‘Alcarràs’, de Carla Simón, gana el Oso de Oro de la Berlinale 2022
La cineasta catalana es la primera directora española en vencer en uno de los cuatro grandes festivales. “Este premio sirve para que quienes vienen detrás ni duden de que pueden hacer cine”, explica tras el triunfo
Alcarràs, de Carla Simón, ha ganado el Oso de Oro de Berlín 2022. La cineasta de 35 años es la primera directora española en ganar un festival de los grandes y, como su debut, Verano 1993, lo hace con una película pegada a su familia y a la tierra. M. Night Shyamalan, presidente del jurado, habló de la maravilla de combinación de actores amateurs de varias generaciones y su mezcla con una cámara pegada a la tierra. En el escenario, Simón homenajeó la lucha de su familia y de otros agricultores por mantenerse fieles a esa tierra y a ese cultivo que todavía hacen con mimo y cariño, por esa brega constante por llevar los melocotones a los platos de la gente. Y recordó la dificultad de realizar una película coral y marcada por los tiempos de la cosecha en tiempos de pandemia. Simón ha hecho Historia con mayúscula con una película centrada en las historias de la gente. Al Olimpo cinéfilo llega aupada por los agricultores del Segriá.
La carrera de Carla Simón arrancó justo en este certamen, en febrero de 2017, cuando Verano 1993 ganó el premio a la mejor ópera prima de todas las secciones, tras llevarse también el de mejor largo de la sección en la que participaba, Generation Kplus. Con Alcarràs, que se estrenará en salas españolas en primavera, la cineasta ha seguido explorando su propia historia y la de su familia, en esta ocasión la materna, dedicada al cultivo de frutales de manera artesanal, un negocio que vive sus últimos días por la caída de precios. “Sentía un deseo muy fuerte de retratar un mundo que se acaba, el que vive de recolectar melocotones y paraguayos”, contaba en Berlín. Ha sido fiel incluso al catalán tan especial que se habla en esa comarca, el que se oye en una película a la que ha dedicado seis años de pelea.
El título se refiere a la ciudad en la que residen sus primos y sus tíos (el filme también es un homenaje a su abuelo fallecido): Alcarràs, localidad de 9.000 habitantes al oeste de Lleida, en la comarca del Segriá, que vive principalmente del cultivo de frutales. “Vistos los tiempos actuales, los agricultores están convenciendo a sus hijos de que no sigan con la fruta, porque se la compran a un precio inferior a su coste. Por mucha pasión juvenil que haya, se ve claro su final”, decía la cineasta. Sobre el momento en que ha empezado a oír el razonamiento que ha leído Shyamalan para justificar el Oso de Oro, Simón aseguraba: “He cogido de la mano a María [Zamora, su productora] y me he ido emocionando hasta que han dicho Alcarràs. Mi nombre ni lo he escuchado”.
Con el Oso de Oro, Simón confiesa que, sobrepasada por la emoción, aún no había llorado. “Según iba pasando la lectura de premios María y yo hemos ido alterándonos”, cuenta la primera española que ha ganado uno de los cuatro festivales grandes (San Sebastián, Berlín, Cannes y Venecia). Es más, cuando Mario Camus ganó con La colmena la Berlinale en 1983, Simón todavía no había nacido. “No soy consciente de haber hecho historia”, reflexiona nerviosa. “Es muy loco. Bueno, la peli gusta aunque aún no sé por qué. En el escenario he pensado en mis tíos, porque cuando les planteé la película me respondieron: ‘¿Tú crees que esto le parecerá interesante a alguien?’. Sin ellos yo no hubiera podido hacer Alcarràs”.
En los últimos dos años, las directoras han sido las ganadoras en San Sebastián (2020 y 2021), Venecia (2020 y 2021), los Oscar de 2021, Cannes de 2021 y ahora la Berlinale. ¿Siente que cambian las cosas para las cineastas? “Sí, es bonito. Las cifras no son aún buenas, aunque estamos en el mapa, y nuestras historias interesan. Eso sirve a que las que vayan detrás, ya no duden de que pueden hacer cine”. La película se cimienta en la esperanza, la identidad, la tierra y la memoria; Simón espera que el público, cuando se estrene, “se quede con la tierra, con la gente”.
La cámara de Simón va pasando de un punto de vista a otro, de personaje a personaje, de manera orgánica para que el espectador entienda a todos los integrantes de una familia ficticia, que ve cómo ha perdido sus frutales —que serán sustituidos por placas fotovoltaicas— porque no tenía por escrito el acuerdo de uso con los dueños. Y lo fascinante es que los protagonistas están encarnados por gente de la comarca, que no son actores ni se conocían entre sí. “Hicimos un proceso de selección entre casi 9.000 personas. Íbamos por las fiestas mayores de pueblo en pueblo buscando quién podía encarnar cada personaje durante un año, antes de la pandemia”, recordaba Simón. La crisis sanitaria detuvo el rodaje. “Una vez elegidos, en la pospandemia, los junté a ensayar por parejas y distintas posibilidades: un día el abuelo y la nieta, otro los cuñados, otro los tres hermanos... E improvisamos situaciones familiares posibles para que crearan los lazos”. Alcarràs solo se podía filmar en los meses de estío, cuando se recogen los melocotones y los paraguayos, y por eso el equipo tuvo que esperar hasta verano de 2021 para realizar la película.
Los otros ganadores
El Oso de Plata Gran Premio del Jurado lo ganó Novelist’s Film, del surcoreano Hong Sangsoo, habitual del circuito festivalero con sus pequeñas películas en blanco y negro casi casuales, que hablan de la vida y del amor. De los seis principales premios, ha sido el único obtenido por un hombre. El premio del jurado fue para Manto de gemas, de la boliviano-mexicana Natalia López Gallardo. Ha debutado a lo grande con un drama sobre la violencia enquistada en México que dirige, escribe y monta. También es cierto que la cineasta tiene a sus espaldas una larga carrera como montadora del cine de Amat Escalante, Lisandro Alonso y su marido, Carlos Reygadas.
El Oso de Plata a la mejor dirección fue para la francesa Claire Denis, por su Avec amour et acharnement, que por desgracia no es su mejor película. En ella, Juliette Binoche interpreta a una mujer casi perfecta, locutora de radio con programa comprometido en lo social, fiel amante y compañera, que sostiene económicamente a su pareja (Vincent Lindon), pero que entra en una espiral de destrucción emocional y se lanza a los dobles juegos en cuanto aparece su ex (Grégoire Colin), que era además el mejor amigo de su marido.
La Berlinale entrega dos premios de interpretación sin distinción de género. El jurado que presidía Shyamalan, y en el que estaban, entre otros, el productor francés Saïd Ben Saïd, el director japonés —y hombre del momento— Ryûsuke Hamaguchi o la actriz danesa Connie Nielsen, decidió elegir para la mejor actuación protagonista a Meltem Kaplan, que en Rabiye Kurnoz vs. George W. Bush da vida a una madre turca instalada en Alemania que lucha por sacar a su hijo de Guantánamo, donde estuvo años injustamente encarcelado. El libreto, que ilustra un caso real, también se llevó el Oso de Plata al mejor guion para su autora, Laila Stieler. Por desgracia, está rodado con hechuras gruesas de telefilme. En la interpretación secundaria ganó la indonesia Laura Basuki, que encarna a una carnicera y amante del marido de la protagonista de Nana, una película definible como una Deseando amar para principiantes.
El camboyano Rithy Pahn, especializado en su cine en pos de la memoria histórica, logró el Oso de Plata a la contribución artística destacada por Everything Will Be Ok, una película inspirada en Rebelión en la granja y con un feo detalle final antivacunas, y que está muy lejos de sus mejores trabajos, como La imagen menguante.
Ambiente frío
Ha sido una Berlinale fría. No tanto por el tiempo, que al final ha mostrado una cara amable, sin lluvia y con 1 o 2 grados de temperatura al mediodía, lo que parecería una primavera germana, como con los test diarios de antígenos, obligados para todo el que entrara en un recinto del certamen: desde trabajadores de la cita a cineastas pasando por periodistas o integrantes de la industria cinematográfica. Al no haberse celebrado el Mercado de Cine Europeo de manera presencial ―se ha desarrollado en línea— había mucho menos ambiente en los restaurantes, bares y calles adyacentes al Berlinale Palast. Las salas de cine tenían su capacidad reducida a la mitad, lo que tampoco ayudaba a las pasiones fílmicas ni a aplausos o abucheos ante la pantalla.
Finalmente, la sección oficial, que en la Berlinale se llama Competition, ha sido bastante desilusionante, algo que ha sorprendido porque el año pasado, que el certamen se celebró a través de internet, hubo un muy buen nivel (y muchas películas decidieron no aceptar ese formato a la espera de otros eventos presenciales).
La Berlinale se celebra desde 1951. En su primera edición se entregaron cinco Osos de Oro, entre 1952 y 1955 el ganador lo eligió el público, y desde 1956 es un jurado internacional quien decide el palmarés. España tiene un récord único: en 1978 el jurado presidido por Patricia Highsmith decidió que las películas españolas eran tan buenas que el Oso de Oro fue para toda la delegación, que la componían Las truchas, de José Luis García Sánchez; Las palabras de Max, de Emilio Martínez Lázaro, y el cortometraje Ascensor, de Tomás Muñoz. Anteriormente, ya había habido un ganador español: en 1960 el Oso de Oro recayó en El lazarillo de Tormes, de César Fernández Ardavín. Posteriormente, ha habido otros dos cineastas españoles triunfadores en la Berlinale: Carlos Saura ganó el Oso de Oro con Deprisa, deprisa, en 1981; y Mario Camus con La colmena, en 1983. En 2009, la peruana Claudia Llosa lo ganó con La teta asustada, película con producción mayoritaria española que llegó incluso a los Oscar. Siempre ha sido un festival abierto al cine latinoamericano, además muy premiado.
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