio de Sevilla.Alejandro Ruesga
Sergio C. Fanjul

Su lengua materna es el francés, propia de la región canadiense de Quebec, donde nació hace 44 años. Sin embargo, es muy difícil detectar los trazos de acento francés muy al fondo de su acentuado acento andaluz. “Pues lo fui aprendiendo sobre la marcha, hablando con la gente”, dice Chloé Brûlé, que se siente flamenca aún habiendo nacido al otro lado del charco y estudiado danza clásica. “Quería saber qué decían las letras flamencas, qué era eso que decían de manera tan intensa”, añade. Desde Sevilla hace carrera en la compañía que mantiene junto a su socio Marco Vargas, con la que acumulan premios y distinciones. Su nuevo espectáculo se llama Origen.

Pregunta. ¿Se puede nacer en Quebec y ser flamenca?

Respuesta. Y tanto, y tanto. A mí me dicen que soy de Montreal de la Frontera.

P. Pero, ¿qué es ser flamenca?

R. Es una manera de ser, de sentir la vida, una necesidad expresiva. Puede haber gente en Canadá con el sentir flamenco, igual que hay aquí gente superamericanizada. Son formas de entender el mundo.

P. ¿Cómo conoció el flamenco?

R. Por casualidad, con 18 años, colaborando con una compañía estadounidense con sede en Miami. Yo estaba acabando el conservatorio y haciendo una sustitución. En el espectáculo había un número flamenco. Vi bailar a José Barrios, de Córdoba, y se me cruzaron los cables. Fue como una revelación mística. Sentía el pulso, sentía el peso, sentía que era para mí. Me cambió la vida.

P. ¿Qué fue lo que le impactó?

R. No me llegó la imagen romántica, sino la forma de bailar. Ni la estética, ni el vestuario, sino el lenguaje dancístico. Esa forma de pisar tierra, de afirmarse bailando, de conectar tierra y cielo. Algo físico.

Una imagen promocional del espectáculo 'Origen', de la compañía de Marco Vargas & Chloé Brûlé.
Una imagen promocional del espectáculo 'Origen', de la compañía de Marco Vargas & Chloé Brûlé.Francisco Reina

P. Y se vino a España.

R. No tenía ni idea de España, no hablaba el idioma, no conocía la historia, ni la cultura. Nada. Me vine con 19 años, hace 25, a estudiar en la escuela Amor de Dios, en Madrid. Estuve seis meses. Luego regresé a Canadá, pero solo duré dos semanas. Y me volví.

P. Ahora está en Sevilla.

R. Barrios, que ha muerto hace poco, con solo 45 años, me invitó a su casa, me enseñó Córdoba, me enseñó Andalucía. Me quedé impresionada: existía otro flamenco. Vi muy diferente la forma de bailar, de convivir, era otro sabor, otro tempo, otra manera. Por eso me mudé.

P. Usted viene de la danza clásica.

R. Es distinta al flamenco. Hay que tener una disciplina enorme y unas condiciones físicas muy particulares. La danza clásica te tiene que elegir a ti, tú no eliges ser bailarina de clásica. El flamenco tiene algo más que ver con la voluntad. Es más diverso, acepta una variedad mayor de cuerpos, edades distintas. No hay un canon, importa más el sello personal.

P. Usted es muy obsesiva y trabajadora. ¿Es estrictamente necesario?

R. No sé si es necesario, pero el caso es que yo lo llevo dentro. Soy bastante incansable cuando me pongo a trabajar, porque esto me apasiona. Además, me gustan todos los aspectos: la coreografía, que es lo mío, pero también la puesta en escena, la iluminación, la técnica, todo. Me meto en todo, porque me gusta aprender.

P. ¿Cómo se llama lo que hacen ustedes? ¿Flamenco contemporáneo?

R. Eso lo tiene que decir la gente. Nuestro trabajo, nuestra misión es bucear, es entregarse al acto creativo y al acto teatral y a la danza. Y después las conclusiones son del público.

P. Pero lo suyo no son espectáculos flamencos al uso…

R. Desde luego, a nosotros lo que siempre nos ha interesado es contar cosas. Es decir, nos ponemos al servicio del tema tratado, de una manera teatral. No entendemos la danza como una demostración física de movimiento, sino una herramienta, un lenguaje. Pasan cosas, no solo estamos cantando y bailando.

Del flamenco me impactó esa forma de pisar tierra, de afirmarse bailando, de conectar tierra y cielo. Algo físico.

P. En el flamenco no abundan las historias, como sí lo hacen en la danza clásica de la que usted proviene. El cascanueces, El lago de los cisnes, Coppelia… Son cuentos. Pero ustedes narran con flamenco.

R. Sí, eso es como nuestro sello. Si el espectáculo nos pide música electrónica, pues vamos con música electrónica. Si el espectáculo nos pide poesía, nos pide un piano o un cantaor, los utilizamos, pero todo al servicio del concepto. No tiene por qué ser necesariamente narrativo como los ballets, pero sí al servicio de un discurso teatral.

P. Aunque el flamenco sea un género muy tradicional, siempre vemos formas de mezclarlo con otras disciplinas y modernizarlo. Usted, por ejemplo, ha colaborado con Israel Galván o El Niño de Elche. Ahora están en el candelero Bronquio y Rocío Márquez.

R. Sí, hay un disco del Turronero de los años 80 que ya es con música electrónica, como música disco, y es alucinante: está cantando cantes tradicionales y le mete una base que suena como los Bee Gees. De eso hace ya mucho tiempo. O sea, el arte es contaminación pura y dura. Los artistas nos nutrimos de todo y de todo lo que tenemos a nuestro alrededor. Eso no es nuevo.

P. Al público le sigue llamando mucho la atención las versiones contemporáneas del género.

R. Sí, porque hay una parte de romanticismo, algo que reconocemos en el flamenco. La gente tiene ese estereotipo en la cabeza, nos los han metido a la fuerza: los lunares, etc. Pero a la hora de modernizar el flamenco no todo vale. Hay que hilar fino para hacer propuestas que intenten contar y emocionar a la gente. No se trata necesariamente de mezclar por mezclar o usar nuevos recursos por la novedad.

Escena del espectáculo 'Los cuerpos celestes', de la compañía de Marcos Vargas & Chloé Brûlé.
Escena del espectáculo 'Los cuerpos celestes', de la compañía de Marcos Vargas & Chloé Brûlé.Francisco Reina

P. ¿Qué es Origen, su nuevo montaje?

R. En el último espectáculo llevábamos nuestro imaginario al espacio cósmico, se tituló Los cuerpos celestes. Ahora teníamos la necesidad de bajar a la tierra, de volver a las raíces del flamenco, al sabor añejo, de mezclar lo clásico y lo contemporáneo. Entonces nos fuimos acercando al mundo de unos artistas extremeños, a los cuales seguimos hace muchísimos años. Son dos personajes muy peculiares y muy auténticos, casi el underground del flamenco, porque están en la periferia.

P. ¿Quiénes son?

R. Uno es el tocaor Miguel Vargas, el otro el bailaor Antonio Silva, El Peregrino, gitano de Badajoz, que tiene 80 años. A partir de ahí fuimos componiendo el resto del elenco, con gente como el guitarrista Raúl Cantizano y otras dos bailaoras, Fuensanta “la Moneta” y Carmen Muñoz. Formamos una familia muy diversa que busca un espacio común para dialogar desde un sitio original.

P. Un momento, ¿un bailaor de 80 años?

R. El Peregrino es alucinante: autodidacta, no ha pisado una academia, le viene de su padre. Un regalazo. En el flamenco siempre hay lugar para la sorpresa, los artistas se crecen, hay espontaneidad y libertad. En el estreno el teatro se cayó abajo con Antonio. Le entró una vitalidad, una cosa, que se llevó todos los aplausos.

P. ¿Es eso lo que llaman el duende?

R. Bueno, la verdad es que esa es una palabra que ahora mismo no está muy de moda.

P. Vaya. ¿Es una palabra viejuna?

R. Algo así. Igual vuelve dentro de unos años. Pero sí, para mí se refiere a un momento de comunión entre los artistas y también con el público. No es algo que se tenga, es algo que tiene que ocurrir.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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