Cuando un rallador de tomate se convierte en un instrumento de tortura o en un biombo
La reputada artista de origen palestino Mona Hatoum expone en el IVAM sus instalaciones y mapas polisémicos que juegan con la incertidumbre y fragilidad del mundo
Mona Hatoum suele sobredimensionar y modificar objetos cotidianos hasta convertirlos en objetos de arte amenazantes, incómodos, extraños, también divertidos por surrealistas. En las manos de esta creadora de origen palestino de 69 años, un rallador de tomate a gran escala se torna en un instrumento de tortura o en un divertido biombo y un inestable mapamundi confeccionado con canicas cambia los contornos de países y continentes conforme el visitante se acerca.
Ambas piezas forman parte de la exposición que se presentó este jueves en el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) y que se abre con una potente instalación que remite a la guerra civil del Líbano. Bloques de acero que parecen perforados por proyectiles y se asemejan en sus formas a distintos edificios de Beirut, la capital de la antaño llamada Suiza de Oriente Medio, aportan otra dimensión de la obra de la artista que estaba estudiando en 1975 en Londres cuando estalló el conflicto en su país natal. Y allí se quedó y con el paso del tiempo se convirtió en una de las creadoras más reputadas del arte contemporáneo británico, con obra en los mejores museos como la Tate Modern de Londres o el Pompidou de París.
“Búnker pretende ser muy impactante para transmitir las sensaciones del conflicto. La ciudad ha sido testigo de la devastación. La guerra civil está en la exposición y guarda también relación con los mapas. Por ejemplo, en Present Tense, utilicé jabón de aceite de oliva sobre el que puse cuentas de cristal para dibujar el mapa del conflicto entre Israel y Palestina. Es un ideal bastante absurdo de mapa, ya que con los temblores del suelo por el paso de personas u otros eventos, estas cuentas pueden moverse y las fronteras del mapa cambiar”, explicó Hatoum por vídeollamada en la presentación de la muestra que se puede ver hasta el 12 de septiembre en el museo.
De hecho, la muestra compuesta por una treintena de instalaciones, dibujos y esculturas, sobre todo de los últimos 20 años, gira en torno a tres temáticas: el conflicto, los mapas y lo doméstico. Sus obras conceptuales se caracterizan también por su cuidada estética y su poética, por su ambigüedad y su fragilidad, según destacó José Miguel García Cortés, el comisario de la exposición y anterior director del IVAM. En este sentido, la artista sostuvo “que la función social de su trabajo es recordar la fragilidad, que muchas veces olvidamos y hacerlo a través de escenas precarias de la vida”. El pasado año, el premio Julio González de la institución recayó en Hatoum a propuesta de Cortés, si bien la pandemia ha impedido recogerlo.
Llama la atención en la sala que se puede ver desde la calle la pieza Hot Spot (2013). Se trata de un gran globo terráqueo de acero inoxidable en forma de jaula, sobre cuya superficie unos neones rojos trazan la silueta de los continentes. La obra atrae y repele, genera la sensación de que puede producir descargas eléctricas. También plantea que los actuales puntos calientes en conflicto no se circunscriben a disputas fronterizas en zonas concretas, sino que todo el planeta se encuentra en peligro debido a la emergencia climática, indicó la artista.
La inestabilidad está presente en la mayoría de las piezas y especialmente en la última instalación, Impenetrable (2009), un gran cubo de tres metros de lado, formado a base de varillas de alambre de espino, suspendidas desde el techo con una sujeción invisible, que deja la instalación en “una precaria suspensión”. La artista incidió en la precariedad del individuo que parece “querer vivir sin darse cuenta de ello” en un mundo marcado por una incertidumbre que la pandemia del coronavirus ha hecho más evidente.
La directora del IVAM, Nuria Enguita, ponderó la trayectoria de la artista y aseguró que la retrospectiva es “una de las grandes exposiciones del año” para el museo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.