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El cine iraní abandera la protesta de las mujeres contra el régimen

El director dos veces ganador del Oscar Asghar Farhadi, que hasta ahora había mantenido la equidistancia política, se une a los mensajes de otros cineastas, como Bahman Ghobadi, que reclaman el apoyo internacional en favor de las manifestaciones en Irán

La activista Forouzan Farahani se afeita la cabeza en la manifestación en Nueva York el 27 de septiembre en protesta por la muerte de Mahsa Amini en Irán.
La activista Forouzan Farahani se afeita la cabeza en la manifestación en Nueva York el 27 de septiembre en protesta por la muerte de Mahsa Amini en Irán.ANGELA WEISS (AFP)
Gregorio Belinchón

La muerte, el viernes día 16, de Mahsa Amini, una joven iraní de 22 años en custodia policial tras haber sido detenida en Teherán por no llevar bien colocado el hiyab o velo islámico, ha provocado una oleada de protestas por todo el país. Y a esas protestas se han sumado los cineastas iraníes que han empezado a enviar mensajes al extranjero para pedir ayuda y apoyo. “Se han dado cuenta de que ya no hay tiempo para tibiezas”, cuenta un compatriota asentado en Madrid, que conoce bien a estos creadores, y que pide mantener un estricto anonimato por miedo a represalias.

El pasado sábado el cineasta Bahman Ghobadi, —doble ganador de la Concha de Oro de San Sebastián, y kurdo de la misma región que la joven fallecida Amini— lanzó a través de un periodista cinematográfico kurdo una carta a los 4.000 compañeros de la Academia de Cine de Hollywood invitándoles a defender los derechos civiles de los iraníes. Ghobadi, que ahora vive en el extranjero, ha intentado suicidarse dos veces por desesperación al no lograr permisos para rodar. Su hermano menor, el realizador de cortometrajes Behrouz Ghobadi, fue encarcelado entre noviembre de 2012 y enero de 2013 por su crítica al presidente del país, Mahmud Ahmadineyad, y también la novia del cineasta, la periodista iranoestadounidense Roxana Saberi, estuvo presa entre enero y mayo de 2009.

Asghar Farhadi y Bérénice Bejo en un momento del rodaje de 'El pasado'.
Asghar Farhadi y Bérénice Bejo en un momento del rodaje de 'El pasado'.

Al día siguiente fue Asghar Farhadi —el único director popular entre sus compatriotas, que le consideran un héroe nacional por sus dos premios Oscar, y hasta hace dos años atacado por parte de sus colegas de profesión por su capacidad para no hablar nunca sobre el régimen— quien a través de su cuenta de Telegram envió un vídeo pidiendo a los artistas del resto del mundo que se solidarizaran con el pueblo iraní.

Asghar Farhadi, en su foto de su cuenta de Telegram.

El sábado 17 de septiembre, el funeral de Amini en Aychi, en la región kurda de Saqez —a unos 575 kilómetros al oeste de Teherán— se convirtió en la primera manifestación en la que decenas de mujeres se quitaron el velo y mostraron su cabello, una conducta penada en Irán. Ahí comenzaron las revueltas y pronto decenas de vídeos en redes sociales confirmaron que las manifestaciones aumentaban y que el régimen estaba deteniendo a centenares de personas y disparando sin miramientos contra la gente, mayoritariamente mujeres, que alzaba la voz. Hasta el momento ha habido 41 muertos según el régimen, aunque fuentes humanitarias elevan la cifra a 76 como mínimo.

La muerte de la joven Amini —detenida el martes 13 de septiembre por la Policía de la Moral en Teherán, donde se encontraba de visita— fue certificada en el hospital, donde pasó tres días en coma tras sufrir un ataque al corazón. Durante dos horas había estado en comisaría, condenada a ser “reeducada” por llevar mal el velo. Ante la expansión de las revueltas en las últimas semanas, el viernes y el domingo pasados, el Gobierno organizó marchas en defensa del velo. “Desde el 23 de septiembre no hay internet en Irán”, cuenta en Madrid uno de más de los 7.000 iraníes que viven en España. “A veces entran mensajes, pero ahora mismo nos comunicamos con las familias por teléfono, y ellos se enteran de lo que pasa gracias a que sintonizan por satélite las televisiones extranjeras”.

El cineasta Bahman Ghobadi.
El cineasta Bahman Ghobadi.Firat Bagdu

Pero en estas últimas semanas ha faltado el apoyo o un mayor eco internacional, y aquí han dado un paso adelante los cineastas iraníes. En el mensaje de Ghobadi, de tres sucintos párrafos, el director pide que su mensaje se difunda a todos los académicos, hace un breve resumen de los hechos y reclama solidaridad “ante unas protestas justas”. El de Farhadi es más extenso. Realiza un resumen de los acontecimientos y de las protestas lideradas por “mujeres valientes [...], que reclaman los derechos fundamentales que el Estado les ha negado durante años”. El ganador del Oscar por Nader y Simin, una separación y por El viajante explica que ha estado viendo cada noche esas manifestaciones con mujeres “muy jóvenes, de 17 y 20 años”, y que respeta “profundamente su lucha por la libertad y el derecho a elegir su propio destino a pesar de la brutalidad que están sufriendo”. Y apunta: “Me siento orgulloso de mis poderosas compatriotas, y espero que a través de sus esfuerzos, logren sus objetivos”. Al final invita a “artistas, cineastas, intelectuales y activistas de derechos civiles a mostrar su solidaridad con estas mujeres”, para acabar firmando “por un mañana mejor”.

Como apunta la fuente iraní en España, hasta ahora “la equidistancia de Farhadi habría provocado el odio de otros cineastas que estaban luchando por la libertad, como Mohammad Rasoulof, que lleva años sufriendo represalias del régimen. El público en las calles no le conoce, porque su cine no se distribuye, y sí saben quién es Farhadi, que vive de maravilla y obtiene el éxito del público con películas que ciertamente muestran las sombras de Irán. ¿Sabes por qué el iraní de la calle conoce a Panahi? Por sus innumerables condenas”.

La caída en desgracia de Farhadi

El pasado mes de marzo, en la promoción española de Un héroe, estaba claro que algo en Farhadi había cambiado. El cineasta, experto en nadar y guardar la ropa ante cualquier pregunta política sobre la situación en Irán, había visto cómo el Gobierno no había celebrado su segundo Oscar, pero aún entraba y salía de Irán sin trabas y no sufría la censura. Pero Farhadi había aumentado la audacia de sus declaraciones. Tal y como dijo a EL PAÍS: “Con los años, la situación en mi país ha empeorado. Todos los que vivimos en Irán y sufrimos esta presión, acabamos afectados. Nadie se libra”. A él le advertían creadores como Jafar Panahi y , sobre todo, Rasoulof (curiosamente, los tres han ganado el Oso de Oro de la Berlinale): “Vivimos una guerra y todos somos soldados. O de un lado o de otro”. Finalmente, el régimen ha permitido que prospere una acusación de plagio contra él por haber presuntamente copiado un documental en el que se contaba la historia real en la que se inspira Un héroe.

“Por primera vez, hasta Farhadi ha entendido que se acabaron los matices”, explica su compatriota iraní afincado en España. “Y esto lo ha logrado la brutal represión del Gobierno. Hace unos días, Masih Alinejad, la activista disidente que vive exiliada en Nueva York, pidió en un mensaje muy emotivo que Asghar tomara partido, y pidió también a las actrices más populares que hablaran”. Y eso ha ocurrido. “Están haciendo vídeos sin velos anunciando que no van a volver a hacer cine si hay obligatoriedad del velo, y que no les importa si su carrera se hunde”.

¿Y el resto de las artes? “Ya hace tiempo que la literatura está subsumida en el régimen. Ahora la guerra es por ganar visibilidad en el resto del mundo, y esa exposición la garantiza el cine, que por fin se ha unido en su llamada internacional”. ¿Habrá presión desde otros Gobiernos? “Difícil, porque se está negociando el acuerdo nuclear y el aumento de venta de gas iraní a Europa. Se hace complicado que ocurra, por eso la posición de Farhadi, como personalidad internacional, es fundamental”.

El director de la Mostra, Alberto Barbera, la actriz Julianne Moore y la directora Sally Potter, expresan su apoyo a Jafar Panahi en el pasado festival de Venecia.
El director de la Mostra, Alberto Barbera, la actriz Julianne Moore y la directora Sally Potter, expresan su apoyo a Jafar Panahi en el pasado festival de Venecia.TIZIANA FABI (AFP)

El último filme de Panahi, No Bears, recibió el premio del jurado en septiembre en la pasada Mostra de Venecia. Él se encuentra condenado a seis años de prisión por propaganda contra el régimen, pero en su nombre recogieron el galardón los actores Mina Kavani y Reza Heydari: “Jafar Panahi no puede estar aquí con nosotros esta noche. Es un honor aceptar recibir ese premio en su nombre. [...] Todos peleamos por el poder del cine y estamos aquí por Jafar”. Panahi fue arrestado el pasado 11 de julio, cuando estaba enfrente de la oficina del fiscal de Teherán junto a otros cineastas para protestar por al arresto de otros dos compañeros, Rasoulof y Mostafa Al Ahmad, detenidos días antes.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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