Patrizia Sandretto, la Peggy Guggenheim europea, celebra en España sus 30 años de coleccionismo
La mecenas italiana expone sus fondos de manera simultánea en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla) y el Patio Herreriano de Valladolid
Fue en 1992, durante una visita a Londres, cuando Patrizia Sandretto Re Rebaudengo (Turín, 61 años) sintió la revelación y la adrenalina del coleccionismo. “Entré en el estudio de Anish Kapoor, en una ruta para conocer talleres de artistas y las galerías de lo que en aquellos momentos se llamó la British wave. Me quedé sobrecogida con su fuerza y sus mensajes demoledores, aquellos colores tan impactantes y esas formas tan diferentes”. Así lo recuerda Sandretto —casada con Agostino Re Rebaudengo, perteneciente una de las más familias aristocráticas más importantes del Piamonte—, que compró allí su primera obra de arte y, a partir de esa epifanía, comenzó un camino sin retorno hacia el coleccionismo —con una visión radicalmente contemporánea— como forma de entender su relación con el mundo.
Es fácil encontrar la similitud: Patrizia Sandretto Re Rebaudengo bien podría ser considerada la Peggy Guggenheim europea, conocida por su lema “compra un cuadro al día”. Más de 2.000 piezas de artistas contemporáneos se reparten entre su casa de Turín ―que perteneció a la familia de Carla Bruni, la saga de los Bruni-Tedeschi― y el palacio del siglo XVIII en Guarene d’Alba, una pequeña ciudad a 40 kilómetros de Turín, que es sede de su Fundación desde 1995. Allí invita cada año a tres jóvenes comisarios para conocer a artistas, galerías, museos, para después realizar en Guarene una exposición de las obras de los artistas italianos que han conocido. Ahora trabaja para transformar una pequeña isla de la laguna veneciana que ha adquirido, Isola San Giacomo, en la tercera sede de su fundación que preside, que prevé tener lista para la próxima edición de la Bienal de Venecia, en 2024.
Mecenas de jóvenes artistas europeos y americanos —con los que mantiene una fluida relación, los acoge en su casa de Turín y produce sus obras—, miembro del consejo internacional de la Tate Gallery y del MoMA, dos de los museos más icónicos en el mundo, y presidenta del comité internacional de la feria madrileña ARCO, Sandretto celebra este año 30 años de coleccionismo con un gran desembarco de su colección privada en España, que llega repartida entre Valladolid (en el Museo Patio Herreriano) y Sevilla (Centro Andaluz de Arte Contemporáneo). Enamorada de España desde que conoció el país en sus veranos infantiles en la Costa Brava ―su familia poseía una casa en Cadaqués, donde pasaba varios meses al año―, ella asegura que el coleccionismo le persigue desde entonces. “De niña coleccionaba pastilleros, los tenía catalogados y numerados”, recuerda. Y aún hoy conserva joyas ―collares, en su mayoría, de todas las épocas históricas y estilos― que acompañan su colección de arte contemporáneo.
Centrada en esto último, Sandretto expone hasta el próximo enero en la capital andaluza Extraño, una exposición en la que el director del CAAC, Juan Antonio Álvarez Reyes, a la sazón comisario de la misma, ha seleccionado de la colección piamontesa a 30 artistas internacionales (19 mujeres) partiendo del sentido de extrañeza y perplejidad con que los creadores actuales se enfrentan a su trabajo, “en un marco de pensamiento y experimentación”, explica Reyes. La muestra ocupa toda la zona monumental y el gran claustro del antiguo Monasterio de la Cartuja de Sevilla, compuesta por impresionantes instalaciones ―que antes de llegar a la capital andaluza, conviven en la residencia habitual de Sandretto en Turín―, así como dibujos, pinturas, esculturas, videoinstalaciones y textiles. Entre los artistas seleccionados se encuentran nombres de rabiosa presencia en las galerías internacionales, como Mona Hatoum, Hans-Peter Feldmann, Louise Lawler o Paul McCarthy.
Patrizia Sandretto se pasea por las descontexualizadas galerías de la Cartuja, un lugar transido por la historia donde aún resuenan los ecos de Zurbarán, encontrando un nuevo espacio de diálogo para su colección: “Es el fin último y lo que dota de sentido a todo el trabajo realizado en estos últimos 30 años: poder compartir mi colección con el público, sentir que recorrer estas salas pueda cambiar sus vidas, como me sucedió a mí, a través del contacto con los artistas y la creación contemporánea”, explica la coleccionista en un perfecto español, fruto de sus veranos en Cadaqués.
Extraño es una coproducción con el Museo Patio Herreriano de Valladolid, en un despliegue sin precedentes de la colección Sandretto Re Rebaudengo en España. Para la capital castillo-leonesa, el director de Patio Herreriano, Javier Hontoria, ha aglutinado las piezas escogidas bajo el epígrafe Una revelación, donde las obras de arte plantean una manera alternativa de asomarse a la realidad, y que reúne nombres como los de la artista conceptual norteamericana Barbara Kruger o la creadora visual británica Sarah Lucas.
Pero no es la primera vez que la italiana, que articula su colección a través de la Fundación Sandretto Re Rebaudengo, creada en 1995, pone una pica en España. La mecenas piamontesa mostró por primera vez su colección en nuestro país en 2011, en una exposición en la Sala de Arte de la Ciudad Financiera del Santander en Boadilla del Monte (Madrid), que fue el germen de su fijación por España. A partir de ahí inició una serie de conversaciones y gestiones administrativas para abrir una sede española de su Fundación en la Nave 9 de Matadero Madrid, un empeño cultural de la exalcaldesa Manuela Carmena que quedó paralizado con el cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Madrid y que ahora podría reactivar desde Andalucía gracias a su alianza con el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.
No obstante, Sandretto no ha apartado a la capital de España de su punto de mira. Durante todo el mes de junio se ha exhibido en el espacio Montoya 8, una antigua mercería en el barrio de Tetuán, la muestra Si las palabras hablaran, el resultado de un programa articulado a través de la Fundación Sandretto Re Rebaudengo, que elige a tres jóvenes comisarios internacionales ―en este caso, tres mujeres: Ludovica Bulciolu, Laura Castro y Emily Markert― para crear su propio proyecto expositivo, que este año se ha fijado en la escena artística española de última generación.
Babelia
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