“¿Cómo lo haría Tony?”
El crítico y divulgador Tony Partearroyo, fallecido a los 65 años, deja un recuerdo imborrable en tanta gente con la que trabajó e hizo amistad a lo largo de su carrera
Tony Partearroyo falleció el viernes 17 de junio a punto de cumplir los 65 años de edad. Llevaba años apartado de la profesión, pero nunca abandonó su amor por el cine. Dedicó todo su talento e inteligencia a observarlo, a analizarlo y a tratar de provocar en nosotros el mismo entusiasmo que él sentía. Muchos compañeros han recordado estos días la enorme huella que les ha dejado su muy particular manera de mirar las películas.
Nació en Madrid el 8 de julio de 1957. Cursó estudios de medicina, con especialidad en psiquiatría, pero como le gustaba recordar citando Arrebato, no era a él a quien le gustaba el cine, sino al cine a quien le gustaba él. Tras conseguir sorprender en varios festivales de cine con su ópera prima como director, el cortometraje Negro cotidiano (1979), comenzó a dedicarse profesionalmente a la crítica y al análisis cinematográfico. Durante los ochenta ejerció como guionista de programas de televisión especializados como el mítico Fila 7 de Televisión Española (1982-1985), gracias al cual tuvo la oportunidad de entrevistar a grandes personalidades del mundo del cine clásico y de autor. También dirigió La esencia (1982), adaptación de un cuento de Roald Dahl donde la comedia se mezclaba con lo insólito, y a partir de la segunda mitad de la década se dedicó a hacer crítica de estrenos en este mismo periódico.
Partearroyo fue investigador y ensayista cinematográfico, publicó trabajos monográficos dedicados a John Sayles (1994), Gregory La Cava (1995) y Tod Browning (1996), e infinidad de entrevistas en las revistas Casablanca y Opus Cero. Fue asesor del festival de San Sebastián durante los años 1994 y 1995, tiempo en que la dirección corrió a cargo de Manuel Pérez Estremera, y participó en la selección de filmes para la sección oficial.
Pero sobre todo dedicó lo mejor de su talento a la divulgación cinematográfica trabajando para Canal +. En su etapa en esta cadena, a partir de la década de los noventa y hasta el año 2006, ideó Código cine (2004-2005) y coescribió, dentro del formato La noche de…, una serie de especiales que acompañaban la programación cinematográfica que la cadena reservaba para su horario prime time. Todos estos especiales son piezas de enorme valor para conocer y disfrutar de los grandes maestros del cine. Entre ellos se podrían destacar Polanski y los ojos del mal, Independiente de qué, Nuevo cine español, Coppola: un hombre y sus sueños, Ripstein: paseo por el humor y la muerte, Woody Allen: la vida y nada más o Luces de Cabaret. Su último especial, tal vez su mejor trabajo, se lo dedicó a la comedia, género que consideraba el gran misterio del cine. Lo tituló utilizando la frase que decoraba el despacho de Billy Wilder: ¿Cómo lo haría Lubitsch? Sus compañeros y amigos han contado estos días que todavía en los pasillos de Canal +, ante una decisión importante, suelen preguntarse: “¿Cómo lo haría Tony?”.
Siempre quiso vivir a su manera y mucha gente le había perdido la pista estos últimos tiempos, pero ha sido emocionante sentir que a pesar de los años había dejado un recuerdo imborrable en tanta gente con la que trabajó e hizo amistad a lo largo de su carrera. Es un orgullo llevar su apellido y recordarlo siempre como si fuera el personaje de Eusebio Poncela, leyendo imágenes, buscando la esencia definitiva del cinematógrafo.
Manuela Partearroyo es librera y ensayista, autora de ‘Luces de Varietés’ (Ediciones La Uña Rota, 2020). Escribe de manera periódica sobre literatura y cine en ‘Vogue’, ‘Cinemanía’ y ‘Makma’.
Babelia
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