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La dimisión de Jiménez-Blanco se debe a la falta de sintonía con la nueva cúpula del Ministerio de Cultura

La renuncia de la directora de Bellas Artes disparó las especulaciones sobre su negativa a la cesión temporal de la Dama de Elche, pero en una reunión en junio no mostró ninguna oposición

La Dama de Elche, expuesta en el Museo Arqueológico Nacional tras la remodelación del centro.
La Dama de Elche, expuesta en el Museo Arqueológico Nacional tras la remodelación del centro.Samuel Sánchez

La dimisión de Dolores Jiménez-Blanco (Granada, 61 años) como directora general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, el martes por la noche, ha desatado en las últimas horas una espiral de reacciones e interpretaciones sobre sus motivos, ante el silencio de la historiadora del arte. La explicación extendida entre algunos medios apuntaba a que no quería prestarse al posible traslado de la Dama de Elche a la ciudad alicantina donde fue hallada, ni al de otras piezas icónicas del Museo Arqueológico Nacional, radicado en Madrid, como los Bous (toros) de Costitx, encontrados en Mallorca; o la Dama de Baza, a su localidad granadina de origen.

Sin embargo, fuentes conocedoras de la situación de Jiménez-Blanco aseguran que su marcha se debe, sobre todo, a la falta de sintonía con el actual equipo del Ministerio de Cultura, dirigido por Miquel Iceta, como se evidenció en la reunión de la pasada semana en Menorca del Consejo de Patrimonio Histórico. Jiménez-Blanco fue nombrada directora general el pasado año por el anterior ministro socialista, José Manuel Rodríguez Uribes.

Fuentes de Cultura insisten en que su salida no se debe a discrepancias con el nuevo equipo, sino a su deseo de volver a la Universidad Complutense de Madrid. No obstante, la historiadora, de contrastado currículo académico y sin bagaje político, no tiene la misma coincidencia con el nuevo gabinete que con el anterior. En la reunión de Menorca, organizada por el Ministerio de Cultura con la participación de representantes de todas las comunidades autónomas, ya se comprobó ese distanciamiento entre la directora general y el resto de responsables ministeriales, según fuentes del encuentro.

María Dolores Jiménez-Blanco, directora de Bellas Artes, en su despacho del Ministerio de Cultura.
María Dolores Jiménez-Blanco, directora de Bellas Artes, en su despacho del Ministerio de Cultura.Claudio Alvarez

La propuesta de reforma de la ley de patrimonio de 1985 que presentó Uribes en junio de 2021 ya había creado algunas tensiones. La actualización pretendía, entre otras cuestiones, “prevenir, combatir y sancionar con mayor eficacia las prácticas de expolio”, la adaptación a una decena de tratados de la Unesco y otros organismos y garantizar que la norma estatal se imponga sobre ciertos criterios autonómicos. Esto último provocó malestar en algunos Gobiernos de comunidades autónomas, que veían cómo perdían poder sobre el patrimonio de sus regiones, con figuras como una nueva categoría de bien de interés mundial que se aplicaría “a los monumentos y conjuntos declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco”. Es decir, se buscaba una doble protección para obras como la catedral de Burgos, cuya reforma de las puertas a cargo del artista Antonio López ha suscitado dudas por parte de la Unesco. La última palabra ya no dependería de la Comisión General de Patrimonio, en este caso de Castilla y León, como comunidad autónoma, sino que será compartida con el Estado.

Las peticiones de traslado de piezas, por otro lado, se repiten desde hace décadas, sobre todo en coincidencia con alguna efeméride relevante. El Ayuntamiento de Elche ha solicitado la joya ibérica de los siglos V y entre IV a. C. para exhibirla a finales de 2022, arropada por una amplia muestra de arte íbero, con motivo del 125º aniversario de su descubrimiento en el yacimiento arqueológico de l’Alcúdia. La propia Jiménez-Blanco se reunió en junio, junto a Rodríguez Uribes, con dirigentes autonómicos y locales para abordar la cuestión. Se acordó continuar con los estudios sobre la posibilidad de ceder la escultura, siempre temporal, al museo ilicitano, que debe habilitar y mejorar sus actuales condiciones. Y la entonces directora general no se pronunció en contra ni puso reparos, según fuentes conocedoras de aquella reunión. El ambiente fue de cooperación entre las Administraciones, añaden.

La Dama de Baza, en el Museo Arqueológico Nacional.
La Dama de Baza, en el Museo Arqueológico Nacional. Cristina Arias (Cover/Getty Images)

El alcalde ilicitano, el socialista Carlos González, ha dicho este miércoles que desconoce los motivos de la dimisión y se ha reafirmado en que la cesión de la escultura es un objetivo “absolutamente irrenunciable” desde un punto de vista sentimental y económico, si bien ha admitido que la posición “mayoritaria” entre los técnicos “no es proclive” al traslado del busto que representa una diosa, una novia enjoyada o una mujer aristocrática, según los expertos. “Ya fue una decisión controvertida en 2006 [cuando fue trasladada temporalmente por las obras de reforma del Arqueológico], pero no hubo ningún problema y sí muchos beneficios para la ciudad de 230.000 habitantes, al recibir 400.00 visitantes, el 80% de fuera”, ha añadido.

La Dama de Elche fue vendida el mismo agosto de 1897 en que se encontró por casualidad al Museo del Louvre de París por 4.000 francos. Una operación de intercambio de obras en 1941 entre los gobiernos español y francés la devolvió a España, exponiéndose primero en el Museo del Prado. Hoy día, su traslado es viable, según Carmen Aranegui, gran experta en arte ibérico y autora del libro La Dama de Elche (Marcial Pons, 2018). “El problema que pudiera haber y su garantía es salvable, hay medios para ello, como ocurre con piezas que se prestan desde países lejanos”. Catedrática emérita de la Universitat de València, Aranegui considera que “el problema es político”. Ahora bien, para la cesión “habría que incluir al conjunto de Administraciones, no querer monopolizar la petición y evitar el enfrentamiento”, concluye.

Sin plan de traslados

Fuentes de Cultura aseguran que no hay ningún plan de trasladar piezas de los museos nacionales a otros regionales. No obstante, la delegada del área de Cultura en el Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy, ha acusado a Iceta, de “pretender federalizar la cultura” tras la dimisión de Jiménez-Blanco con “decisiones como trasladar joyas arqueológicas depositadas en el Museo Arqueológico Nacional, como la Dama de Elche o la Ley Flavia Malacitana por la petición de algunas comunidades autónomas”, señaló.

Precisamente, la cesión temporal a Málaga de las cinco tablas romanas del siglo I que recogen los estatutos jurídicos que establecen el paso de Malaca de ciudad federada a municipio de derecho ha sido solicitada en varias ocasiones. El Gobierno de Mariano Rajoy, del PP, lo rechazó en 2018. También la cesión de la Dama de Baza se ha pedido con frecuencia desde el Ayuntamiento, la Diputación de Granada e incluso la Junta de Andalucía. Este año, con más fuerza debido al 50º aniversario del hallazgo de esta escultura del siglo IV a. C. que representa a una noble íbera. Siempre se ha denegado la petición por el riesgo de dañar la obra en el traslado y su estancia en su localidad de origen.

Por último, también este miércoles, el Gobierno de Baleares, dirigido por el PSOE y Podem, ha reclamado al Arqueológico Nacional, los Bous de Costitx, tres piezas de bronce de la cultura talayótica, datadas en torno a los siglos V y III a. C., al considerar que se trata de “un símbolo de identidad” del archipiélago. Una petición que ya realizaron al principio de la legislatura, según fuentes de la Consejería de Fondos Europeos, Universidad y Cultura, del Gobierno balear.

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